Fue muy sorprendente la evolución artística de Haendel, en sus inicios, como es lógico dada su nacionalidad (Halle, Alemania, 1685), músico de severa formación germana, posteriormente, a raíz de su traslado a Italia, partícipe de una tradición dominada por el más puro belcantismo y a partir de 1710, instalado ya en Londres, imbuido de los modos de las masques cultivadas por Purcell y otros congéneres. En todo caso, siempre en él prevalecieron el buen gusto y el servicio a la línea vocal más estricta y depurada. Es curiosa al respecto la opinión de Henry Prunières de que Haendel muestra “poca invención melódica”. Algo así como negar a Bach dotes para el contrapunto.
En poco tiempo se se hizo el amo de los teatros londinenses. Rinaldo (1711), Il pastor fido (1712), Amadigi di Gaula (1715) y la masque-serenata Acis and Galatea (1718) serían algunos de sus primeros éxitos. En 1719 llegaría Radamisto, ópera seria en tres actos, estrenada en el King’s Theatre en una primera versión el 27 de abril y en una segunda el 28 de diciembre de 1719. Inspirada en un episodio de los Anales de Tácito, nos presenta a un tirano concupiscente rodeado de conflictos bien planteados, con elevados grados de emoción. Es famosa el aria del tercer y último acto Deggio dunque, con chelo obbligato coronada por un furioso allegro.
Para dar cuenta de esta formidable ópera, este martes en el Auditorio Nacional se ha reunido un excelente reparto en el Universo barroco del CNDM comandado por el gran contratenor Philippe Jaroussky, y por la estupenda mezzosoprano Marie-Nicole Lemieux (Zenobia). Junto a ellos figuran otras voces de rango: las de las sopranos Emöke Baráth (Polissena) y la tan límpida de la española Alicia Amo (Fraarte), la de la mezzo Anna Bonitatibus, siempre sólida y contundente (Tigrane), la del tenor Zachary Wilder (Tiridate) y la del barítono-bajo Renato Dolcini (Farasmane). El soberbio conjunto de época Il Pomo d’Oro estará dirigido por el especialista Francesco Corti.