Exposiciones

Eduardo Cortils

Paludes

18 mayo, 2006 02:00

Paludes 1010, 2006

Sala Puertas de Castilla. Cervantes, 1. Murcia. Hasta el 26 de mayo

La obra de Eduardo Cortils (Murcia, 1963) ha estado presidida desde sus inicios por una concepción "impura" de la fotografía. Textos, objetos, música, retoques y manipulaciones de la imagen hacen que resulte difícil ceñir al ámbito fotográfico una propuesta de tanta riqueza semántica sino fuera porque su materia prima, el impulso que aparece bajo la superficie, es siempre la imagen. Una imagen que, proveniente de varios ámbitos, deja de lado su valor documental para cargarse de unos significados a medio cambio entre lo íntimo y lo político. En la serie Paludes, que tiene como origen la obra literaria de André Gide, la impureza de lo visual se manifiesta de modo palmario. Utilizando un formato circular que pretende restituir un cosmos imposible, Cortils muestra personajes extrañados ante un paisaje incierto cuya comprensión parece haberles sido negada. ésa es, sin duda, una de las ideas clave de la obra: la intraducibilidad de lo visible. El artista cancela la plenitud visual de la imagen por medio de la veladura, el difuminado o la saturación de lo mostrado, haciéndolo retroceder a un universo opaco, receloso a la mirada del espectador, que debe detenerse y demorarse para ver algo que a primera vista le es negado, una suerte de "mundos de imágenes que habitan en lo minúsculo" (Benjamin). En dichos mundos lo textual aparece como trazo y huella, inscripto en lo visible y, por eso, ilegible. Ante esta evidencia de que algo se oculta al ojo, el espectador se adentra en la obra a la búsqueda de lo que Leibniz llamó "percepciones sutiles". Una búsqueda no siempre satisfecha, pues siempre hay más de lo que nos es dado a ver, de tal suerte que sería posible caracterizar la poética de Cortils como una cierta "decepción de la mirada".