Luis Parejo y la alienación de las redes sociales
En 'Un mundo feliz' el ilustrador nos invita a reflexionar en torno al uso que hacemos de internet, el tiempo que le dedicamos y la imagen que queremos proyectar en las redes sociales
16 julio, 2021 09:07Son muchas las personas que hoy en día presentan síntomas de adicción a las redes sociales. En aplicaciones como Instagram se tiende a mostrar una felicidad y una vida en apariencia perfecta que no siempre se corresponde con la realidad. Sobre esta alienación tecnológica se ha escrito mucho pero son escasas las ocasiones en las que se ha abordado desde un punto de vista artístico. Esta es la reflexión a la que nos invita Luis Parejo en Un mundo feliz, exposición que se puede ver en la librería Cervantes y Compañía hasta el próximo 28 de agosto.
La muestra surgió a raíz de una ilustración sobre esta adicción en la que vemos una rata dando vueltas en una rueda dentro de la cabeza de una persona. Pero Parejo quiso dar un paso más, así que habló con el artista Eugenio Ampudia. Quería animar la pieza. “Pensé que si era capaz de hacer algo más realista y en movimiento la idea cobraría todo el sentido ya que al entrar en juego la acción de una forma infinita crearía la ilusión de en lo que nos hemos convertido”, añade. Ampudia le animó a hacer más trabajos de este tipo para que la obra por sí sola no pareciera algo anecdótico. De modo que hizo tres más aunque finalmente una de ellas quedó fuera de la exposición.
Después hizo acopio de ilustraciones relacionadas con la atención fragmentada, la identidad, la ideología, la intimidad y la comercialización de los datos. Algunas de las piezas que reúne se han podido ver en prensa y en las páginas de El Mundo, diario para el que trabaja, mientras que otras las ha creado ad hoc. Una huella dactilar que parece derretirse y se convierte en un código de barras, una pelota de tenis con un ojo de resina o dos escarabajos que toman direcciones opuestas son algunas de las imágenes que componen Un mundo feliz. También se puede ver la calavera de una rata ante la que “la gente se queda impresionada porque es una especie de confesionario ante el que ves el monstruo y te ves a ti mismo”, comenta.
En sus imágenes podemos ver ecos surrealistas y toques del arte pop. Esto responde, en sus propias palabras, a que es una esponja. “A veces, sin querer sonar pedante, me siento un poco como Pessoa con sus múltiples personalidades porque me dan más libertad y registros”. En ninguna de ellas, por otro lado, falta la ironía y el sentido del humor, un humor negro que Parejo admite que le “salva todos los días”.
Audioguía marciana
Aunque a Parejo le gusta que las obras hablen por sí solas a cada una de ellas le acompaña un texto escrito por una persona diferente. El germen de esta parte de la exposición lo puso Alessandra Gatti, encargada de la sala de exposiciones, al proponerle que hiciera una audioguía. “Nunca las uso porque creo que condicionan tu mirada”, comenta. Por eso, se le ocurrió una idea: enviar a varios amigos que se dedican a la escritura de manera profesional una obra para que las reinterpretasen con total libertad. Se trataba de “invertir el proceso de la ilustración. En lugar de ser yo quien ilustrara un texto con una imagen, serían ellos los que ilustrarían con sus textos mis imágenes”.
El crítico de cine Luis Martínez, el ilustrador Darío Adanti, la escritora Nuria Labari o el periodista David López Canales son algunos de los amigos a los que invitó a participar. El resultado ha dado textos tanto literarios como biográficos que “enriquecen el conjunto”. Al mismo tiempo, es el material con el que Maite Vaquero, compañera de periódico, ha locutado la guía empleando unn tono museístico. “Ha quedado la mejor y más marciana audioguía imaginable. Cada texto que acompaña a las imágenes es una pequeña pieza literaria sin aparente unidad que al final ha acabado conformando un todo maravilloso”, apunta Parejo.
El ilustrador ha querido ir un paso más allá de las ilustraciones atadas a los textos que salen en los medios de comunicación para desarrollar un corpus personal con un hilo conductor tan actual como este. La exposición se compone de piezas realizadas en formatos como la escultura, el vídeo, el grabado o la fotografía. Además, la exposición le ha permitido trabajar en ideas y técnicas “que dentro del contexto de la ilustración no puedes desarrollar del mismo modo ya que siempre estás sujeto a una noticia, texto, formato y tiempo”, apunta.
En definitiva, Un mundo feliz, invita a pensar en el tiempo que invertimos en internet y en las redes sociales, en la tiranía de proyectar una imagen, en “la incapacidad de concentrarte en nada, de perder la noción del tiempo, de percibirlo de una forma amorfa donde no eres consciente de la energía que inviertes o directamente desperdicias”.