Detalle de una de sus nuevas pinturas
Güntner Förg (1952-2013) es uno de esos artistas que no se conforman con los dogmas, sino que se escabullen entre los cánones y las categorías. El más americano de la segunda generación de artistas alemanes de posguerra trabajó todas las técnicas artísticas consideradas clásicas, aunque en Verfolgen Malerei (perseguir, continuar la pintura), la exposición que abre la temporada de la Fundación Luis Seoane, la pintura y la fotografía y el personal modo que tenía Förg de entenderlas, se convierten en el principal foco del relato. Más que una exposición al uso, es una inmersión en la compleja relación entre el espacio ilusionista de la pintura y la presencia arquitectónica.Sus cuarenta fotografías, once lienzos, dos plomos y dos libros de artista provenientes de colecciones privadas e instituciones públicas, se presentan como un todo integrado, también con el edificio. Las fotografías de gran formato conviven con lienzos o plomos provocando juegos de conexiones que van más allá de la mera experiencia contemplativa. Ya en 1988, Förg incluyó las ventanas de la sala a las que irónicamente llamó "la quinta pintura" entre los cuadros de la Galleria Pieroni de Roma, integrando el diseño expositivo como parte de la obra. Este guiño en el montaje tiene sentido en la Fundación Seoane, un espacio especialmente rico arquitectónicamente, con amplias ventanas y luz natural, donde el comisario, David Barro, ha sabido moderar y articular este diálogo entre el espacio real y el irreal pictórico.
Vinculado a la Nueva Objetividad de Weimar, un grupo empeñado en la estetización del objeto que nace como reacción a la subjetividad expresionista posterior a la Gran Guerra, Förg emerge como un pintor inconformista que explora el color como acto y como proceso pictórico en sí mismo. Su pintura toma los cielos de Alfred Sisley o del primer Mondrian trasladando sus atmósferas a su pincelada fragmentada. Las manchas, los tachones, el gesto imperfecto crean nuevos paisajes abstractos que solamente persiguen lo superfluo, negando taxativamente las verdades absolutas.
Vista de la exposición
Pero no debemos olvidar que "perseguir la pintura" hace referencia a una búsqueda, un intento de materializar sus obsesiones más allá del óleo y el pincel. La cámara se convirtió en el sustituto perfecto. School of Journalism-Parque Bonaval (2004) es una serie de cuarenta exquisitas fotografías en blanco y negro del edificio de Álvaro Siza en Santiago de Compostela que pocas veces tenemos la ocasión de disfrutar. No se trata de enfocar sino de transmitir una leve tensión, de nuevo más cercana a lo imperfecto. Förg escoge vistas en apariencia intrascendentes, informales, hasta un poco frívolas, que retrata sin trípode, como un impresionista que utiliza el pincel. Su propósito es disolver la objetividad de lo arquitectónico descomponiendo el edificio en imágenes planas, buscando las geometrías ocultas mediante perspectivas escultóricas y estratégicas. Un año después del fallecimiento del artista, la Fundación Seoane nos propone quizás como pequeño homenaje o como una soterrada declaración de intenciones, perseguir la pintura incondicionalmente. Nos invita a valorar la naturaleza de lo superfluo tal vez como parte esencial de lo imprescindible.