Jorge Galindo en su estudio frente a la pintura The Spirit of Money. Foto: Juan Galindo
En la base de sus nuevos cuadros hay ocho o nueve millones de euros triturados, unos 200 kilos de Money Painting. Así ha titulado Jorge Galindo su primera individual en la galería Helga de Alvear de Madrid. Habla del futuro como abstracción y de la pintura como fantasía.
La banda sonora de las obras que ahora presenta, se remonta a 1978 y a uno de los éxitos de Alternative TV, Action, Time and Vision. Por aquél entonces, Mark Perry, líder de esta banda de punk inglesa, había colocado Sniffin'Glue en la quintaesencia del fanzine underground, el mismo soporte en el que Galindo empezó a dar sus primeros pasos como artista con 17 años. Hoy, el espíritu sigue siendo el mismo. Para él, pintar (tarareando la canción), es acción, tiempo y visión. Un acto subversivo, de impertinencia, "una actitud vital y una manera de pasar por la vida dignamente".
Acaba de releer a Borges y se nota en cada esquina: "Mi obra es un poco como el cuento de El jardín de senderos que se bifurcan. Todo está articulado en una trama que abarca todas las posibilidades. Cada camino se bifurca en otros, y así sucesivamente. Lo más importante es no encontrarse de frente contra una pared", dice. Curiosamente, sus últimas obras tienen cierto aspecto de muro. Están hechas con 200 kilos de billetes de 10, 20 y 50 euros desechados por su desgaste por el Banco de España. Ha titulado la serie Money Painting, y acude a otra moneda, El Zahir, de nuevo al escritor argentino, para explicarla: "Borges decía que nada hay menos material que el dinero, ya que cualquier moneda es un repertorio de futuros posibles. También que el dinero es abstracto, es tiempo futuro. Para mí, es una fantasía, como la pintura".La pintura es la culminación de tus experiencias. En lo que pinto estás viendo mi vida"
La moneda de hierro
-¿Por qué el dinero?-Siempre me han interesado mucho los soportes con gran carga de cotidianidad para reactivar su imagen, lenguaje y significado. Ya en otras series trabajé con coches desguazados, carteles publicitarios, desechos de cartones... Elementos cotidianos que le dan un contenido extra a la pintura. En este caso, no hay un material más cotidiano que el papel moneda, tengas más o tengas menos. En estas obras es el detritus de dinero de la sociedad de consumo.
-Borges advertía que romper el dinero es una impiedad...
-Justamente estos cuadros están pintados sin ningún tipo de piedad a lo que impone el material, más en el situación actual de austericidio en la que estamos. De lo que hablo es, precisamente, de eso, del milagro del dinero como tema, como en El tributo de Masaccio de la Capilla Brancacci de Florencia, que cuenta el milagro de Jesús que, al no tener dinero, instó a San Pedro a pescar un pez y a que le abriera la boca, ya que allí encontraría unas monedas, sólo que nosotros no tenemos ningún pez para abrirle la boca y sacarle las monedas.
-¿Vive el artista demasiado atado al mercado?
-El mercado es una parte muy importante de esto, aunque no debe afectarte. Me encanta la frase de Rafael Azcona que dice que lo mejor de las casas es la puerta para dejar el mundo fuera. Igual pasa en el arte. Quien juzgue la pintura por su valor de mercado está realmente mal.
España es un lugar donde se desprecia profundamente el arte contemporáneo"
-Trabajé en el suelo, a modo de tapiz, donde fui espolvoreando las capas de virutas de dinero, algo parecido a una siembra. Durante un tiempo, estuvo como una alfombra para mancharse la pintura de otros cuadros. Quería que estuviera muy nivelado lo azaroso y lo intencionado. Si te acercas, pueden verse huellas de vida tras esos billetes que hablan, también, de un tiempo futuro que se ha roto. O mejor dicho, lo han roto...
El porvenir parecía otro cuando Galindo tenía 20 años y estudiaba en la facultad de Bellas Artes de Madrid. Con Santiago Sierra, Manuel Ludeña y otro colega al que llamaban Corto Maltés, salían por las noches a pintar las paredes que se le ponían a tiro por la zona centro. Ninguno tenía estudio, ni posibilidad de tenerlo. Fue allí, en la calle, donde empezó a pintar a gran escala, firmando colectivamente como Comando Madrid.
Con Los Encargados, su anterior exposición en la galería Helga de Alvear, volvió a la firma conjunta con Sierra. Hablaban de otro timo, el político. El recorrido internacional ha sido imparable y todavía hoy sigue en el Museum on the Seam de Jerusalem. Un interés, dice, que está lejos del que se tiene aquí. "España es un lugar donde se desprecia profundamente el arte contemporáneo, y si no lo apreciamos nosotros primero, ¿por qué iban a hacerlo otros? Fuera tienes que empezar casi de cero y quedarse aquí es la nada. La situación es dramática, de hundimiento. Cuando en el futuro se estudie este momento habrá que llamarlo ‘el arte español de la posguerra II'.
-La palabra cultura apenas se menciona en los debates de política...
-Se mencione o no, la palabra cultura en boca de un político siempre me ha chirriado y no me interesa. En cambio, nunca ha tenido mayor sentido la palabra contracultura, en un sentido libertario, independiente de ataduras políticas y morales.