The Moroccan, de John Currin (2001)
La Fundación Mapfre presenta desde este miércoles la exposición
Retratos. Obras maestras
del Centre Pompidou, comisariada por Jean-Michel Bouhours, conservador del centro
francés, de cuya colección permanente proceden las 80 obras que conforman la muestra,
que podrá verse hasta el 6 de enero. Los cuadros, seleccionados de forma temática, según cuenta
Bouhours a elcultural.es, se exhiben cronológicamente en el museo de arte moderno parisino, pero
el comisario quería inventar otro contexto de aquel al que está acostumbrado.
No ha sido fácil seleccionar las piezas de entre las 5.000 de que dispone el Centro Pompidou. Sin
embargo, la idea de realizar una muestra exclusivamente de retratos refleja la importancia de este
género en la historia de la pintura. La exposición se inicia con el retrato de Erik Satie realizado por
Suzanne Valadon entre 1892 y 1893, y se cierra con
La marroquí, de John Currin
(2001). "El retrato es un juego turbio entre modelo y pintor, un juego de miradas, de seducción
y dialéctica", comenta Bouhours.
"Es un tipo de arte que perpetúa su relación con aquel que
lo contempla". El planteamiento es situar al espectador en el lugar del pintor, que mire el
cuadro desde los ojos de su creador.
Retrato de mujer, de Pablo Picasso
"En el periodo del futurismo, el cubismo, las vanguardias del siglo XX encontramos una fuerte
conmoción, quizás el cambio más radical de la historia de la pintura. La representación de la
naturaleza, sobre todo de la personalidad humana, se transforman, los tabús de la sociedad
occidental se rompen", explica. "Hay un cuestionamiento de la filosofía, y en el cubismo se
sacraliza el rostro".
Cuando Picasso pintó Las señoritas de Avignon, el elemento
que más chocó a la sociedad de la época fue el tratamiento de la cara, no el espacio o la
forma. "Lo que se estaba tratando era un ser humano, había una humanidad" detrás de esa
deformación.
La muestra incluye obras del citado Pablo Picasso, Henri Matisse, Francis Bacon, Joan Miró,
Amadeo Modigliani y Robert Delauney, entre otros. Bouhours destaca la presencia de un retrato
de Renoir realizado por Picasso, y
Le tourangeau, de Juan Gris, posiblemente, dice
con la boca pequeña, algunos de sus favoritos. Uno de los objetivos de la exposición es mostrar los
puntos comunes del retrato, uno de los temas pictóricos más metafísicos, a lo largo de épocas tan
diferentes.
Autorretrato, de Francis Bacon
El comisario vuelve a España en primavera, con una muestra sobre Salvador Dalí que abrirá
en noviembre en el Pompidou y se trasladará al Reina Sofía en abril. Este es un proyecto por el
que Bouhours se siente particularmente ilusionado, pues en el museo de arte moderno parisino no se
ha dedicado una exposición al pintor catalán desde 1979, hace 33 años. Resulta paradójico, declara,
que uno de los maestros más importantes del siglo XX esté tan ausente del panorama francés. Dalí,
además, fue un personaje muy popular en la Francia de los años 70, quizás incluso más que Picasso.
Para las nuevas generaciones, sin embargo, está menos presente, de modo que el homenaje en el
Pompidou es una invitación a releer la obra de Dalí, y de aprehender el conjunto de su carrera.