Cuando Disney se hizo con los derechos de la franquicia Star Wars en 2012, también adquirió Lucasfilm y su división de juegos, LucasArts. El estudio había sido responsable de algunas de las obras cumbre del género de las aventuras gráficas a principios de los 90, pero desde el declive de las mismas no había sido capaz de destacar en una industria cada vez más competitiva. Por ello, Disney decidió cesar sus funciones de desarrollo para que se limitara a gestionar sus valiosas licencias. Electronic Arts se hizo con el premio de la exclusividad para desarrollar juegos de Star Wars, y Jedi Fallen Order es el primero fuera de la saga Battlefront. Respawn, artífices de Apex Legends, son los responsables de un juego que se aleja de los shooters en los que han destacado desde su creación para volcarse en una aventura basada en la exploración de mundos fantásticos y vibrantes combates con espadas láser.
Reconstruyendo la orden
Cal Kestis es un joven jedi que tras la purga de la Orden 66 (del clímax del episodio III) trabaja como operario en el gigantesco desguace para naves estelares de Bracca. Para salvar a un compañero de una caída mortal recurre a la Fuerza, revelando su identidad al Imperio y provocando una persecución de sus fuerzas inquisitoriales. Cere Junda, una antigua jedi con un pasado traumático, le ayuda a escapar y le pone sobre la pista de un arqueólogo obsesionado con descifrar los secretos de una antigua civilización alienígena. Da comienzo así una carrera contra el Imperio por hacerse con los preciados tesoros de los Zeffo, entre los que destaca una lista con los nombres de la próxima generación de iniciados en los caminos de la Fuerza.
Jedi Fallen Order en muchos aspectos es Tomb Raider en el universo creado por George Lucas, con una fuerte influencia de Sekiro (aunque en este juego sí se puede elegir entre diferentes grados de dificultad). Cal se puede mover con una gran libertad por varios mundos, algunos muy importantes en la mitología de la franquicia, mientras ayuda a los rebeldes en sus acometidas contra el Imperio y resuelve puzles en tumbas olvidadas. Sorprende la vastedad de los niveles y lo intrincado de su diseño, unos laberintos interpuestos que serpentean sobre sí mismos, plagados de recovecos secretos a los que Cal puede acercarse con un amplio surtido de movimientos: saltando sobre abismos, corriendo por las paredes, balanceándose con cuerdas o escalando acantilados, entre muchos otros.
Sorprende la vastedad de los niveles y lo intrincado de su diseño, con laberintos plagados de recovecos secretos
El otro gran pilar es el combate con espadas láser. La supervisión de Lucasfilm ha garantizado una atención al detalle enfermiza, y Respawn se ha asegurado de recrear todos los movimientos característicos de los Jedi: desde la manera que tienen de devolver los disparos de los blásters al uso creativo de poderes de la Fuerza. Los soldados de Imperio atacan en grupos, con varias unidades de élite capaces de poner a Cal contra las cuerdas con sus armas de energía. Para salir victorioso resulta fundamental controlar los tiempos, esquivar los envites, hacer los desvíos en el momento adecuado y aprovechar las oportunidades para un contraataque certero. También hace presencia la fauna fantástica y agresiva de estos mundos, mucho más imprevisible que los icónicos Stormtroopers. Caer presa del pánico y tratar de abrirse paso con fuerza bruta suele ser la vía más rápida al fracaso, siendo necesario un componente estratégico para salir adelante.
El lado oscuro
La misión de Cal Kestis de reiniciar la orden de los Jedi es mucho más extensa de lo que podría parecer a simple vista, acercándose fácilmente a la veintena de horas a la mínima que el jugador se detenga a explorar a fondo los escenarios. La naturaleza abierta del diseño y la libertad que el juego otorga para enfrentar sus desafíos también afectan de manera negativa al ritmo de la aventura, que deja pasar mucho tiempo hasta que la historia coge vuelo y se vuelve interesante. En el meollo del relato subyace el conflicto psicológico de personajes que han fracasado estrepitosamente, y su incapacidad para reparar el daño infligido a quienes dependían de ellos. Es un panorama interesante para una franquicia que suele abrazar con demasiada frecuencia planteamientos maniqueos y simplistas a la hora de desarrollar unos códigos morales infantiloides. Pero la narrativa no aprovecha del todo la premisa, olvidando mucho potencial sobre la mesa, quizá para dejar espacio a futuras secuelas.
El juego también acusa una preocupante falta de identidad, basando la gran mayoría de sus ideas en esquemas de otras franquicias y aportando muy poco de su propia cosecha. El resultado es bueno, porque el oficio de los diseñadores de Respawn es innegable, pero no puede escapar esa sensación de pastiche mercadotécnico, en este caso además muy perjudicado por una evidente falta de pulido. La presión de la fecha de lanzamiento y la imposibilidad de retrasarla (por la inminencia del estreno del filme El ascenso de Skywalker, el culmen de la saga) ha hecho que Respawn haya puesto en las tiendas un producto repleto de fallos que interrumpen y frustran la experiencia. Es de esperar que la gran mayoría se vayan solucionando en sucesivas actualizaciones, pero no deja de ser una lástima el deslucido provocado por las prisas.