El Bosco ahora vive solo
El Prado mantiene el formato de islas para la sala expositiva de El Bosco
El Museo del Prado habilita una sala para las obras de El Bosco y reúne la pintura flamenca de finales del siglo XV y principios del XVI en las salas contiguas
La sala, manteniendo el formato de isla de la retrospectiva, posibilita transitar por las obras del pintor flamenco otorgando, también, la oportunidad de ver los reversos de sus lienzos. Ese fue, de hecho, uno de los retos a los que se enfrentaron quienes diseñaron la multitudinaria exposición. Con casi 600.000 visitantes Falomir asegura que ha congregado a más espectadores de los que consiguió Sorolla en 2009. Pero El Bosco también tiene un contexto, el de la pintura neerlandesa y, como tal, no se le puede llevar muy lejos de sus colegas. Así que para que el visitante no diera la espalda a Brueghel El Viejo para ver a El Bosco, el Prado ha habilitado las salas contiguas a la pintura flamenca de finales del siglo XV y principios del XVI. Dos cosas de una vez. Que El Bosco mantenga viva la pasión que suscita pero sin perjudiciar a otros pilares de la pintura.
Fue una época en la que Amberes se volvió crucial en el mapa artístico y tanto "Brueghel como Patinir fueron tan importantes como El Bosco pero con menos repercusión", anota Alejandro Vergara, jefe de conservación de Pintura Flamenca del Prado. El primero comenzó haciendo estampas a partir de las obras del maestro flamenco; el segundo incorpora elementos bosquianos en sus pinturas. Comienza así un cambio en la gestación del arte con la aparición de "pintura de autores de otra clase social que interesa a banqueros y mercaderes", asegura Vergara.
La alta sociedad belga de finales del XV y principios de XVI busca un pasado y lo encuentra en sus numerosos pintores. Mabuse, Van Orley, Massays, Jan Provost comparten la sala contigua a la de El Bosco y, en la siguiente, se detienen ante mediados del siglo XV. Dirk Bouts y su Tríptico de la vida de la Virgen muestra ese interés por el paisaje que se desarrollaría más tarde. La fuente de la Gracia de Jan Van Eyck, pinturas de Memling y Van der Weiden hacen que se detenga el tiempo. Y "Juan de Flandes, pintor de Brujas y muy próximo a Memling se acerca al estilo español y se fusiona con él", comenta Vergara.
Destaca el conservador del Prado la pintura de un artista poco conocido por el público pero que recientemente está entrando en los libros de Historia del Arte. Su nombre es Marinus van Reymerswele y forma parte de ese grupo de artistas que "muestra unos valores culturales contradictorios de la época". Se circunscribe, por otro lado, a "la creciente presencia de la economía moderna" de la que era partícipe Amberes.
Joachim Patinir, el gran pintor del paisaje en palabras de Durero, y Pieter Brueghel El Viejo (del que habrá una exposición similar a la recién clausurada de El Bosco el 2019 en Viena) comparten la última sala dedicada a la pintura flamenca del siglo XV y XVI. Con la pendiente instalación del resto de pintura flamenca, que se llevará a cabo durante el año 2017 según ha señalado Falomir, El Bosco se independiza. Y su nueva instalación gana en fluidez de tránsito.
Y es que El Bosco, junto a Las Meninas de Velázquez y el fusilamiento del Dos de mayo de Goya, recibe al 99% de los visitantes anuales del Museo dando de lado a otros importantes pintores que muchos desconocen.
@scamarzana