A Dora García (Valladolid, 1965) la noticia del Premio Nacional de Artes Plásticas le ha sorprendido en el aeropuerto, a punto de tomar un avión a Oslo. "Doy clases en la Academia de Bellas Artes desde 2014 -respondía a El Cultural a punto de despegar- y ahora con la pandemia, como viajo menos, paso mucho tiempo allí". El galardón no le ha cogido por sorpresa: "Preparé la candidatura junto a Mónica Laiseca, a la que agradezco mucho que me presentara, aunque nunca, nunca, pensé que nos lo darían".
De su trabajo, el jurado ha reconocido "su manera integral de concebir los espacios para crear performances en las que resulta clave la interacción con los públicos, así como su versatilidad en la utilización de soportes y su capacidad para favorecer la reflexión ética relacionando conceptos y emociones”. En esta relación con el público su paso por el Pabellón de España en la Bienal de Venecia de 2011 con Lo inadecuado supuso un punto de inflexión, una performance sin principio ni fin en la que un personaje iba mecanografiando a tiempo real, y proyectándolo en una pantalla, todo lo que sucedía en el espacio. Esta experiencia marcó lo que vino después, "la importancia de la presentación en directo, la acción, la interacción, la evolución, cambian según van siendo vistas por el público".
"Quizá la performance sea algo más difícil de absorber por el mercado, pero ya hay muchos coleccionistas, privados incluso"
Los trabajos del último año de Dora García en el contexto de la pandemia, han profundizado en las "relaciones entre política y amor y las formas de solidaridad entre minorías", como también ha destacado el jurado. Un tema, ilustra la artista, en el que ahonda en su película Si pudiera desear algo, donde, partiendo de la canción del mismo título escrita en 1930 por el compositor alemán Friedrich Holländer trata de expresar "un concepto muy complejo que tiene que ver con la decepción que las mujeres arrastramos desde hace mucho tiempo, por promesas incumplidas, retrasadas" y que trae al presente a través de las marchas y manifestaciones feministas en la Ciudad de México de estos últimos años. También con exposiciones como If I Could Wish For Something en Fotogalleriet Oslo y Netwerk Aalst, en Bélgica.
La artista trabaja sobre todo en el campo de la performance, el vídeo, el dibujo y el texto. Su obra a menudo aborda la relación entre comunidad e individualidad en la sociedad contemporánea e investiga posiciones marginales, rindiendo homenaje a personajes excéntricos y antihéroes. Estas figuras marginales protagonizan proyectos como The Deviant Majority [La mayoría marginada, 2010], The Joycean Society [La sociedad joyceana, 2013] o Segunda Vez, un recorrido abierto por muchos de sus trabajos anteriores que pudo verse en el Museo Nacional Reina Sofía en el 2018.
Las artes vivas en los Premios Nacionales
Repasando los premiados de los últimos años, son varios los artistas que se acercan al arte de acción -Concha Jerez, Juan Hidalgo-, algo que a Dora García no le sorprende: "La performance es desde hace años algo muy común en las instituciones de arte visual, aunque sigue siendo difícil acomodar cuerpos vivos -y trabajadores - al espacio del museo. Es en eso en lo que hay que trabajar y progresar". También hay trabajo por hacer en el campo del mercado del arte: "Quizá sea algo más difícil de absorber por el mercado que otros medios, pero ya hay muchos coleccionistas de performance, privados incluso. En mi caso Béatrice Josse y su FRAC Lorraine han sido fundamentales. Me han ayudado a situar la performance en colecciones institucionales".
“La película 'Si pudiera desear algo' habla de la decepción que las mujeres arrastramos desde hace mucho tiempo”
Como editora, ha producido numerosas publicaciones, entre las que se encuentran Love with Obstacles (K.Verlag, 2020), On Reconciliation (K.Verlag, 2018), y Segunda Vez (Torpedo Books, 2018). Trabaja ahora en un extenso proyecto de investigación titulado Amor Rojo, sobre el legado de la marxista feminista Alexandra Kollontai (2018-2022). A caballo entre Barcelona y Oslo, tras dos décadas residiendo en Bruselas, es también profesora e investigadora. Antes de dar clases en la Academia Nacional de las Artes en Oslo, fue miembro de la facultad del Programa de Estudios Independientes del MACBA en Barcelona (2015-2020) y profesora invitada en numerosas instituciones educativas, como ENSBA en Lyon, la HEAD en Ginebra, y Le Fresnoy en Francia. Entre 2012 y 2018 fue co-directora (con M. Villeneuve and A. Baudelot) de Les Laboratoires d'Aubervilliers, en París.
Entre sus exposiciones más destacadas, Segunda vez, en el Museo Reina Sofía (2018) ocupa un lugar muy destacado. Reunía obras desde finales de los 90 en un completo y vivo recorrido que daba buena cuenta de su trabajo. También la veíamos hace un año su galería de Madrid, Juana de Aizpuru, una de sus defensoras más firmes, con la propuesta Futurama. Ha participado en numerosas exposiciones dentro y fuera de nuestro país como Münster Sculpture Projects (2007), la Bienal de Venecia (2011, 2013, 2015) -su propuesta en el Pabellón de España es de las mejores que se recuerdan-, la Bienal de Sídney (2008), CGAC (2009), la Bienal de São Paulo (2010), dOCUMENTA 13 de Kassel (2012), la Bienal de Gwangju (2016) o osloBiennalen. En el año 2020, su obra se exhibió en Schirn Kunsthalle Frankfurt y Juana de Aizpuru, Madrid. En 2021 ha presentado proyectos en Fotogalleriet Oslo, Netwerk Aalst, Mattatoio en Roma, y el festival Colomboskope en Sri Lanka.
El jurado, presidido por la directora general de Bellas Artes, María Dolores Jiménez-Blanco, y actuando como vicepresidenta, la subdirectora general de Museos Estatales, Mercedes Roldán Sánchez, ha estado formado por José María Yturralde, autor galardonado en la edición de 2020; Pablo Martínez, educador e investigador; Clara Montero, directora cultural de Tabakalera Centro Internacional de Cultura Contemporánea; Mónica Núñez Laiseca, comisaria independiente y productora en ArtLink Central (Reino Unido); Sergio Rubira, comisario de exposiciones y profesor de Historia del Arte de la Universidad Complutense de Madrid; Helga de Alvear, galerista y coleccionista, y Consuelo Sánchez Naranjo, directora del Instituto Nacional de la Administración Pública (INAP).