Manhattan
Manhattan: uso mixto. Fotografía y otras prácticas artísticas desde 1970 al presente
2 julio, 2010 02:00David Wojnarowicz: Arthur Rimbaud en Nueva York , 1978-79
Seguramente, a los visitantes de esta magna exposición les interesarán mucho menos las sucesivas regulaciones urbanísticas y las transformaciones de la isla de Manhattan, que constituyen su eje argumental, que la panorámica que ofrece de las prácticas artísticas con base fotográfica desarrolladas en Nueva York en los años 70. Son cerca de 400 obras, casi todas fotografías y vídeos -se ha organizado, en paralelo, un programa de cine-, divisibles en al menos dos categorías: imágenes en las que pesa más la documentación gráfica de la realidad urbana e imágenes que pertenecen a proyectos más conceptuales o poéticos, propuestas entonces experimentales con una considerable y duradera influencia. Esta dualidad en el enfoque hace que la muestra pierda contundencia, a lo que contribuye la ampliación del marco cronológico hasta la actualidad.De cualquier forma, es una exposición importante de la que se puede aprender mucho. Con 41 artistas representados, de algunos de ellos se incluyen amplias series que permiten conocer esos trabajos en detalle. La idea inicial de Lynne Cooke, de hecho, era limitar la muestra a los corpus fotográficos sobre Manhattan de Peter Hujar, David Wojnarowicz y Zoe Leonard. Este origen, junto a la participación como co-comisario de Douglas Crimp -él mismo alude en el catálogo a los vínculos arte/vida desde esa perspectiva-, ha determinado que la temática homosexual aflore regularmente a lo largo del recorrido expositivo, que tiene otro gran protagonista: los muelles abandonados en los que, además de una intensa actividad de cruising, se desarrollaron numerosas iniciativas artísticas. Una de las más destacables y la obra más interesante de esta colectiva es Projects: Pier 18, una selección de las 600 fotografías, organizadas en secuencias, de las acciones que llevaron a cabo 27 artistas en ese muelle del West Side. El comisario fue el inquieto artista Willoghby Sharp, que contó con participantes de la talla de Acconci, Graham, Huebler, Dibbets, Matta-Clark, Baldessari, Buren, Oppenheim, Snow... Impresionante. Y frustrante, como en toda la muestra, lo escueto de las cartelas.
Se ha insistido demasiado en algunas series fotográficas que son bastante convencionales, como las de Alvin Baltrop, Bernard Guillot, Thomas Struth... y la figura de Hujar, siendo interesante -muy buenas sus visiones del río Hudson y el recorrido nocturno por la ciudad-, tiene una presencia algo desproporcionada, al igual que Zoe Leonard, sobre todo habiendo visto ya en el Museo Reina Sofía una amplia retrospectiva comisariada también por Cooke. Estas series, y otras como las de los Becher (depósitos de agua), Danny Lyon (edificios demolidos), Moyra Davey (quioscos de prensa), Tom Burr (lavabos públicos), John Miller (clubs), William Gedney y James Welling (en ambos, vistas desde una misma ventana), Sol LeWitt (cambios de luz en una pared) o, en vídeo, Matthew Buckingham (recorrido de Broadway) tienen en común el carácter sistemático, o reiterativo, con el que exploran los temas, en principio arquitectónicos, elegidos.
Pero las más reveladoras son las obras que combinan fotografía o vídeo con acciones o narraciones que van más allá del mero registro. Así, las grabaciones de Charles Simonds construyendo mínimas viviendas, precarias, en esquinas, grietas y muros derruidos; las intensas fotos de Wojnarowicz en el papel de Rimbaud; los poemas de Stefan Brecht sobre fotografías del pavimento de la 8ªAvenida; la más reciente performance nocturna de David Hammons, que convierte el simple acto de caminar dando patadas a un cubo en algo extraordinario; el fascinante Pendulum de James Nares; los Film Stills de Sherman; las hermosas visiones en negativo de Vera Lutter...