Pamplona reedita los Encuentros
José Luis Alexanco y Luis de Pablo en los Encuentros
El Museo Universidad de Navarra publica el libro Los Encuentros de Pamplona con el testimonio de los protagonistas, participantes y testigos de aquellas jornadas históricas que congregaron en la capital navarra a 350 artistas. El futuro de aquel evento, que fue criticado tanto por la izquierda como por la derecha política del momento, se vio truncado por el secuestro de Felipe Huarte. Ahora, y para recordarlo, José Luis Alexanco ofrecerá una conferencia y Luis de Pablo protagoniza el concierto de Taller Sonoro. Hablamos con ambos sobre la efeméride.
Desde que De Pablo recibió el encargo de crear unas jornadas musicales en homenaje a la figura de Félix Huarte, que había fallecido unos meses antes, hasta que se iniciaron los Encuentros tan solo pasaron ocho meses. "Fue la familia Huarte quien pidió hacerlo y se volcaron en ello. Querían un festival de ciertas características y Alexanco y yo buscamos las cosas que nos parecían más adecuadas", comenta De Pablo. Con capital completamente privado, la familia Huarte financió todo el programa y el gasto de la estancia de los artistas. "Sin ellos no se nos hubiera ocurrido hacer algo así porque ninguno de los dos éramos organizadores de eventos, sino artistas", señala Alexanco. Todo arrancó como un homenaje "en memoria de Félix Huarte y pensaron, como mantenían económicamente al grupo Alea (fundado por De Pablo en Madrid), en encargárselo teniendo como plan principal unas jornadas de conciertos", añade.
Fotografías del Centro Cupulatif en los Encuentros
La noticia la recibieron juntos desde Argentina al tiempo que estaban presentando una obra y fue entonces cuando comenzaron a gestar la idea. "Le dije a Luis que por qué no incluíamos artes plásticas y otras disciplinas, le pareció bien y a los Huarte también. Así se amplió la cosa y así es como entré yo en la dirección de los Encuentros". El objetivo, por tanto, era mostrar las corrientes más interesantes, novedosas y vivas en ese momento. Arte, cine, música, teatro, performance... las manifestaciones artísticas de países como India, Taiwán, Irán o Tailandia tenían espacio en las calles de Pamplona, eran corrientes que aún no habían llegado a España. Pero, "el conjunto total fue de bastante confusión en términos de ambiente general. En el primer acto ETA puso una bomba y el transcurso de la semana la gente estaba confusa porque no sabía a qué obedecía aquello", continúa Alexanco.Quizá por esta razón tanto la izquierda como la derecha criticaron los Encuentros de Pamplona. Por un lado la izquierda "pensaba que éramos unos lacayos del capital porque queríamos presentar una España abierta, sonriente y más avanzada de lo que realmente era estando en una dictadura", opina De Pablo. Se pensaba que se iba a dar la impresión de "que había unas libertades que no eran ciertas", corrobora Alexanco. La derecha, en cambio, vio aquello como "estupideces y como una corrupción de las costumbres", dice De Pablo. "La parte más conservadora de Pamplona lanzó papeles diciendo que habíamos inundado la ciudad de putas y maricones, basados en que, ciertamente, algunos de los artistas tenían una pinta nada habitual en las calles de la ciudad", amplía Alexanco.
350 artistas tomaron las calles de Pamplona
A pesar de todas las vicisitudes, los días se desarrollaron más o menos con normalidad. Y así, un Isidoro Valcárcel Medina joven y con una barba extralarga instaló su happening en el paseo Sarasate, un "tinglado hecho con tubos de andamiaje con cuatro zonas o espacios. Uno para estar de pie, otro para estar sentado, otro para caminar y otro para estar acostado", recuerda el artista en una de las entrevistas que forman parte del libro. Pero una y otra vez le destrozaban lo construido por lo que tuvieron que, a su pesar, soldar las tuercas. "Pensé que me habían invitado a un festival normal, pero conforme escuchaba a Alexanco y a Luis de Pablo me daba cuenta de que esta gente iba a lo grande", explica.John Cage en su actuación en Pamplona
También John Cage, que en aquel momento era un completo desconocido en España y en parte del mundo, actuó, o "berreó", según Valcárcel Medina, ante los asistentes, pero llegado el momento de concluir lo hizo en la nota que estaba. Ni un segundo más ni uno menos. Fue, de hecho, uno de los artistas que más impactó también a Juan Manuel Bonet, que fue parte y testigo de los Encuentros. Equipo Crónica instaló su Espectador de espectadores, el teatro Kathakali de la India llevó a cabo su actuación y a petición expresa de la familia Huarte se hizo una exposición comisariada del nuevo arte vasco en el que Chillida decidió participar porque Oteiza decidió no hacerlo.
Ginzgura en las calles de Pamplona y, a la derecha, una imagen del ambiente general
El galerista Guillermo de Osma, el coleccionista Emilio Pi, el productor Íñigo Silva, el fotógrafo Eduardo Momeñe, txalaparta, flamenco, performance, música, teatro... todo estaba allí. Muchos de los invitados a estas jornadas empezaban entonces y no eran conocidos pero con el tiempo se han convertido en importantes figuras del mundo del arte y la creación. Quizá fuera intuición, cree el pintor Alexanco, pero lo cierto es que, en general, "la gente se acuerda de ello como algo que, de alguna manera, han tenido en cuenta en el futuro". Incluso se llegó a realizar una exposición en el año 2009 en el Museo Reina Sofía, aunque "debió de costar mucho trabajo porque hay muy poco material", incide el artista. En aquella época, a pesar de haber diarios, "no había fotógrafos en las calles como ahora y apenas hay grabaciones, tan solo una televisión y un par de espontáneos que grabaron en súper 8". Para Rafael Llano, coordinador del libro que edita el Museo Universidad de Navarra, los Encuentros son "una referencia para el arte contemporáneo en España" y según Valcárcel Medina, fue un hito que "tuvo su significación aunque también tuvo sus contrincantes". Se refiere a los Chillida, que en un principio no quisieron participar porque "era de derechas", y a los catalanes, que "unos vinieron y otros no".Pero en lo que todos están de acuerdo es en que no ha habido un evento igual en el arte español del siglo XX. Pese a que el secuestro por parte de ETA a finales de ese mismo año de Felipe Huarte truncó todo el futuro de un festival que quería convertirse en bienal. Tras el golpe atestado, la familia decidió desvincularse de este gran mecenazgo haciendo que una cita que nacía para ser continuada se quedase en un hecho aislado e insólito. Y, como cuenta Luis de Pablo, aunque hace unos años se hizo un intento de volver a impulsar esta cita, quizá hoy "ya no tenga sentido".
@scamarzana