Los Premios Princesa de Asturias llaman a la serenidad
La lucha por la igualdad, la erradicación del hambre y el duro recuerdo de los atentados de 2015 de París, cuyos juicios está siguiendo Emmanuel Carrère, han marcado los discursos de este año. Todos los premiados han recogido su galardón en una ceremonia en la que el coronavirus ha seguido siendo protagonista
22 octubre, 2021 20:48La 41.ª edición de los Premios Princesa de Asturias se ha celebrado en Oviedo este viernes con la presencia de la Princesa Leonor, que ha acudido desde Gales, ciudad en la que lleva estudiando desde finales de agosto. Estas distinciones contribuyen “a la exaltación y promoción de cuantos valores científicos, culturales y humanísticos son patrimonio universal”. Si bien la gala del año pasado se celebró en el Salón Covadonga del Hotel de la Reconquista de Oviedo —donde se constituyó en 1980 la Fundación Princesa de Asturias—, este año vuelve a su lugar habitual: el Teatro Campoamor de la ciudad.
Cada uno de los premios, que reconocen "la labor científica, técnica, cultural, social y humana realizadas por personas, equipos de trabajo o instituciones en el ámbito internacional", está dotado con una escultura de Joan Miró, 50.000 €, un diploma y una insignia. Aunque los datos de la Covid-19 empiezan a ser bastante positivos, especialmente en Oviedo, ciudad que ofrece unas cifras inferiores a las del resto de España, el aforo del teatro se ha reducido al 60 % para garantizar la distancia de seguridad y la mascarilla se ha establecido como obligatoria. Así, los premiados han ido llegando al Teatro Campoamor y han subido al escenario a recoger el premio en una gala que se ha convertido en la tercera de la princesa Leonor, que se estrenó en ese mismo escenario con 13 años, los mismos que tenía el rey Felipe VI aquel 3 de octubre de 1981.
Tras el inicio formal de la ceremonia, en la que los premiados han sido recibidos con una calurosa la bienvenida, Luis Fernández Vega-Sanz, presidente de la Fundación Princesa de Asturias, ha tomado la palabra para mostrar la alegría de volver a este teatro “que tanto significado ha tenido y que simboliza que estamos consiguiendo superar los muchos obstáculos que ha puesto la pandemia”. Si bien es cierto que esta ha marcado el último año y medio, el presidente ha querido hacer hincapié en que “no detendrá el deseo de conocer e investigar”.
Emmanuel Carrère y los atentados de París
El escritor francés Emmanuel Carrère, que ha recibido el Premio Princesa de Asturias de las Letras, ha querido narrar cómo le está afectando su asistencia a los juicios de los atentados de París del año 2015. Pero antes ha recordado que en las estanterías de su biblioteca pueblan grandes escritores en lengua castellana como Cervantes, “un abuelo más joven que todos los jóvenes”, los irónicos Borges y Bioy Casares, Cortázar, Bolaño, “el hermano mayor con quien todo el mundo sueña”, pero también Enrique Vila-Matas, Javier Cercas, Juan Gabriel Vásquez y, su "querida" Rosa Montero. Y, por supuesto, no ha olvidado a su editorial española, Anagrama, a la que ha agradecido que hayan dado a conocer su obra a los lectores de nuestro país.
Su discurso, sin embargo, se ha centrado en lo duro que está resultando asistir al juicio por los atentados cometidos en París el 13 de noviembre de 2015 en las terrazas y en la sala de conciertos del teatro Bataclan. Para el escritor, este juicio, que empezó el pasado 8 de septiembre, “aspira a desplegar desde todos los ángulos, desde el punto de vista de todos los actores, remontándose lo más lejos posible en la genealogía de los acontecimientos, todo lo que aconteció durante aquellas horas terribles”. Carrère decidió seguirlo de principio a fin, todos los días y, por esa misma razón, se sincera y confiesa que “por grande que sea el honor de estar aquí esta noche, una parte de mí permanece de alguna manera en ese tribunal”.
Durante los testimonios le ha llamado la atención la humanidad de algunos de los supervivientes. “Todos procuraron proteger al hombre o a la mujer amada, pero algunos hicieron algo más: arriesgar la vida para proteger a desconocidos. Es un misterio que por momentos convierte lo que es abominable en una infinita exaltación”, ha concluido el autor.
Gloria Steinem, defensa por la igualdad
Después del escritor ha sido la activista y feminista Gloria Steinem, que lleva más de 60 años luchando por la igualdad de las mujeres tanto en su país como fuera de él, la que ha subido a la tarima de oradores. En sus primeras palabras ha querido mostrar el asombro de “formar parte del elenco de los galardonados con estos premios, desde Susan Sontag hasta Nelson Mandela, desde Margaret Atwood hasta Doris Lessing. Todos escritores y revolucionarios”. Steinem, Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades, ha recordado que durante la pandemia se ha demostrado que “ninguna frontera nacional o diferencia cultural puede retener por completo un peligro para la salud que sea verdaderamente global”.
