Dos creadores, dos formas de descubrir nuevos mundos. El artista Daniel Canogar (Madrid, 1964) y la investigadora alemana Sarah Teichmann (Karlsruhe, 1975) protagonizan, con el apoyo de la Fundación Banco Santander y la Embajada Británica, la cuarta edición de CNIO Arte, cuyos beneficios de la venta de obras de arte se destinan íntegramente a financiar la investigación oncológica a través de la iniciativa de filantropía Amigos/as del CNIO. Con la obra Fulguraciones, que podrá contemplarse con estand propio en ARCO entre el 7 y el 11 de julio, Canogar ha interpretado y recreado el trabajo de computación de Teichmann, quien lidera en el Wellcome Sanger Institute de Cambridge el Atlas de las Células Humanas (HCA), uno de los proyectos más avanzados en estos momentos en el ámbito de la biología. Dos creadores, dos mundos, que confluyen por iniciativa del centro que dirige María A. Blasco y que demuestran que la ciencia y el arte pueden retroalimentarse sin fronteras disciplinares ni prejuicios estancados en el pasado. El artista trabaja con el big data en proyectos como Dinamo para la Exposición Universal de Dubái, un espacio para oficinas en California y una intervención en la fachada de Norvartis en Basilea. La científica ultima un mapa de las células del cuerpo humano que revolucionará el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades. Con motivo de ARCO, El Cultural los ha reunido para cruzar sus proyectos e inquietudes y reflexionar sobre campos cada vez más cercanos.
Pregunta. ¿Qué le interesa del arte en estos momentos?
Daniel Canogar. Para mí, es importante que el arte tenga múltiples formas de expresarse. Es un campo que mima esa multiplicidad de puntos de vista, de temas y de técnicas. Me interesa cómo se desarrolla el arte que revienta el marco tradicional de representación, un arte que te rodea, que te cambia, que fluctúa, una arte generativo, que exige una forma multisensorial de experimentación. Por eso, siempre estoy expectante ante las nuevas herramientas...
Sarah Teichmann. He observado que el arte parece incorporar las nuevas tecnologías de manera gradual, al igual que la comunidad científica. Así fue la evolución hacia la fotografía, las técnicas audiovisuales y el software (como en el caso de Daniel Canogar). Tal vez, en el futuro podremos ver más realidad virtual y realidad aumentada en la comunidad artística. El otro fenómeno que he observado es que la comunidad artística es cada vez más interdisciplinar. Quizás el mundo del arte nos lleve la delantera a los científicos a la hora de reconocer que la creatividad es producto del trabajo en equipo más que de aportaciones individuales.
"Nos enfrentamos a pensar en profundidad lo que es el mundo natural y el tecnológico. Esta especie de 'big data' de la vida creo que es uno de los grandes retos de la ciencia". Daniel Canogar
P. ¿Y la ciencia, qué retos tiene según su experiencia?
S. T. Creo que hoy la sociedad es más consciente de la importancia y el impacto de la ciencia y la investigación, por la rapidez con la que se se dan soluciones. Es el caso de la pandemia. Muchos científicos han dado un giro a sus investigaciones para dedicarse a comprenderla, a intentar prevenir o limitar la transmisión de SARS-CoV-2 y la Covid-19. La ciencia es una actividad global. Una de las principales tendencias es el uso de la genómica y los datos biomédicos para avanzar en el desarrollo de fármacos, la biotecnología y la clínica médica.
D. C. Al ser un artista que trabaja con data, con algoritmos, creo que estamos ante el principio de una gran revolución que nos reta a pensar lo que es un ser vivo, lo que es estar vivo en general. Nos enfrentamos a pensar en profundidad lo que es el mundo natural y el mundo tecnológico. Esta especie de big data de la vida creo que es uno de los grandes retos de la ciencia futura.
