Gilles Caron: Manifestacions antocatòliques a Londonderry, 1969, en la exposición Insurrecciones del MNAC de Barcelona
Gratuidad en la entrada, prolongación de horarios, proyecciones, recitales, teatro o visitas guiadas son los atractivos inmediatos que el Día de los Museos, que se celebra en todo el mundo el 18 de mayo desde 1977, tiene para los visitantes. Una fiesta que este año, con la Noche Europea de los Museos el sábado 20, se prolongará en muchos casos hasta el fin de semana. Pero es un día, también, para la reflexión. Pensar el museo, sus circunstancias y consecuencias, es más que adecuado en un día como hoy: 40ª edición de la efeméride. Y vamos más allá, porque a raíz del lema que el Consejo Internacional de Museos (ICOM) ha elegido, como es habitual, para celebrar este día -Museos e historias controvertidas. Decir lo indecible en museos- hemos invitado a siete directores de museos y centros españoles a recapacitar y darle una vuelta de tuerca a su pan de cada día: ¿qué se puede hacer desde el museo por el momento presente?Manuel Borja-Villel, director del Reina Sofía; Nekane Aramburu, directora de Es Baluard; Ferran Barenblit, director del MACBA; Ane Rodríguez Armendariz, directora cultural de Tabakalera; José Miguel G. Cortés, director del IVAM; Karin Ohlenschläger, directora de actividades de Laboral Centro de Arte y Daniel Castillejo, director de ARTIUM. A los siete les hemos lanzado estas cinco preguntas:
1. ¿Puede un museo realmente decir lo indecible?
2. ¿Hasta qué punto la política sigue marcando el ritmo y la programación de los museos y centros y por lo tanto falta esa libertad?
3. ¿Cree en el valor transformador del arte?
4. ¿Qué exposición (fuera de su museo/centro) le hizo reflexionar sobre el momento presente?
5. ¿Cómo valora el impacto del museo/centro que dirige en su entorno?
Arte frente a lo indecicle
Manuel Borja-Villel, director del Museo Reina Sofía (Madrid)1. Los museos construyen relatos que vuelven la experiencia de la obra de arte decible, enseñando al mismo tiempo a confrontarnos con lo que hay de indecible en ella.
2. Más que la política marcando el ritmo, se trata sobre todo de crear condiciones para que cada museo sea un proyecto en lo que se refiere a sus colecciones y programas, más allá de los calendarios electorales. El tiempo de los museos es un tiempo distinto de la política, y eso es algo que los responsables políticos deben comprender y proteger para que no se vean condenados a su temporalidad.
3. El arte no cambia el mundo ni la sociedad, pero puede cambiar a cada uno de nosotros en nuestra manera de percibirlos; eso construye comunidad. El hecho de que tanta gente pueda ver una exposición, pensando cada uno de modo distinto sobre las mismas obras de arte, es un ejemplo de cómo estar en el mundo en comunidad.
4. La Documenta de Catherine David de 1997, que marcó un antes y un después.
5. El Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía es un punto de encuentro con el arte del presente y el arte del último siglo que une a todos aquellos que vienen a Madrid y a todos los que viven aquí, ofreciéndoles un relato de la historia del arte y de su presente que invita a una reflexión sobre nosotros, sobre el arte y sobre el mundo. Siendo un museo visitado por millones de personas, que aquí encuentran en sus colecciones obras mayores de la historia del arte, es también una invitación a descubrir nuevas manera de pensar el presente.
Nodo y radar
Nekane Aramburu, directora de Es Baluard (Palma de Mallorca)1. Los museos deben ser nodo y radar de la cultura pasada y del presente inmediato, por lo tanto como transmisores tienen la obligación de ser permeables a facilitar el encuentro directo con sus usuarios e interlocutores sin cortapisas ni filtros que amortigüen lo molesto, criticable, polémico o ignorado por la gran historia del arte.
2. Eso es algo que preocupa especialmente a las asociaciones profesionales puesto que parece en muchas ocasiones que en lugar de avanzar se retrocede. No se trata tanto del intrusismo en programación sino de que el arte contemporáneo ha dejado de interesar en las agendas políticas. Desde ADACE, la asociación de directores de museos y centros de arte de España, velamos especialmente por estas cuestiones e intentamos abrir frentes de diálogo y negociación.
