Marlene Dumas
Arte en el mundo
15 diciembre, 2005 01:00Marlene Dumas es una de las pintoras más interesantes de su generación. Tras su participación en la Bienal de Venecia, expone ahora 250 obras en Baden Baden.
La obra de Marlene Dumas es un compuesto de incertidumbre y tensión dramática, de realidad y ficción, de pasado y presente. Esta gran exposición de Baden Baden, que muestra 250 trabajos realizados desde principios de lo setenta y la actualidad (parte de los trabajos llegan directamente de la Bienal de Venecia recién clausurada), es una gran ocasión para comprobar la tremenda altura de esta pintora sudafricana nacida en Kaapstad en 1953 en Sudáfrica y residente en ámsterdam. La muestra presenta óleos, guaches y acuarelas.Esta exposición alemana se titula “Female” y en ella la pintora estudia las posibilidades de representación de la mujer. Pero la suya no es una mera estrategia de observación. Dumas busca lo desconocido, lo que no es visible, y lo hace pintando cosas que no existen en la vida real. Hay un diálogo entre lo familiar y lo insólito, entre lo cercano y lo desconocido. En una famosa sentencia la artista afirmaba que “buscaba el placer de lo familiar, aquello que desconocemos”. Dumas nunca trabaja con modelos vivos sino que parte de fotografías tomadas de periódicos y revistas antiguas. En muchos casos la pintora toma imágenes de personajes conocidos (el cuadro “Stern” de 2004 muestra el cadaver de Ulrike Meinhof, protagonista de un complejo episodio de la historia contemporánea alemana, personaje que también utilizó para una serie de cuadros Gerhard Riichter) y juega a cuestionar la percepción que de ellos tenemos. Su papel es, pues, subvertir esas imágenes de “segunda mano”, imágenes que resultan a todas luces incómodas y que versan sobre temas tan delicados como el apartheid –en la exposición se pueden ver obras como “Self-portrait as a black girl”, en la que Dumas hace referencia explícita a la situación política de su país-, el sexo, el nacimiento y la muerte y, en general, cuestiones de carácter existencial. Muchos de estos trabajos que aquí muestra confirman confirman ese interés por representar la incomodidad de lo íntimo, las connotaciones perversas siempre inherentes a la idea de placer. Un mundo, en definitiva, turbio e inquietante.
Uno de los grandes aciertos de esta muestra es la presentación de cuadernos de trabajos realizados cuando aún era una estudiante, bocetos y apuntes de gran interés que ya dan fe, en una época tan temprana, del temperamento estético de la artista. Ya en esta época de los años setenta, la sudafricana se revelaba como una pintora decididamente turbadora.