En febrero de 2012 la pareja de coleccionistas americanos Dan y Mera Rubell estaban en Madrid con motivo de la presentación de su colección en la Fundación Banco Santander. La pareja encabeza el Museo Rubell de Miami que reúne una colección de más de 7.000 obras de unos 1.000 artistas entre los que sobresalen nombres como Anselm Kiefer y Richard Prince. Gran parte de su prestigio reside en su capacidad de detectar el talento en artistas mucho antes de que sean famosos, algo que les ocurrió con Jeff Koons. De la misma forma, los Rubell descubrían la obra de Secundino Hernández en ARCO y adquirían varias de sus pinturas. Fue un comentario en boca de todos ese día en los pasillos de la feria y el artista, uno de los más demandados por otros compradores.
España representó en 2018 tan sólo un 1% del total de las ventas de arte y antigüedades globales: 680 millones de euros
A partir de ese momento, Secundino Hernández comenzaría su proyección internacional, siendo representado por la prestigiosa galería Victoria Miró de Londres junto con Heinrich Ehrhardt en Madrid y Krizinger en Viena. Además del Rubell Museum, otros centros como la KunstHalle de Helsinki, la Royal Academy de Londres y el YUZ Museum de Shanghai han mostrado sus obras en sendas exposiciones. En los siguientes años a la compra de los Rubell en Madrid, el valor económico del artista aumentaría progresivamente. Si en 2014 se vendía en subasta un lienzo de 200 x 180 cm por 14.000 euros, cinco años después, una pintura similar se remataba en Sothebys Londres por la cantidad de 76.000 euros. Desde el punto de vista cuantitativo según el ranking de Artfacts.net, que analiza el posicionamiento de los artistas en función de su trayectoria tanto en exposiciones de prestigio como por su presencia en colecciones importantes, Secundino Hernández ha pasado en la última década del puesto 22.000 a la posición 3.249.
La calidad del discurso
En el mercado del arte globalizado actual, la interacción de diferentes agentes o influencers del sector determinan, en muchos casos, la promoción, difusión e internacionalización de los artistas. La responsabilidad de este apoyo debe guardar relación con la calidad del discurso puesto que su valor artístico reside en factores como el lenguaje, la capacidad de innovación y la influencia en otros creadores.
En este entramado del mercado del arte internacional, las ferias tienen un papel fundamental: son el principal canal de venta e intercambio de información para las galerías y un elemento dinamizador de la economía para la ciudad que las acoge. Estos eventos atraen un gran volumen de visitantes, como en el caso de ARCO que en el 2018 fue de 100.000 personas; Art Basel, 95.000, y FIAC, de 75.000, según Arts Economics.
El volumen de ventas mundiales de arte y antigüedades realizadas durante el 2018 fue de 68 mil millones de dólares. De ellos un 54 % (36,72 miles de millones) fue a través de galerías de arte y un 46 % (31,28 miles de millones) en ventas en subastas. De estas cifras, el 84 % del total de las transacciones se han realizado en tres zonas geográficas concretas: Estados Unidos (44 %), Reino Unido (21 %) y China (19 %). No es ninguna casualidad, ya que las ferias más importantes del mundo (Art Basel, Frieze) se celebran en ciudades como Miami, Nueva York, Londres o Hong Kong, al igual que las subastas más pujantes de Christie’s, Sotheby’s o Phillips de Pury (ArtsEconomics).
Con respecto a nuestro país, España representó en 2018 tan sólo un 1 % del total de las ventas de arte y antigüedades, es decir, 680 millones de euros, que supone un aumento del 11% en el valor interanual desde 2008. Ferias como ARCO son fundamentales para las galerías: en 2016 representaron el 41 % de sus ventas, cifra que ha aumentado un 35 % desde 2013. Desde la perspectiva de las casas de subastas españolas, en 2016 se alcanzaron alrededor de 74,9 millones de euros entre subastas públicas, online y ventas privadas, sin embargo, esta cifra supuso un descenso del 10 % en el periodo que comprende 2008 a 2016 (Fundación Arte y Mecenazgo).
Si en 2000 se hubiesen invertido 100 euros en una obra de arte, en 2018 tendrían un valor de 190, un incremento del 90 %
Las peculiaridades del mercado del arte dificultan el análisis de la inversión y rentabilidad de los objetos artísticos con los mismos parámetros que en el sector financiero o inmobiliario. Hay que tener en cuenta qué es lo que valoran los coleccionistas y que la adquisición de obras de arte no se hace con la intención de venta, condición sine qua non si pensamos en inversión. En el arte prima el disfrute, la posesión, pero, los coleccionistas valoran especialmente la revalorización de los artistas y de las obras como legado.
¿Podemos entonces analizar el arte desde el prisma de la inversión? Según publica la web Artprice, que analiza exclusivamente los precios de venta en las subastas de todo el mundo, si en el año 2000 se hubiesen invertido 100 euros en una obra de arte, en el año 2018 tendrían un valor de 190 euros, es decir un incremento del 90 %. Artprice publica su índice en comparación con el SP500 (índice de la bolsa de Nueva York donde cotizan las 500 empresas más importantes) donde se ve claramente el mejor comportamiento del arte en términos de volatilidad y rentabilidad.
Comprar arte online
En los últimos años, la proliferación de plataformas de arte online se está convirtiendo en un nuevo canal de venta de galerías y subastas. Según publica el informe de Hiscox sobre mercado del arte en la red, en 2018 se vendió online por valor de 4.636 millones de dólares, lo que supone un incremento destacable frente a los 1.507 millones de dólares de 2013.
En 2018, la profesora Claire McAndrew realizó una encuesta a coleccionistas HNWI (individuos de alto valor neto) para determinar cuál era el valor medio por pieza comprado online. Según los resultados obtenidos, en el Reino Unido un 74% respondió que el importe medio era de 10.000 dólares, sin embargo, en Alemania el mayor porcentaje de coleccionistas se había comprado piezas con un valor medio entre 10.000 y 50.000 dólares e, incluso un 5 % confirmaba que había comprado online por encima de un millón de dólares, comportamiento similar al de los coleccionistas de la ciudad de Hong Kong.
La proliferación de plataformas digitales da respuesta a nuevas generaciones más nativas digitales que lo hacen todo online, ven Netflix, compran en Amazón, ligan en Tinder y por qué no, compran arte. Algunas plataformas como Artnet dan acceso a la venta a las galerías de arte, otras ofrecen tanto obra de galerías como subastas, como es el caso de la más famosa Artsy. Las hay exclusivamente especializadas en subastas como Paddle8, sin olvidar la pionera, la lanzada por la galería Saatchi que vende directamente obras de artistas de todo el mundo.
La tecnología llega para quedarse y se convertirá, cada vez más, en motor de venta para galerías, ferias y subastas. Poco a poco se van incorporando al mercado nuevos desarrollos tecnológicos, como el uso de Blockchain, que permite verificar operaciones y eliminará los problemas de procedencia o falsificaciones de las obras de arte, si bien lo digital nunca podrá competir con la experiencia física de ver y sentir las obras, ¿o sí?