Image: Kara Walker

Image: Kara Walker

Arte internacional

Kara Walker

Whitney Museum of American Art. Hasta el 3 de febrero de 2008

11 octubre, 2007 02:00

www.whitney.org

El Museo Whitney presenta el trabajo de Kara Walker, una de las artistas norteamericanas de mayor relevancia internacional.

Segunda escala en la itinerancia de esta gran exposición retrospectiva que, producida por el Walker Art Center de Minneapolis, partió del centro de la ciudad de Minessota y acabará en el Hammer Museum de Los ángeles.
Kara Walker nació en Stockton, California, en 1969 pero pronto se marchó con su familia al estado de Georgia, donde su padre, profesor y también artista, fue destinado. En el Atlanta Collage of Art se licenció en la especialidad de pintura y grabado en 1991 y en 1994 fue Master en la Rhode Island School of Design.

Kara Walker es un buen ejemplo de precocidad. Su primera exposición tuvo lugar en el Drawing Center de Nueva York en 1994 y en 1997, con 27 años, fue seleccionada para la Bienal del Whitney. Ese mismo año, obtuvo la prestigiosa beca de la Fundación John D. y Catherine T. MacArthur, algo que generó mucha controversia en torno a su trabajo. Pero desde entonces, la artista no ha dejado de crecer y es hoy uno de los máximos exponentes del arte realizado en Estados Unidos. Además, es profesora en el Master de la Universidad de Columbia.

En España no hemos tenido la ocasión de ver su obra en profundidad. En la Fundación ICO; este mismo año, pudimos ver una obra suya en la colectiva de animación Fantasmagoría. Y es que la animación es uno de los campos que mejor trabaja la artista, como bien se puede ver en esta muestra neoyorquina.

Arranca la exposición con los primeros trabajos de la artista, realizados a principios de los años 90, que versan sobre el racismo y las cuestiones de género. Afirma Walker el choque que le produjo la llegada a Atlanta, un lugar en el que la raza era un tema candente que provocaba muchas diferencias, muchas más que en su California natal. No en vano, a principios de los años 90, Estados Unidos era el escenario de grandes cambios en cuanto a género y sexo con dos grandes escándalos, en Nueva Cork y en Los ángeles, que coparon las portadas de los periódicos durante días. Pero su producción inicial no se basó directamente en estos dos hechos sino en otros momentos históricos en los que las injusticias sociales estaban igualmente presentes. Y los desarrolló introduciendo una técnica rescatada del siglo XVIII, la incorporación de siluetas recortadas que se adaptaban a los dibujos y cuadros o directamente sobre los muros. Era la suya por entonces una actitud muy cercana a la de los caricaturistas, con un punto satírico muy marcado.

Está presente en la muestra el gran mural An Historical Romance of a Civil War as it Ocurred Between the Dusky Thighs of One Young Negrees and her Heart, una de sus piezas paradigmáticas de mediados de los 90. De 15 metros de longitud, el mural sigue la pauta marcada por la tradición dieciochesca pues está basado en los cicloramas del S.XVIII. El trabajo de Kara Walker tiene un fuerte e inmediato impacto visual pero no se queda sólo ahí. Uno de los principales intereses de la artista es provocar y agitar la conciencia del espectador y demandar respuestas. "Quiero atraer al espectador, hacer que entre en la historia. Quiero que atraiga intelectualmente desde un contexto de belleza", dice. Es consciente la artista de que las temáticas de la raza y la esclavitud son delicadas. En sus trabajos se percibe un alto nivel de ambigöedad que ofrece múltiples alternativas de interpretación. Por ello, el mural Uncle Tom, basado en la novela La Cabaña del tío Tom, muestra un personaje sumiso e inmaduro, mientras que en la novela de Harriet Beecher Store el tío Tom aparece como un esclavo sufridor, modelo de la virtud cristiana. Como en muchos de sus trabajos, Walker presenta reinterpretaciones de historias que creíamos conocer plenamente.