¿Qué libro tiene entre manos?
Siempre muchos, relacionados con el trabajo que esté haciendo. Pero también literatura. Ahora, los Cuentos completos de Lydia Davis (versión de Justo Navarro) y otra vez (y es la tercera) Mi vida, de Lyn Hejinian, en la traducción de Pilar Vázquez y Esteban Pujals.
¿Qué le hace abandonar la lectura de un libro?
Cualquier cosa. Y no por un motivo siempre negativo, sino por una frase, una idea que te lleva a otro sitio, a otro libro…
¿Con qué personaje le gustaría tomar un café mañana?
Hace unos años, a esta misma pregunta y para mi sorpresa, Juana de Aizpuru contestó que ¡conmigo! Así que… se la debía. Le mando un beso grande.
¿Recuerda el primer libro que leyó?
Creo que uno de cuentos de Allan Poe. Estaba en cama, con fiebre… Fue alucinante.
¿Cómo le gusta leer, cuáles son sus hábitos de lectura?
Leo a todas horas. Y prefiero papel, pero la pantalla, ¡ay!, va ganando terreno.
Cuéntenos la experiencia cultural que cambió su manera de ver la vida.
Precisamente aprender a leer. O empezar a aprender, pues me parece que no se acaba nunca.
¿Cómo ha afectado esta pandemia a sus proyectos?
El planeta ha tirado del freno de emergencia de nuestro “tren de vida”: resulta que no es compatible con “la vida”.
Ahora que el turismo va a ser menor, ¿qué pasará con los museos-marca que tanto ha criticado en su obra?
Es la oportunidad de pararse a discutir acerca de qué tiene que ser y hacer un museo. Eso “de lo que usted me habla” más bien son, ¿o eran?, anuncios desproporcionadamente caros, reclamos para atraer turismo e inversiones.
¿Ha cambiado algo su retrospectiva en el Reina Sofía?
Bueno, a primera vista, no parece que las condiciones de sobreexplotación y precariedad propias del trabajo artístico se hayan visto demasiado afectadas.
Orientalismos, la muestra que comisaría en el IVAM, habla de los estereotipos sobre el mundo árabe.¿Cuáles son?
El catálogo completo de nuestros propios defectos, miedos, obsesiones y fantasías que, caricaturizados, proyectamos sobre el Otro.
¿Qué medidas urgen para que los artistas sobrevivan al coronavirus?
Queridos trabajadores del mundo de la cultura: ¿Qué tal ir pensando en organizarse?
¿Quién manda hoy en el mundo del arte?
La sinécdoque por la que el mercado del arte se presenta como “el mundo del arte”.
¿Le importa la crítica, le sirve para algo?
Siempre me interesa… salvo cuando se trata de mero name-dropping y auto-emperifollo, que también abunda.
Ejerza de crítico de la última exposición que ha visitado.
Musas insumisas, en el Reina, un ejemplo de lo que los museos podrían hacer en cuanto a la investigación de las genealogías de las prácticas artísticas contemporáneas.
¿Qué música escucha en casa?
Muy variada, casi siempre en relación con el asunto sobre el que esté investigando. Lo que más me gusta es descubrir algo que ignoraba. Por ejemplo, últimamente la obra de compositores árabes contemporáneos.
¿Qué película ha visto más veces?
No recuerdo, quizá …à Valparaíso (Joris Ivens, 1963).
¿Le gusta España? Denos sus razones.
Me gusta su extraordinaria diversidad; en la misma medida que me exaspera la desenfadada destrucción medioambiental o la incapacidad de entender que la identidad es un proceso en permanente evolución, o el desprecio de una riqueza cultural tan prodigiosa en nombre de una idea excluyente de lo “español, español, español”.
Una idea para mejorar la situación cultural de nuestro país.
Incorporar el arte y los artistas al sistema educativo. En todos sus niveles. Y no como una asignatura específica, sino como una pedagogía colectiva y transversal de habilidades, recursos y lenguajes críticos y creativos.