Alberto Corazón, figura clave del diseño y del arte en España, ha muerto hoy a los 79 años de edad. Según su entorno, llevaba un tiempo débil de salud y ha fallecido en su casa de Madrid. Era pintor, escultor y diseñador gráfico. Creó el logotipo de decenas de entidades e instituciones, como la ONCE, Mapfre, la SGAE, el Círculo de Bellas Artes y Ferrovial, entre muchos otros. Desde 2006 era miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Corazón ha sido protagonista del extraordinario cambio cultural vivido por la sociedad española desde finales de los años sesenta y durante las dos décadas siguientes, con una actividad profesional y artística diversa y continuada hasta el presente. Nacido en Madrid en 1942, cursó entre 1960 y 1965 estudios de Sociología y Ciencias Económicas mientras, a partir de su interés por el dibujo y la pintura, se iniciaba en el diseño gráfico, una disciplina prácticamente inexistente durante el franquismo. "El diseño tiene una función y una conexión muy directa con el cambio político, social y económico", explicaba Corazón a El Cultural en 2015 cuando la Fundación Telefónica le dedicó la retrospectiva Alberto Corazón. Diseño: la energía del pensamiento gráfico. 1965-2015. "Creo que nos abre perspectivas nuevas y muy estimulantes en el sentido de la comunicación gráfica planteada como un servicio a la comunidad".
Su primera dedicación con influencia social fue sin embargo en el campo editorial, primero con su participación como diseñador en la editorial Ciencia Nueva, creada en 1965 por un grupo de universitarios vinculados al PCE, y cerrada por Manuel Fraga y, al poco del cierre, con la fundación de Alberto Corazón Editor. Simultáneamente realizó exposiciones de pintura en Turín y en Milán. Sus primeras incursiones artísticas de importancia se dieron a principios de los setenta, cuando inició su serie Documentos, próxima al arte conceptual y que quizás hoy clasificaríamos como arte relacional. En 2009, el Museo de Arte Contemporáneo de Madrid dedicaría una importante exposición, comisariada por María Luisa Martín de Argila, a estos trabajos, hoy visibles en parte en la colección permanente del Reina Sofía.
Estuvo presente en la Bienal de Venecia de 1976 junto con Tàpies y el Equipo Crónica y, dos años después, fue invitado en la Bienal de París para exponer en el Petit Palais junto con Antonio Saura. Su última aportación al 'idea art' tuvo lugar en la Galería Alexander Iolas de Nueva York en 1979 con el proyecto antológico denominado Leer la Imagen 3. En ese mismo año dejaría de lado esas prácticas y, tras unos años de silencio artístico, abordó primero la escultura, incluida la escultura pública y, desde los años noventa optó, tras una decisión meditada, por el dibujo y la pintura como disciplinas en las que podía moverse libérrimamente. En los últimos años, Corazón ha prestado especial atención al que, como él mismo ha recordado en varios textos, ha sido siempre considerado el más modesto de los géneros de la pintura, el bodegón, que, como dice, desde la aventura cubista pasa a ser un mero poner "cosas sobre la mesa" y, aclaraba: "Es también, a partir de la algarabía objetual de las cosas sobre la mesa como ordeno ahora mis bodegones. Mis bodegones son puro signo".
En 1989 recibió el Premio Nacional de Diseño. En el campo internacional fue sucesivamente galardonado con los premios más considerados en el área de la Comunicación Visual —Arts Director Club de Nueva York, el British Design y el Design Council International— y reconocido por maestros del diseño como Otl Aicher. Dentro del trabajo de gestión artística profesional, además de presidir distintas entidades laborales y artísticas, ha sido Comisario Científico de la exposición Signos del Siglo: 100 años de diseño gráfico en España. Una encuesta realizada en 2000 por la revista profesional El Publicista le reconoce como el diseñador gráfico español más influyente del siglo XX. En 2006 pronunció su discurso de ingreso en la Real Academia de San Fernando, titulado Palabra e Icono: Signos, Madrid y en 2007 realizó el pedestal para la última cabeza de Antonio Machado de la serie realizada por el escultor Pablo Serrano, que el 19 de junio de 2007 se instaló en los jardines de la Biblioteca Nacional de Madrid.
En las últimas décadas, Corazón aparcó el diseño gráfico para centrarse en la actividad plástica. "En general me veo como alguien que ha estado permanentemente trabajando con signos, ya fuesen gráficos o plásticos", explicaba a El Cultural en 2014 a raíz de la exposición ¿Es la memoria un cazador furtivo?, de la Galería Marlborough, en la que exploraba el Cesto de Frutas de Caravaggio en una serie de cuadros. "Durante unos años la actividad gráfica ha sido intensa y feliz pero creo que, desde hace ya un tiempo, esa demanda tan estimulante la he ido aparcando de forma tranquila. En estos momentos estoy dedicado a la actividad plástica, a ese otro lado. El gráfico es el lado luminoso mientras que el plástico es el lado oscuro".