3. Absolutamente, en todas sus vertientes y escalas.
4. No tanto como exposición pero las acciones de los colectivos Anti-sida de los noventa fueron un punto importante de inflexión. En otro orden de cosas lo que representa haber visto las instalaciones de Mariko Mori como la que encontré en un centro comercial de Nueva York al Hombre de Carne de Marcel.lí Antúnez en el Mercado de la Boquería de Barcelona. También todo lo que supuso y permitieron las primeras obras de net art, sobre todo las de Hacktivismo.
5. Estamos volcados en provocar el sentido de pertenencia con nuestro entorno próximo, que el visitante-interlocutor entienda en el museo como propio. Más allá de las paredes del museo desarrollamos diferentes acciones y proyectos para llegar a todos los sectores de la comunidad incidiendo en que somos además un museo autonómico y tenemos que llegar a las otras islas, trabajar con ellos desde la horizontalidad.
Mirar con ojos críticos
Ferran Barenblit, director del MACBA (Barcelona)1. Sí, absolutamente. El ICOM ha propuesto este año reflexionar sobre el museo como lugar en el que mirar al pasado sin rencor, pero con ojos críticos. Los museos son buenos lugares para hacerlo; los de arte, especialmente, porque se mueven en un campo muy fértil para ese análisis.
2. No estoy de acuerdo con esa ecuación que "política = falta de libertad"; si nos reconocemos como lugares políticos, tenemos que aceptar entrar en el debate político. En todo caso, entiendo el sentido de la pregunta. Creo que en España hemos avanzado mucho y los tiempos en los que existía una intervención cotidiana en la programación de un museo ya quedaron felizmente atrás. La intervención, sin embargo, es sistémica: con el presupuesto, sobre todo, pero también con procesos administrativos.
3. El arte ejerce una transformación, pero es muy difícil de medir. No creo en la iluminación, nadie sale de un museo "transformado". Pero sí creo que se va instalando en las consciencias y va guiando nuevas formas de pensar...
4. Insurrecciones, en el MNAC, un proyecto de Georges Didi-Huberman, un análisis muy pormenorizado y casi sin pasiones sobre cómo avanza el mundo a base de revoluciones.
5. Muy positivamente. Es un estímulo ver como nuestras propuestas abren debates mucho más allá del entorno institucional del propio museo. Aunque, como a todos, nos queda mucho por mejorar.
Contenedores de un arte incómodo
Ane Rodríguez Armendariz, directora cultural de Tabakalera (San Sebastián)1. Es parte de la función de los museos y los centros de arte, reflejar y hablar de las urgencias de la sociedad, ser lugar de debate. El arte se caracteriza por su libertad a la hora de expresarse y nos tenemos que apoyar en él para hablar sobre temas relevantes que nos preocupan a todos. Dicho esto, a veces son temas que incomodan y que hay que tratar con cierta delicadeza con lo cual, respondiendo a la pregunta quizás, no siempre pueda decir lo indecible pero debería.
2. En términos globales la política marca dos tipos de ritmo diferentes. Lo social, lo político, lo económico inciden en los discursos, los trabajos de los artistas, y los museos y centros de arte tenemos la responsabilidad de dar altavoz a lo que ocurre alrededor nuestro y tener un posicionamiento, algo que debería de reflejarse en la programación de los centros.
El otro ritmo estaría vinculado a las agendas políticas y sus tiempos. Es curioso porque la cultura no suele ser prioritaria en las políticas generales y, al mismo tiempo, todo el mundo parece entender sobre cultura y está capacitado para trabajar en ella. Lo importante es buscar los términos que aúnan la calidad de los programas con los objetivos buscados por las agendas siempre desde el respeto hacia el saber hacer de los técnicos de los centros.
3. Quizás sea ya una expresión agotada pero sí creo en la capacidad del arte de incidir en la actualidad y generar debate y reflexión en torno a nuestro presente y nuestro pasado.
4. Las bienales son el lugar perfecto para abordar el presente y la actualidad social y política. Documenta ha intentado abordar una situación incluso desde un posicionamiento físico-político al situar una de las sedes en Atenas. Lo habrá hecho mejor o peor, pero su voluntad ha sido posicionarse muy proactivamente en esa realidad. Otro ejemplo más cercano en nuestro caso fue Tratado de Paz, la exposición que comisarió Pedro G. Romero el año pasado en diferentes sedes de San Sebastián en el marco de la capitalidad cultural, un proyecto ambicioso que abordó la violencia y sirvió para que nos miráramos en el espejo en nuestra realidad más reciente.
