Cristóbal Balenciaga, el hombre detrás del maestro
El museo del modisto en Guetaria reabre sus puertas con la exposición 'Moda y Patrimonio. Cristóbal'
2 junio, 2020 12:23“La alta costura es como una orquesta cuyo director es Balenciaga. Los demás modistos somos los músicos que seguimos las indicaciones que él nos da". Estas son algunas de las palabras de admiración que le dedicó Christian Dior al diseñador español. Pero no fue el único, también Coco Chanel y Givenchy loaron a este modisto que apostó por la comodidad de la mujer y revolucionó la alta costura con diseños de acabados escultóricos. Cristóbal Balenciaga, sin embargo, siempre se mantuvo detrás de la cortina, se refugió en el taller para materializar sus ideas con una discreción que nunca abandonó. El Museo Balenciaga de Guetaria (Guipúzcoa) además de celebrar este año los 125 años de su nacimiento, reanuda su actividad con Moda y Patrimonio. Cristóbal, una exposición que nos acerca al hombre detrás del maestro y que podremos ver hasta enero de 2021.
“No pretendemos realizar una semblanza, sino una evocación del hombre que siempre se mantuvo en la sombra y, tal vez, preguntarnos por qué esos objetos concretos han llegado hasta nosotros y qué es lo que nos cuentan de él”, explica Igor Uria, comisario y director de colecciones del museo. Esta muestra, que ocupa cinco salas del antiguo Palacio de Aldamar, presenta algunos objetos personales a través de los que se puede conocer a un Cristóbal que se mantuvo lejos de los focos mediáticos pues consideraba que no era su papel estar en primera línea. “Balenciaga tenía un concepto diferente de lo que entendemos hoy dentro de la alta costura. Era una persona con las relaciones sociales muy marcadas, él trabajaba para vestir a la gente pero no formaba parte de su círculo. Tras la Segunda Guerra Mundial todos pudieron participar en grandes fiestas con visión publicitaria pero él no se sentía cómodo”, asegura Uria.
Entre sus objetos encontramos libros, cartas manuscritas, material de trabajo como punzones, ruletas o dedales que su mano derecha, Ramón Esparza, entregó al museo, una silla de su taller parisino que durante años guardó Givenchy, un cenicero o una caja de plata que sus empleadas le regalaron cuando cerró su taller en 1968 para retirarse en Jávea. También vemos algunas de sus prendas de vestir que se muestran con el desgaste, las abrasiones y las marcas propias que “nos ofrecen pistas de su vida, de sus gestos o su manera de trabajar en el taller, con el cuerpo inclinado hacia un lado mientras evaluaba la línea de una prenda”, arguye Ben Whyman, responsable del Centre for Fashion Curation de Londres.
Todos estos objetos dan muestra de sus gustos, sus apegos o su cotidianeidad y permiten entender la personalidad de este diseñador que confeccionó sus trajes tratando de minimizar las costuras. Y, por supuesto, el recorrido que se extiende por 700 metros cuadrados veremos algunos diseños que no han sido expuestos antes. En total, 80 piezas entre algunas nuevas incorporaciones a la colección y préstamos de otros centros como el Archives Balenciaga de París, Colección Solano-Belausteguigoitia, Colección Gorostola-Portorcarrero, Colección Astoreca y Colección Medina-Balenciaga.
Esta exposición forma parte de la tercera entrega de la serie Moda y Patrimonio, una iniciativa del propio museo que nació en 2018 con el objetivo de reflexionar sobre cómo la obra de Balenciaga ha pasado de ser moda a ser un objeto de museo. Cada una de ellas se ha centrado en diversos aspectos como los referentes visuales de su obra o su proceso de trabajo, evolución y legado. Este año, coincidiendo con el 125.º aniversario de su nacimiento esta última entrega quiere acercar al Cristóbal familiar, amigo y jefe.
Además, como broche final a esta trilogía el museo incorpora una sexta sala dedicada al legado de la firma de alta costura con un discurso y un diseño del espacio realizado en colaboración con la comisaria de moda Judith Clark. “A la conversación que se ha establecido en las iteraciones anteriores entre colección e instalación, archivo y museología, se añade la capa biográfica. La figura de Cristóbal Balenciaga se manifiesta en esta ocasión tanto a través de retratos fotográficos menos conocidos como de un conjunto de objetos convertidos casi en talismanes o fetiches de su enigmática persona”, sostiene Clark.
En definitiva, un viaje que nos muestra la faceta más íntima y personal de un diseñador que abogó por la eliminación de las costuras y combinó la comodidad, la modernidad y la elegancia.