La pandemia nos amenazaba a todos independientemente de los recursos económicos y sanitarios y, sin embargo, “crearon diferencias cruciales en la manera en que nos trataron y en cómo fuimos y podíamos ser tratados”. En este sentido, la autora de Mi vida en la carretera ha querido manifestar que “no existen los inmigrantes, todos somos pasajeros en esta nave espacial terrestre”. Durante el confinamiento, ha continuado, muchos hombres empezaron a conocer a sus propios hijos y a descubrir lo que implicaba el cuidado de los niños a tiempo completo. Pero también ha dejado cifras negativas como las que nos muestran que “la violencia doméstica contra las mujeres aumentó y esta fue una trágica lección”.
Por otro lado, ha recordado que el racismo siempre ha estado presente en América del Norte y ha querido homenajear a todos aquellos que contribuyeron “a convertir el Black Lives Matter en un movimiento mayoritario y pacífico”. Sin embargo, Steinem ha terminado con una observación positiva y es que aprecia que, por fin, volvemos a reír. Para la escritora “la risa es la única emoción libre, la única que no se puede imponer. Al dar valor a libertades como la risa espontánea, preservamos la libertad para siempre”.
Mesas más largas
“¡Quién me iba a decir en 1995 cuando oí las palabras “no vas a volver a andar” que el camino que iba a recorrer con mi silla me iba a llevar hasta aquí!”, ha empezado Teresa Perales, distinguida con el Premio Princesa de Asturias de los Deportes. Desde entonces, la deportista ha ganado 27 medallas olímpicas y ha querido aprovechar la oportunidad y este altavoz “para decir a los niños y a los no tan niños que no hay que esperar a que alguien nos diga lo que va a pasar o lo que debemos hacer. Hay que pensarlo o soñarlo. Decidir tú lo que quieres e ir a por ello. Con decisión”.
Después de Perales ha sido el turno del chef José Andrés, Premio Princesa de Asturias de la Concordia. Andrés ha puesto una pequeña nota cómica a la gala bromeando con que su intervención sería más fácil “con un culín de sidra”. El chef ha hablado en nombre de World Central Kitchen, la ONG con la que ha actuado en varias catástrofes naturales “proporcionando más de 60 millones de comidas”. El cocinero también ha hecho hincapié en que se siente “como un inmigrante del mundo. Los inmigrantes entendemos que el mundo necesita mesas más largas, en las que la comida pueda servir para unirnos y no muros más altos que nos mantengan separados”.
Serenidad y sosiego
Tras la recogida de los diplomas y la lectura de los discursos la gala ha continuado con las palabras de la princesa Leonor, que por tercer año ha querido felicitar a todos los premiados. “Conoceros es algo que me ha motivado aún más en mi tarea de formarme y estudiar, proyectáis sobre nosotros, sobre los más jóvenes, la certeza de que también tenemos mucho que aportar, que podemos ser importantes y mostrarnos responsables para tratar de pensar en un futuro más sostenible, más justo, mejor para todos”, ha incidido.
Acto seguido, ha sido el rey Felipe VI quien ha tomado la palabra en un largo discurso que ha servido de cierre. Sus primeras palabras han recordado la gala del año pasado, un momento en el que España vivía "sometida a una presión y una tensión extremas. Pero también fuimos testigos de compromisos colectivos llenos de emoción y esperanza”.
Este año, a pesar de estar superando la pandemia, España vive un nuevo drama del que no se ha querido olvidar. “Hoy, -ha comentado- nuestras miradas se dirigen a la isla canaria de La Palma. Me gustaría tener un recuerdo muy especial para los que allí viven, que sufren desde hace un mes la tremenda erupción volcánica, y que han visto golpeadas sus vidas de una manera tan dramática y con tanta impotencia como tristeza”. El rey Felipe VI les ha transmitido su solidaridad y “el mayor ánimo para afrontar esta situación. Nos han pedido que no les olvidemos y, junto a todos los españoles, así será; no les olvidaremos”.
Tras las palabras dedicadas a cada uno de los premiados el rey Felipe VI ha vuelto sobre la situación mundial. “Hemos vivido en unas circunstancias que, hasta hace poco tiempo, eran desconocidas para todos. Los cambios que están afectando al mundo transforman las sociedades, provocan desequilibrios y generan tensiones. Compartimos los mismos riesgos y desafíos y dependemos cada vez más los unos de los otros”. En este escenario, ha continuado, “no cabe aislarse ni caminar en solitario. Rendirse no es una opción, desfallecer o conformarse no es una alternativa. Es preciso seguir adelante”.
Si bien es cierto que vivimos momentos decisivos para nuestro futuro, Felipe VI ha querido recordar que “necesitamos la serenidad y el sosiego que den firmeza a nuestros pasos. Sí, es la esperanza la que nos mueve. Porque en estas horas de serenidad que suponen nuestros premios, queremos reconocer y ensalzar todo aquello que nos ayuda, nos consuela, nos reconforta y nos da fuerza para seguir adelante”.