5. Positivamente. El principal reto, como en la mayoría de centros de arte, es el de tener un programa de calidad atractivo para los públicos pero con una perspectiva crítica. El arte contemporáneo puede resultar incómodo pero nuestra labor es hacerlo ver como un lugar de debate y de reflexión.
El discurso no hegemónico
José Miguel G. Cortés, director del IVAM (Valencia)1. El conjunto de actividades de un museo puede ayudar a señalar e incidir en aquellas historias, personajes y temas que, de manera habitual, pasan desapercibidos, se les ignora o silencia, cuando no se les niega completamente. Un museo puede mostrar aquellas prácticas y aquellos discursos artísticos poco conocidos, marginados u olvidados por el denominado "mainstream cultural" construido con unas visiones artísticas en las que se priorizan, sobre todo, las concepciones occidentales, blancas heterosexistas y con una estrecha relación con los poderes económicos.
2. A mi modo de ver, las relaciones entre creación cultural y poder político han sido y son complejas, (ya que el arte tiene un sólido componente ideológico, de representación del debate de ideas que vertebra la sociedad), y por tanto, las respuestas nunca pueden ser simples. Actualmente nos encontramos con dos actitudes por parte de la mayoría de la clase política: una, la de los que no tienen ningún interés por la cultura; y otra, la de aquellos que desean controlarla y dirigirla. Ante esta situación nuestra posición debe ser clara, apostar por: la no injerencia partidista, los/las profesionales y los proyectos artísticos que enraizados en lo concreto posibiliten cuestionamientos globales y diversos a la época que nos ha tocado vivir.
3. La creación cultural (en el sentido más amplio del término) debe ayudarnos a ampliar nuestra inteligencia y nuestras sensaciones, enseñarnos a soñar y a imaginar la multitud de mundos que están en éste. Desafortunadamente, todavía hoy son mayoritarias en nuestra sociedad las estructuras mentales alicortas, llenas de prejuicios y temerosas a cualquier cambio; el arte y la cultura pueden ser instrumentos fundamentales de descubrimiento de diferentes maneras de mirar y leernos a nosotros mismos, a los "otros" y a nuestro entorno.
4. Posiblemente, la exposición que William Kentridge realizó el año pasado en el Martin Gropius Bau de Berlín. Fue una muestra que me emocionó intensamente, me sentí imbuido en un entorno enormemente rico de propuestas visuales y auditivas en las que la imaginación se desbordaba por los cientos de imágenes profundamente sugerentes y me hacían reflexionar sobre mil cuestiones referentes a la historia más reciente. Me sentí atraído, cuestionado, zarandeado. La verdad es que me hubiera encantado haberla organizado yo.
5. Me parece muy difícil "valorar" el impacto del trabajo de un museo, sobre todo de aquellos museos que, como el caso del IVAM, no pretenden tanto incidir en el día a día, como en el conjunto de actitudes y valores (conscientes e inconscientes) que ayudan a conformar al ser humano. Creo que el trabajo que estamos llevando a cabo está dando la posibilidad a miles de personas de imaginar otras realidades, de plantearse preguntas y cuestionarse "verdades" (artísticas, socio-culturales,…) que parecían inamovibles hasta ayer mismo. Por ejemplo, no mirar tanto hacia el Norte y fijarse más en los pueblos mediterráneos, valorar e incidir en los trabajos hechos por mujeres, poner en duda las identidades o, apreciar lo local sin dejar de lado su relación con lo global son, todos ellos, aspectos que nos ayudan a vivir, pensar y sentir de un modo mucho más abierto y plural del acostumbrado.
Lograr cambios sistémicos
Karin Ohlenschläger, directora de actividades de Laboral Centro de Arte (Gijón)1. El arte suele decir lo indecible y el museo así lo expone, siempre y cuando no incite y fomente la violencia, el racismo, la desigualdad, la xenofobia y cualquier otra forma de discriminación que atente contra la dignidad.
2. Lo que marca el ritmo de la programación de los museos y centros es el presupuesto. En los últimos diez años, el presupuesto de cultura ha bajado en muchas Comunidades Autónomas hasta límites insospechados y la decisión acerca de la distribución de los presupuestos es política. En cuanto a libertad, decía Jean-Paul Sartre que "libertad es lo que uno hace con lo que le han hecho": un gran reto para muchos museos de pequeñas capitales.
