Francisco Ontañón: Vivir en Madrid, 1964
"Hemos hablado de todo menos de fotografía", dijo Ramón Masats un día que se juntó con sus colegas. La idea que subyace en esta frase va más allá de una simple reunión entre amigos y es que la fotografía es también una conversación sobre literatura, cine o la vida misma en torno a un café o un gin tonic. Masats perteneció a Afal, un grupo sin manifiesto ni una estética común al que unía las ganas de modernizar la disciplina, y al que el Museo Reina Sofía dedica estos días la exposición Una aproximación a Afal: donación Autric-Tamayo.La pareja de coleccionistas formada por Adolfo Autric y Rosario Tamayo, que comenzó a adquirir fotografía simplemente por intuición, puso a disposición del museo 650 instantáneas de 13 fotógrafos que "rompieron con la tradición pictorialista anterior", asegura Manuel Borja-Villel, director de la pinacoteca. Joan Colom, Gabriel Cualladó, Gonzalo Juanes, Oriol Maspons, Xavier Miserachs... todos participaron de manera activa en la revista que Carlos Pérez Síquier y José María Artero pusieron en marcha en Almería y que se mantuvo activa entre 1956 y 1963.
Ricard Terré: Retrato del cura de Baredo, 1959
El punto de partida de esta muestra ha sido la colección que Adolfo Autric y Rosario Tamayo han reunido durante más de dos décadas. La donación vino impulsada por "el convencimiento de que tenemos un tesoro en nuestra casa", admite Autric. "Nos preocupa que la fotografía no está bien representada en nuestro país", continúa. Así, las donaciones del archivo de Síquier, que permite conocer el movimiento, de la Fundación Alberto Schommer, de Agustín Pániker, Aurora Ontañón, Gonzalo Juanes y los hermanos Terré, han permitido que el Reina Sofía cuente con la mejor colección para representar a este colectivo.
Julio Ubiña: Semana Santa en Murcia, 1959
Las más de 200 imágenes que articulan esta muestra han sido seleccionadas por Laura Terré, comisaria de la muestra y, a su vez, artífice de la misma. Esta aproximación, que cuenta con imágenes de época, material documental y proyecciones, arranca en 1950, un momento de formación y ensayo y continúa en 1960, época en la que maduran sus discursos. Sin embargo, se alejaron de los grupos que promulgaban una estética común para mantener su individualidad y sensibilidad.Las diversas procedencias de estos jóvenes que se fueron uniendo a Afal permiten, también, conocer la realidad y la dispersión del territorio: Vitoria de mano de Alberto Schommer, la vida en la capital con Francisco Ontañón, el barrio de El Raval a través de las imágenes de Joan Colom, Galicia desde el objetivo de Ricard Terré o la Calle Serrano en color vista por Gonzalo Juanes. Este último y Carlos Pérez Síquier compartieron el color para adentrarse en la realidad, "en el tiempo que les tocó vivir", afirma la comisaria. De nuevo en blanco y negro se puede ver la obra de Gabriel Cualladó y Francisco Gómez, dos artistas que expusieron de manera conjunta reflejando una misma época desde diferentes perspectivas: la humanista de Cualladó y la urbana de Gómez.
Xavier Miserachs: Costa Brava Show, 1965
"La fotografía -prosigue- está muy cerca de la emoción y la gente tiende a pensar con facilidad que no hay pensamiento detrás. Sin embargo, existe una reflexión y responde a unas motivaciones internas del fotógrafo que deben llevarnos a pensar en nuestro presente". De este modo y a pesar que esta disciplina puede ser "frágil y se le pierde el rastro del autor fácilmente, Afal dejó por escrito su manera de entender la vida y la fotografía".
Aunque la revista echó el cierre en 1963 su impronta no quedó allí y como dijo Pérez Siquier, "las revoluciones tienen que morir jóvenes y no hay que procurar alargarles la vida porque languidecen". La intrahistoria que ellos contaron en su día viaja al presente para que nosotros nos planteemos la realidad que vivimos.
@scamarzana