Era uno de los cuadros más buscados desde que en 1997 desapareció en la galería Ricci Oddi de Piacenza en Italia. Valorado en 60 millones de euros, Retrato de una dama, de Gustav Klimt, desapareció hace 22 años mientras el espacio se preparaba para exponer algunas de sus obras en otra sala durante la confusión del traslado de las piezas al Palacio Gótico de Piacenza. El marco fue descubierto vacío poco después entre una de las claraboyas de la sala sin ningún rastro o huella del destino de la pintura. A pesar de que durante años se especuló sobre su paradero, llegando incluso a desconfiar del ex primer ministro italiano, Bettino Craxi, nunca se tuvo una pista clara sobre esta obra fechada en 1917. Ahora, el azar ha querido que varios trabajadores del centro hayan encontrado la pintura en el mismo espacio donde desapareció hace más de dos décadas.
A falta de que las últimas investigaciones concluyan que se trata efectivamente del Retrato de una dama, los exámenes realizados hasta ahora indican positivamente que sí es el cuadro que Klimt pintó en 1997. Desde la galería lo dan casi por sentado y su director, Massimo Ferrari, ha corroborado que los sellos y el lacre de la parte posterior de la tela son los originales.
El feliz descubrimiento se ha realizado durante unas obras de reestructuración y limpieza del muro exterior de la galería, cuando varios operarios del centro han encontrado una bolsa de basura en cuyo interior se encontraba la obra. Tras el hallazgo, una de las hipótesis que cobra fuerza es que su pérdida se hubiera producido durante un robo frustrado. Colocado a propósito allí por los mismos ladrones, con la intención de volver para recuperarlo en otro momento, se cree que es posible que el revuelo que generó su desaparición les disuadiera de llevarlo a fin.
Estamos por tanto, más cerca de resolver este enigma que durante años mantuvo en vilo al mundo del arte y del que se llegó a especular sobre varias teorías. La primera de ellas, recreaba un robo casi de película realizado por varios ladrones que lo habrían sustraído desde el tejado evitando así el sistema de seguridad del espacio. Se desconfió, además, de los guardianes de la galería, aunque aquellas sospechas fueron desestimadas en un juicio, e incluso alguna teoría apuntó a que la pieza formaba parte de los tesoros que el ex primer ministro italiano, Bettino Craxi, se llevó con él cuando escapó de la justicia a Túnez.
Este cuadro de Klimt, pintado por el artista en 1917, tiene la peculiaridad además de que pocos meses antes de su desaparición, una estudiante de arte, Claudia Maga, había descubierto que la obra había sido realizada sobre otra pintura que se creía perdida, un retrato de una joven que no se había vuelto a ver desde 1912.