Interferencias. Dilalica. Trafalgar, 53. Barcelona. De 4.000 a 16.000 €. Hasta el 29 de octubre

Ver a la artista Lúa Coderch (Iquitos, 1982) charlar con una de sus esculturas en Dilalica ha sido uno de los momentos de mayor intimidad que he presenciado en una exposición. Y tratándose de una muestra que habla de cibernética, códigos e ingeniería, no deja de ser sorprendente. Echo, hecha en colaboración con Julia Múgica, Lluís Nacenta e Iván Paz, es un mueble acolchado y con peluca que responde a nuestras preguntas. Amplía su vocabulario en cada escucha, creando respuestas realmente fascinantes. En esta reflexión sobre la comunicación con los otros, humanos o no, participan también Serafín Álvarez (León 1985), siempre próximo a la ciencia ficción y a los videojuegos, con una escultura-meteorito que alberga en su superficie rugosa todo tipo de desechos y una pantalla que funciona como un acuario. Y Karlos Gil (Toledo, 1984) recupera viejos letreros de neón, hoy en desuso, con mensajes que parecen encriptados.

Luz Broto: 'Cuatro paredes', 2021 (Galería Ethall)

Luz Broto. Cuatro Paredes. Galería EtHall. Salvador 24. Hospitalet (Barcelona). Desde 4.500 €. Hasta el 30 de octubre

A estas conversaciones se suma la de Luz Broto (Barcelona, 1982) con la arquitectura. La artista juega siempre con los límites, el interior y el exterior, introduciendo pequeños cambios que modifican nuestra manera de movernos por el espacio, abriendo un vallado en el solar de un museo, marcando con una cuerda el perímetro de una galería o trucando las puertas que comunican las habitaciones de un hostal. En la galería EtHall, una antigua nave industrial en Hospitalet, ha levantado cuatro paredes uniendo los pilares de la sala y ha abierto tres ventanas que normalmente permanecen cerradas. El resultado son 5 espacios, vacíos, solo tres de ellos con puerta de acceso, que nos hacen mirar y escuchar el espacio de otra manera y fijarnos en esos pequeños detalles que normalmente pasan inadvertidos. Le acompañan en esta valiente propuesta (bravo a la galería también) 5 autoras que dan voz a cada una de las estancias con interesantes reflexiones. ¿Es posible habitar un espacio en el que no podemos estar?, lanza Sonia Fernández Pan en una de ellas.

Sheroanawe Hakihiiwe: 'Wakari / Fruto dulce de la selva', 2019 (Galería Ana Mas Projects)

Sheroanawe Hakihiiwe. Watori. Galería Ana Mas Projects. Isaac Peral, 7. Hospitalet (Barcelona). De 2.500 a 4.200 €. Hasta el 30 de octubre

El último de los diálogos es del artista yanomami Sheroanawe Hakihiiwe (Sheroana, Venezuela, 1971) en la galería Ana Mas Projects. Recoge la cosmogonía, los paisajes y las tradiciones de su comunidad en el Alto Orinoco, reproduciendo en delicados dibujos un día a día fuertemente marcado por la naturaleza, desde una hoja de palma, al árbol de la ceiba, la liana en la que se mecen o un maravilloso panal de avispas. Están realizados con papel hecho a mano con caña, morera o fibras que suma a sus trazos texturas asombrosas. Hace tiempo que su obra se mueve por el circuito del arte. Participó en la exposición de Amazonía del CAAC de Sevilla hace unos meses, forma parte del tomo que la publicación Vitamin ha dedicado al dibujo contemporáneo, y próximamente estará en la Bienal de Sydney que comisaría José Roca en 2022.

@LuisaEspino4