3. Por supuesto. No es una cuestión de creencia sino de experiencia, después de haber vivido el potencial transformador del arte a través de proyectos tan excepcionales como el de los 7000 robles de Joseph Beuys en Kassel. Por otra parte, desde el punto de vista neurocientífico, la educación artística tiene un efecto transformador en los procesos de plasticidad neuronal porque propicia estímulos integrales que benefician el desarrollo emocional, social y cognitivo.
4. De las exposiciones que me han interesado recientemente destacaría Mégastructures: a new perspective on more than sixty years of architecture, coproducida entre el Centre Pompidou de París y le lieu unique de Nantes.
5. Los museos y centros de arte somos conscientes del papel que el arte puede tener en la producción del conocimiento, en la educación o en el diálogo con otras disciplinas científicas, tecnológicas o sociales. Pero los recursos son escasos y los resultados solo medibles a medio y largo plazo, y LABoral sigue siendo un centro muy joven. Actualmente, en Asturias trabajamos en el fortalecimiento del tejido artístico y cultural con acciones conjuntas, en estrecha colaboración con el Museo Barjola, el Museo de Bellas Artes de Oviedo, la Sala Borrón y el Centro Niemeyer. Por otra parte, más de 10.000 jóvenes asturianos han participado en los últimos años en nuestro programa educativo, auLAB, que introduce nuevas metodologías educativas a través del uso creativo y crítico de la tecnología digital y del arte. Este programa es fruto de la colaboración de nuestro centro con la Consejería de Educación y Cultura del Principado de Asturias con resultados sorprendentes, especialmente tangibles en el caso de jóvenes en riesgo de abandono escolar y alumnos con problemas de aprendizaje. La cuestión es que esta experiencia piloto repercuta en cambios sistémicos y esto requiere tiempo.
Lo indecible en el ADN
Daniel Castillejo, director de ARTIUM (Vitoria)Foto: Mitxi-EHU
2. En el caso de ARTIUM, esa situación nunca se ha producido, hemos sido completamente autónomos en cuanto a los discursos. Ahora bien, lo más cercano a ese escenario en el que se puede encontrar un museo se debe a la falta de medios o recursos para expresar en condiciones adecuadas lo indecible. Podríamos decir que esto define una falta de libertad más sutil, menos burda en condiciones democráticas, y este método sí que está más generalizado.
3. Si el arte es liberador y transformador en el plano individual por su búsqueda de los límites expresivos y ser una experiencia agazapada en un soporte, ¿cómo no va a ser trasformador si se muestra colectivamente, en un museo por ejemplo, liberando experiencias de todo tipo sobre los públicos cubriéndolos con un manto ético, estético, crítico y autocrítico? No me cabe la menor duda que lo es.
4. La exposición que más me impactó en relación con el presente fue, sin duda, Cocido y crudo comisariada por Dan Cameron en el año 1995 en el Reina Sofía de Madrid. Fue la primera vez que se confirmó una intuición que sobrevolaba el mundo del arte contemporáneo: que la práctica del arte necesitaba contaminarse de la experiencia del mundo, del público y los artistas.
5. Creo que ARTIUM impacta en la sociedad alavesa de cuatro maneras teniendo en cuenta que más del cuarenta por ciento de sus visitantes anuales son de nuestro territorio más cercano y local, lo que ya denota un éxito indudable en su uso: en primer lugar, ARTIUM es como un espejo que sitúa a la sociedad ante sí misma y le conciencia del tiempo en el que vive. En segundo lugar es un contrapeso en una comunidad local con un fuerte carácter histórico y memorístico, equilibrando las posibilidades de riqueza cultural. En tercer lugar es un motor cultural de primer orden y ya imprescindible y, en cuarto y último lugar, el hecho de situarnos en la periferia de la periferia (Madrid y Bilbao), ARTIUM ofrece la posibilidad de acceder a las manifestaciones contemporáneas últimas que existen en el universo artístico actual. Todo ello para una sola conclusión, hacer de Vitoria y Álava una comunidad más avanzada, más desarrollada integralmente y con más conciencia de su situación en el mundo actual.
@PaulaAchiaga