Vista de la exposción, con obras de Lisa oppenheim y Lorea Alfaro.

'Esta puerta pide clavo' es una exposición colectiva organizada por la galería Tatjana Pieters bajo el comisariado de Manuela Moscoso y Sarah Demeuse que incluye a un buen puñado de artistas españoles.

Bajo el título Esta puerta pide clavo, la galería belga Tatjana Pieters, que ha estado presente en las últimas dos ediciones de ARCO en la sección Opening, presenta una muestra colectiva organizada por Rivet, la oficina curatorial formada en 2010 por Manuela Moscoso y Sarah Demeuse y formada por once artistas internacionales entre los que destaca la presencia de cinco españoles, Lorea Alfaro, June Crespo, Rubén Grilo, Kiko Pérez y Daniel Steegmann-Mangrané. El proyecto explora el modo en que se visibilizan o formalizan ciertos síntomas o constantes del imaginario visual contemporáneo a través del espectro artístico, un ejercicio que se realiza a partir de lo que Rivet concibe como un despliegue, esto es, el tránsito desde códigos de información que rara vez trascienden lo anodino hacia formas e imágenes filtradas por una apreciación subjetividad que se instala en el ámbito de lo emocional o lo afectivo.



Un pieza estupenda de David Jablunowski recibe al visitante en la entrada, un trabajo que ejemplifica con claridad la ambición de la exposición. Nacido en 1982, el artista asume la herencia de las tecnologías de la información a las que se dirige desde una perspectiva escultórica a partir de una necesidad de comunicar, pues ésta era, nos dice el artista, la voluntad inicial de toda escultura. Su trabajo mezcla, por tanto, un perfil manual, material, con un fuerte componente tecnológico a través del que se arriba a una resolución formal que es deudora del procesamiento y el escaneado de imágenes. Algo parecido puede leerse en los trabajos de June Crespo, que se abundan en la ambigüedad formal, un no saberse objeto o imagen, visible sólo o también tangible.



La frontera que separa lo analógico y lo virtual es de lo más transitada en la exposición. Uno de los artistas españoles, Rubén Grilo, a quien pronto veremos en Madrid inaugurando el nuevo espacio de NoguerasBlanchard, presenta una cómica reflexión sobre la información aleatoria que dimana de las búsquedas online. En uno de sus ya característicos trabajos con la herramienta Powerpoint, Grilo concentra en un mismo plano las aventuras de Hobbs, el célebre tigre de peluche de Calvin, protagonistas de la famosa tira cómica americana, con el Leviathan de Thomas Hobbs, el siniestro pensador inglés.



En su aparente sencillez formal, los trabajos de Kiko Pérez, uno de los pintores jóvenes españoles más interesantes del momento, reconfigura signos familiares del acervo urbano en muy logradas abstracciones en los que logotipos multinacionales se tornan en magnéticas geometrías. No menos atrayentes son sus intervenciones murales, de las que vimos una estupenda en su galería madrileña. Leve pero intensa, se despliega aquí en un acción tan sutil como vibrante.



Philippe Van Snick, un clásico belga que es punta de lanza en el programa de la galería (hemos visto su trabajo en las dos ediciones de ARCO en las que ha participado), no pierde la esencia conceptual con la que se dio a conocer en los sesenta y setenta e impregna de ella las abstracciones que aquí presenta. En el ámbito de la abstracción se encuentran también los trabajos de Lorea Alfaro, artista navarra que recupera los fondos sobre los que se realizan retratos fotográficos en China (y el potencial alegórico que encarnan) trayéndolos aquí a un primer plano, donde queda eliminada toda literalidad. Es un ejercicio, el de la traslación y maleabilidad de la dualidad figura-fondo, que se da en no pocos artistas en la exposición, como en el trabajo de Daniel Steegmann Mangrané, que revisa las clásicas especulaciones que en torno a la perspectiva desarrolló el holandés Jan Dibbets desde principios de su carrera con sus Perspective Corrections.



No dejen de detenerse ante los trabajos de Lisa Oppenheim, acertadas reflexiones sobre fotografía analógica y digital que generan imágenes ambiguas, acentuando esa sensación de estar en tierra de nadie, el lugar en el que se concentra el cúmulo de tensiones que dan forma y vida a esta exposición.