Hasta hace muy poco, fotografiarse junto a uno de los cuadros más representativos de Picasso parecía un lujo inalcanzable. El actor Pierce Brosnan o el músico Mick Jagger fueron algunos de los afortunados, que sí pudieron posar junto al Guernica del pintor malagueño en sus visitas privadas al Reina Sofía en 2016 y en junio de 2023, respectivamente.
Sin embargo, desde el pasado 1 de septiembre y por decisión de su director, Manuel Segade, cualquiera que visite el museo podrá tomarse fotografías y selfis con el mural, con la única condición de no utilizar elementos de estabilización ni flash. Esta ha sido una de las primeras decisiones que ha tomado Segade al convertirse recientemente en el nuevo director artístico de la institución, y que no ha estado exenta de polémica.
Actualmente, la sala donde se encuentra el lienzo, restringida a 70 visitantes a la vez, era la única que no permitía fotografías. De ello se encargaban dos vigilantes de seguridad, situados en cada extremo de la obra, que además de custodiarla, se encargaban de emitir continuas regañinas a quienes, no pocos, intentaban robarle un posado al último gran exiliado de la transición española.
La institución asegura que estas medidas de seguridad, incluido el sensor que avisa a los guardias si algún visitante se acerca a menos de dos metros y el control de aforo, se mantendrán. Y, además, consideran que esto podría mejorar la experiencia de la visita y reducir el tiempo que los visitantes dedican a contemplar el cuadro.
Desde que el Guernica regresó a Madrid en 1981 y se expusiera a partir de 1992 en el Reina Sofía, ha estado prohibido realizar fotografías a la pintura; 30 años de prohibición sobre la que se ha especulado mucho. Según el museo de arte contemporáneo, las cámaras de los móviles sin flash no dañan a los cuadros y, realmente, el único motivo por el que no se permitían realizar fotografías en la sala antes era para mejorar la experiencia de los visitantes, reduciendo los atascos y evitando aglomeraciones.
Por ello, en una entrevista para EFE, Segade declaró que "no tiene sentido que el Guernica no tenga la iconicidad que se merece", añadiendo que la gente debería poder hacerse selfis con el cuadro "como ocurre con cualquier otro fenómeno cultural". Asimismo, alegó que "todos los grandes museos del mundo permitien realizar fotografías".
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Y es así, porque los museos parecen haber sucumbido a ellos, a excepción del Museo del Prado, que mantiene su posición anti-selfis. Miguel Falomir, director de la pinacoteca, ha descartado cambiar su política para permitir realizar fotografías a las obras de la pinacoteca porque "puede poner en riesgo" la integridad de estas, especialmente las de las salas "más saturadas", como en las que se encuentran Las meninas de Velázquez o El jardín de las delicias de El Bosco.
"La decisión (de prohibir las fotografías) responde a unos criterios de garantizar la calidad de la visita y no nos anima ningún propósito de vender más", manifestó recientemente en la presentación de la programación del Centro de Estudios al ser cuestionado por la nueva política del Museo Reina Sofía.
Las colas kilométricas en el Museo del Louvre para poder tener un escaso minuto de gloria y una foto más en el móvil con la famosa Mona Lisa de Leonardo da Vinci ya pusieron sobre la mesa el debate sobre la posibilidad de que el resto de obras alrededor no solo se vean eclipsadas, sino también dañadas por la altísima afluencia de visitas.
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Algo que se teme que pueda ocurrir en el caso del Guernica, ya que si la afluencia en la sala 205 del Edificio Sabatini del museo aumenta, sin hacerlo por consecuencia las medidas de control, cabe la posibilidad de que ocurra una situación similar a la del museo parisino.
Por otro lado, Segade aseguró a la agencia de noticias que le gustaría llegar al cien por cien de accesibilidad fotográfica en el museo "sobre todo para ese público joven que también vive filtrado por una pantalla". "Creo que también es importante atender a su forma de acercarse a la realidad", añadió. Desde ese prisma, esta medida puede ser positiva para atraer y rejuvenecer al público habitual de los museos y normaliza una realidad que se hacía de forma oculta o disimulada de todos modos.
No obstante, la decisión de retirar el veto fotográfico al Guernica parece una de las formas del museo de adaptarse a las nuevas dinámicas sociales, y en concreto, a los derroteros tecnológicos por los que se está moviendo el mundo del arte.
Las exposiciones inmersivas, el metaverso y el reclamo de ofrecer al visitante no solo obras de valor artístico, sino también una experiencia, a ser posible, compartible en redes sociales parecen ser algunas de las nuevas prioridades de museos y galerías. Por ello, es necesario encontrar el equilibrio entre el cuidado de la obra y del visitante, intentando que la una no prevalezca ante la otra.
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Segade, que asumió el puesto el pasado junio reemplazando a Manuel Borja–Villel, fue el favorito de los nueve candidatos que se presentaron. Como aseguró él mismo durante su nombramiento: "Mi elección vuelve a demostrar otra vez que, en la cultura contemporánea, lo aparentemente menor o geográficamente periférico constituye una aportación fundamental”.
Con un espíritur trasgresor, con una línea de investigación muy enfocada a lo queer y fiel creyente de que el arte cada vez será más performativo, la decisión de Manuel Segade respecto al Guernica puede ser solo la primera muestra del cambio generacional al que se enfrentará el Museo Reina Sofía.