En una entrevista concedida en febrero de 2020 con motivo de la exposición que le dedicó la Fundación Mapfre Carlos Pérez Siquier (Almería 1930 - 2021) aseguraba que moriría con “las fotos puestas”. Y cumplió con su palabra. El fotógrafo, miembro fundador del grupo Afal y Premio Nacional de Fotografía en 2003, ha muerto a los 90 años en el Hospital Universitario Torrecárdenas de Almería.
A Pérez Siquier le picó el gusanillo de la fotografía gracias a su padre. Como aficionado tenía un pequeño taller situado en la misma buhardilla de su casa, donde descubrió cómo una imagen aparecía sobre el papel. Más tarde, con 17 años, llegó a su poder un número de Cine-Photo Magazine, una revista francesa en la que pudo ver instantáneas humanistas. Para 1950, cuando sumaba 20 años, culminó sus estudios fotográficos en la Escuela de Arte de Almería. Tan solo cinco años más tarde, en 1955, comenzó a trabajar en el Banco Santander, institución a la que estuvo vinculado durante 30 años.
No tardó mucho en fijar su mirada en La Chanca, un barrio marginal de su ciudad natal, al que ha dedicado toda una serie de fotografías en blanco y negro primero y en color después. Su idea inicial era publicar un fotolibro pero el proyecto no llegó a materializarse. Él mismo dijo que su objetivo era "ensalzar esta gente" y el resultado fue una serie de imágenes que se ha considerado de denuncia. Se interesó por sus vecinos "por su resistencia a aquellos tiempos de escasez donde sus hombres generalmente habían emigrado y se había convertido en una ciudad de mujeres y niños que en su día a día tenían una dignidad que era necesario resaltar", recordaba el fotógrafo. En 1962 Juan Goytisolo escribió una novela sobre ese mismo lugar aunque esta fue prohibida y en España no se publicó hasta 1981 con una de las imágenes de Pérez Siquier ilustrando la portada.
Pérez Siquier fue miembro fundador junto a José María Artero del grupo Afal, revista especializada en fotografía y cine de la que fue redactor jefe entre 1956 y 1963. La independencia de sus planteamientos y la frescura de su tono atrajeron enseguida a fotógrafos de todas partes de España y, de esta manera, la publicación se convirtió en el motor de la renovación de la fotografía española después del periodo de posguerra. Entre sus filas se encontraban grandes nombres de la profesión como Alberto Schommer, Gabriel Cualladó, Joan Colom, Leopoldo Pomés, Oriol Maspons, Xavier Miserachs y Ramón Masats.
Cuando la revista Afal echa el cierre, Pérez Siquier empezó a trabajar como fotógrafo independiente para el Ministerio de Información y Turismo. El almeriense creía que la España de la posguerra se tenía que escribir en blanco y negro pero, al mismo tiempo, pensaba que "un fotógrafo debe ser un testigo del tiempo que le ha tocado vivir y esa España tuvo un cambio visual extraordinario con el desarrollismo". En este momento, el color tuvo una influencia decisiva en su trayectoria y la "llegada del turismo a las playas mediterráneas cambió no solo las costumbres, sino también la forma de mirar". Así, sin abandonar el purismo técnico y conceptual que le caracterizó, el paso al color lo desmarcó del resto de compañeros de generación, hasta el punto de ser considerado por series como La playa uno de los grandes pioneros a nivel internacional.
Esta serie está marcada por el humor y visualmente tienen un toque pop que lo convirtieron en un fotógrafo osado. Incorporó influencias de algunos movimientos de la vanguardia pictórica como la abstracción informalista, aderezadas con una fina ironía sobre la sociedad moderna de consumo. Este fomento del turismo tuvo para Pérez Siquier ciertas interrogaciones éticas, pues fue testigo de "cómo playas y paisajes paradisíacos de mi tierra y de mi país fueron invadidos por el turismo de masas". Sin embargo, en nuestro país estas imágenes no tuvieron el reconocimiento que merecían hasta pasado un tiempo.
En 1993 Pérez Siquier fue nombrado académico de la Real Academia de Bellas Artes de Granada, en 2003 el Ministerio de Cultura le concedió el Premio Nacional de Fotografía, en 2009 el Museo Reina Sofía incorporó a su colección doce fotografías de La Chanca, en 2013 recibió en el festival PhotoEspaña el premio Bartolomé Ros a su trayectoria y en 2015 decidió donar al Reina Sofía toda la documentación y archivos de AFAL.
Ya en septiembre de 2016 el fotógrafo cedió a la Fundación de Arte Ibáñez-Cosentino su archivo fotográfico y la gestión integral del mismo. Casi al mismo tiempo se iniciaron las obras de un nuevo edificio junto al Museo Ibáñez en Olula del Río, culminadas al año siguiente. El nuevo centro, que abrió sus puertas en septiembre de 2017, es el primer museo en España dedicado a uno de nuestros grandes fotógrafos clásicos. El edificio alberga su archivo y el museo dedicado a la obra del autor. A lo largo de cinco salas se muestra lo más interesante de su obra al tiempo que se puede entender y observar su evolución estilística.
Hace poco más de un año el fotógrafo contaba que ya no siempre salía a la calle con su cámara de fotos pero cuando un objeto llamaba su atención, observaba la luz y la hora del día para volver al lugar del crimen. A Pérez Siquier le interesaba, en definitiva, “la vida en todas sus manifestaciones”.