Está a 15 minutos de Mahón y solo se puede llegar en barco (privado, los afortunados, o de línea, por 5 euros). La Isla del Rey fue en su día un lugar estratégico, ahí desembarcó en 1287 Alfonso III, culpable de su nombre y, siglos después, albergó un hospital de la marina inglesa de 1.200 camas. Por eso nos reciben hoy dos banderas, una española y otra inglesa, rodeadas de un maravilloso campo de chumberas y de una escultura rosa chicle del artista austriaco Franz West, un pequeño aperitivo de la "atmósfera" que han creado en este islote los galeristas suizos Manuela e Iwan Wirth.
"Buscamos lugares singulares que inspiren a los artistas y nos diviertan". Iwan Wirth
La pareja convierte en oro todo lo que toca. Expertos en crear sofisticadas "experiencias" artísticas, son los pilotos de la famosísima galería Hauser & Wirth que tiene sede en una docena de países y una nómina de artistas de más de 90 nombres, entre los que encontrarán a los más grandes -de Louise Bourgeois a Eva Hesse, Jenny Holzer, Rodney Graham o Pipilotti Rist-. Fueron también los que rescataron hace dos años Chillida Leku de su abandono inminente, y también los más emprendedores, con una granja-galería en Somerset, en la campiña inglesa, donde viven, y hasta un par de hoteles para coleccionistas.
Ellos cuentan que lo que les interesan son los lugares singulares, "los que inspiran a los artistas –explica Iwan, más hablador que Manuela, que se mueve discretamente entre la gente, atenta por si tiene que apuntalar algún dato-. Nuestra galería en Zúrich, por ejemplo, estaba en una antigua fábrica de cerveza, un caos total. También buscamos siempre este modelo de colaboración público-privado. Somos una galería comercial y gracias a eso podemos hacer estas exposiciones. El arte está pensado para ser mostrado y comprado". En el caso de este nuevo espacio en Menorca, la operación ha sido curiosa: el islote es de titularidad municipal, pero está "explotado" desde 2004 por una apasionada asociación de voluntarios, muchos de ellos jubilados, que se propusieron recuperar el maltrecho edificio del hospital, que tras su cierre en 1964 había sufrido toda clase de pillajes.
15 años y 4 millones de euros
Los galeristas hablaron directamente con ellos –"querían hacer el acuerdo directamente con nosotros y no con la administración", apunta Luis Alejandre, el presidente de la Fundación Hospital Isla del Rey-. Y así fue. Se ha firmado un acuerdo de 15 años prorrogables otros 10 y los Hauser han sido los encargados de restaurar, guiados por Luis Laplace, su arquitecto de cabecera, las maltrechas naves. La cifra del presupuesto invertido no se ha desvelado, pero unos y otros hablan de alrededor de 4 millones de euros, "lo equivalente al alquiler del espacio estos años", comenta Alejandre.
Y así, entre olivos, tomillo, rosas y toda suerte de plantas mediterráneas dispuestas según el diseño del paisajista Piet Oudolf, se levantan estas 8 naves en las que se ha buscado una armonía con la arquitectura y los materiales de construcción locales –techo de tejas, piedra arenisca marès…-, ventilación cruzada y hasta pequeña ranuras en las paredes para que las lagartijas baleares sigan circulando a sus anchas por el lugar.
El encargado de estrenar las salas ha sido el artista afroamericano Mark Bradford (Los Ángeles, 1961), con la tranquilidad de que todo el pescado está ya vendido (la mayoría de obras a instituciones, según el galerista). La exposición Masses and Movements reflexiona sobre la idea de los mapas como construcciones políticas, un tema que preocupa al artista de siempre. En este caso toma como punto de partida mapamundi siglo XVI, el primero que llevó impresa la denominación 'América'. Construye en torno a esta idea una serie de composiciones abstractas sobre muchas capas de materiales, cómics, periódicos y pintura, y dos instalaciones.
"En estas últimas obras cuestiones como el Black Lives Matter y la pandemia están muy presentes”. Mark Bradford
Bradford, que cuenta con humor que él no es "hombre de naturaleza", lleva un mes viviendo en la isla porque ha sumado a las piezas colgadas unos murales que ha realizado junto a un grupo de chavales. Se mueve como un verdadero showman entre los visitantes y explica de manera cercana los motores que le han movido en este nuevo proyecto: "Uso muchos materiales para contar lo que pienso y en estos últimos trabajos, en los que cuestiones como el Black Lives Matter y la pandemia están presentes, he echado mano de una paleta de colores más fuertes de lo habitual en mi obra".
Llevamos meses hablando de este proyecto, que llega con retraso a su inauguración fruto de los vaivenes de la pandemia. Desde luego una de las grandes sorpresas al ver en directo esta isla de 40.000 metros cuadrados ha sido descubrir el antiguo hospital naval. Es bonito encontrarse junto a una galería tan exquisita a un grupo de voluntarios que han resucitado a base de alianzas y tiempo libre un espacio que era una verdadera ruina.
Si visitan Hauser & Wirth no se pierdan, por favor, este hospital anejo. La planta baja está dedicada por entero a pequeñas muestras de medicina, cirugía y farmacia (tienen hasta una sala de autopsias y una recreación de las camas del siglo XVIII), y en la planta de arriba un centro de interpretación del puerto. Hacen también interesantes, y apasionadas, visitas guiadas que nos hacen reconciliarnos con las iniciativas que siendo pequeñas consiguen grandes cosas.
Entretanto, las propuestas de arte contemporáneo siguen creciendo en la isla. De la ya asentada galería Cayón, ahora con exposición de Cruz Díez, a la nave de 600 m2 en la que la galería Albarrán Bourdais inaugura hoy una intervención del recientemente fallecido Christian Boltanski, las dos en Mahón.
¿Se mantendrá vivo el proyecto en temporada baja? Ese es el gran reto que tiene por delante
Hauser & Wirth tiene ahora por delante un reto importante: ¿Se mantendrá vivo el proyecto en temporada baja en un lugar como Menorca, de actividad muy estacional? La galería insiste en que uno de sus pilares es incidir en lo local, pero en este primer año mantendrá la exposición abierta solo hasta el 31 de octubre. El resto de tiempo programarán actividades en los jardines, talleres de música y paseos por las esculturas al aire libre. Hablábamos antes de la de Franz West, pero le siguen, casi en línea recta, Louise Bourgeois, Joan Miró y Chillida.