Exposiciones

Jennifer Steinkamp, gráficos animados

6 abril, 2006 02:00

Vista del montaje de Steinkamp en Soledad Lorenzo

Soledad Lorenzo. Orfila, 5. Madrid. Hasta el 4 de mayo. De 13.000 a 56.000 e

Jennifer Steinkamp (Denver, Colorado, 1958) ha participado en la Bienal de Seúl en 2002, en la de Estambul en 2003 y en la de Gwuangju en 2004. Ha expuesto en la Art Gallery of Ontario, Toronto, y prepara una retrospectiva que se inaugurará en el San Jose Museum of Art y viajará a Kansas City y Buffalo. Aparte de sus dos comparecencias en greengrassi, Londres, ésta es su primera individual fuera de América. Tienen obra suya el MUSAC de León, el Museo de Arte Contemporáneo de Los ángeles y el de Miami.

Habría que advertir, antes de nada, que a Jennifer Steinkamp los árboles y las flores le traen sin cuidado. Dice que el rancho de su hermana huele mal y que por eso crea una naturaleza falsa. Estas obras con motivos vegetales son, de hecho, consideradas como arte abstracto por la autora, que hasta hace cuatro años había trabajado siempre con la proyección de diseños dinámicos que podríamos calificar de "psicodélicos". Sus primeros estudios fueron de animación de gráficos, y trabajó durante un tiempo como técnico de efectos especiales (a menudo para anuncios de televisión) en Los ángeles y Nueva York. A principios de los noventa se preocupó por completar su formación artística y se intensificó su interés por las instalaciones que alteran la percepción de la arquitectura. Se mueve con gran facilidad en ese terreno por su habilidad técnica, que la cualifica como docente en la UCLA (Universidad de California), donde desde 1997 imparte cursos como "Tiempo y movimiento en el espacio virtual".

A pesar de que ha trabajado mucho y para instituciones de diverso carácter, sólo a partir de esta nueva tipología de obras ha alcanzado una posición en el circuito del arte contemporáneo más exigente. Lehman Maupin en Nueva York y greengrassi en Londres no han hecho mas que recoger los frutos de su "descubrimiento" mundial en la Bienal de Estambul de 2003, comisariada por Dan Cameron. Allí, en las cisternas de Yerebatan, instaló Eye Catching, sus primeros árboles en movimiento (obra adquirida por el MUSAC de León y exhibida en su inauguración). Antes, en 2002, había creado la primera "cortina" de flores, titulada, pásmense (no es irónico), Jimmy Carter, que ha tenido también varias secuelas.

Steinkamp no pretende siquiera ofrecer una apariencia naturalista. Sus colores son ácidos, y el procesamiento digital de las formas naturales de las que parte (un arce en el caso de los árboles, finalmente irreconocible; las flores, al parecer, son siempre sintetizadas), a pesar de su virtuosismo innegable, produce ese acartonamiento y esa uniformidad que son típicos de las animaciones a través del ordenador. Los patrones de oscilación o giro de las plantas son bastante creíbles y el dibujo de la luz coloreada en los lienzos de muro es perfecta. La artista recorta las formas vegetales con precisión y es admirable cómo domina los medios que utiliza. Son obras, por tanto, con gran dignidad técnica, pero ¿en qué se diferencian de un papel pintado dotado de movimiento? A pesar de que es justo valorar sus aportaciones a la interacción entre vídeo digital y espacio real, es cierto que, como la propia artista advierte, no hay una diferencia sustancial entre estas obras y sus anteriores efectos ópticos futuristas, desestabilizadores, a modo de ilustraciones para la música electrónica que tanto le interesa. Los breves comentarios que acompañan a las obras en el catálogo nos dan idea de cuáles son sus bases: una obra está inspirada por una profesora de la infancia, otras por un cuento de los hermanos Grimm, por una película del oeste o por una canción de Donovan. Como excepción a esta reverencia a lo mediático y popular, los árboles "derviches". Y a pesar de esta pobreza de contenidos, la danza de las ramas y de los tallos no deja de ser una hermosura.