P. ¿Dónde se juntan el arte y la ciencia? ¿cómo conviven actualmente?
D. C. Creo que se cruzan en proyectos muy experimentales. CNIO Arte es un buen ejemplo. No son suficientemente representativos y deberían serlo más. Es un diálogo que históricamente existió, por ejemplo, en el Renacimiento. El arte aporta un espíritu libre de juego, un espíritu de experimentación y de ver diferentes. Busca la belleza en los campos científicos e intenta cambiar el punto de vista, trasformar la mirada. La ciencia, sin embargo, aporta una metodología, una constancia, una trabajo más colaborativo. El mundo del arte es mas individualista.
S. T. Tanto la ciencia como el arte exploran lo desconocido. Los avances y descubrimientos científicos pueden ser una fuente de inspiración para los artistas, como en el caso del Atlas de las Células Humanas o del calentamiento global. El arte, por su parte, puede ayudar a los científicos a pensar las cosas desde otra perspectiva. Ambos pueden hacer uso de la tecnología y destacar la importancia de la comunicación y los esfuerzos grupales para obtener los mejores resultados. El arte es un medio de comunicación fantástico. Puede inspirar nuevas formas de pensar sobre la ciencia, a través de nuevos interrogantes o nuevas modalidades de trabajo, y eso es muy beneficioso para los científicos. Además, aporta belleza y puede contribuir a acercar la ciencia al público.
P. ¿Sería la tecnología el “intermediario” entre ambos mundos?
D. C. Es una pregunta interesante. Puede serlo. Si es una tecnología no vista como una herramienta neutral, aplicada al conocimiento, como herramienta del saber, como algo que nos permite ver y sentir y trascender lo cotidiano. En ese sentido la tecnología sí puede hacer esa intermediación.
"El arte es un medio de comunicación fantástico. Puede inspirar nuevas formas de pensar sobre la ciencia y aportar nuevos interrogantes". Sarah Teichmann
S. T. El arte y la ciencia no necesariamente comparten la tecnología, pero pueden hacerlo. En el caso de mi colaboración con Daniel, claramente compartimos el interés por la tecnología y la visualización, interés que ha sido el catalizador de nuestra colaboración entre arte y ciencia. Ambos llevamos la tecnología al límite. Daniel utiliza tecnología audiovisual, de datos y de tecnología de programación para potenciar su arte. Por su parte, la ciencia del Atlas de las Células Humanas solo ha sido posible tras la “revolución de la resolución” en genómica, que ha permitido sumar los desarrollos tecnológicos de la genómica de células individuales y de la genómica espacial a los enfoques computacionales.
P. Fenómenos como el cambio climático o el llamado "antropoceno" están calando fuerte en la creación. ¿Considera que el arte está más comprometido que nunca con la naturaleza?
D. C. La sociedad está cada vez más comprometida con el medio ambiente. Sentimos la realidad del cambio climático y lo testimoniamos en nuestras propias carnes. El artista no hace más que subrayar una realidad que ya está en el subconsciente colectivo. El arte puede darle forma a todas esas tensiones y ansiedades. Convertirse en catalizador de ese cambio.
S. T. Sin duda, parece que los artistas se inspiran en la naturaleza y están comprometidos con ella. Hay una enorme sensibilización respecto al cambio climático y sus efectos indirectos, tanto entre los artistas como en la sociedad en general.
P. ¿Cómo se presenta esta atípica edición de ARCO?
D. C. Arco es una gran interrogación, no sabemos si va a ir la gente. Los rumores es que hay muchas ganas de disfrutar el arte. Artistas, galeristas, curators, aficionados… Una de las interrogantes son los viajes, los artistas, las obras… ahora se pone en cuestión que se viaje tanto. Quizá nos hemos excedido en el pasado y ahora nos lo vamos a pensar dos veces. Afecta a la experiencia del arte y del mercado del arte. El arte es una constante en el ser humano. Cambiará, pero al final cuando hablamos de ferias de arte hablamos de una necesidad que es el arte. La pandemia tendrá un gran impacto, pero no solo en el arte, en todos los órdenes sociales.
S. T. Esta edición de ARCO ha despertado un enorme interés y un gran entusiasmo. Personalmente, espero poder disfrutar de la feria a distancia, de manera virtual. Creo que la situación podría desembocar en un público mixto, presencial y virtual. Eso haría que las ferias de arte fueran más accesibles a un mayor número de personas.