Arshille Gorky
Philadelphia Museum of Art. Del 21 de octubre al 10 de enero
10 diciembre, 2009 01:00Arshile Gorky: Dark Green Painting, 1948
La figura de Arshile Gorky estaba pendiente de ser revisada en el contexto de la pintura estadounidense de las décadas centrales del siglo pasado.
La infancia y adolescencia de Arshile Gorky (nacido Vosdanig Adoian) son dignos de reencarnarse en un drama cinematográfico. No en vano, el cineasta canadiense Atom Egoyan situó su biografía en el ojo del huracán de esa extraordinaria película que es Ararat. Gorky nació en un pequeño pueblo de la Armenia otomana que hoy pertenece a Turquía. Cuando tenía quince años vivió en primera persona el genocidio armenio, que costó la vida a un millón de compatriotas por parte del ejército turco. El futuro pintor vería a su propia madre morir de hambre por las terribles hostilidades desatadas por los turcos. En 1920 emigró a Estados Unidos donde sustituyó su Vosdanig Adoian por Arshile Gorky en homenaje a su admirado poeta ruso Maksim Gorky.
Más allá de alguna clase de arte esporádica, la formación del Gorky americano fue autodidacta. Su aprendizaje consistió en visitar museos y copiar obras de los grandes clásicos. Uno de los artistas de referencia del joven pintor fue Paul Cézanne, cuyos trabajos estudió en profundidad para pasar, más tarde, a Picasso y Leger. Durante los años treinta combinó la pintura de caballete con sus primeras aproximaciones al trabajo sobre el muro, realizadas en el marco del aeropuerto de Newark en Nueva Jersey. Son importantes estas pinturas pues, aunque denotan la influencia de los maestros que estudió en la década de los veinte, en especial Picasso y Leger, vislumbran también el camino de la abstracción en el que se consolidaría años después como uno de los principales referentes de la década de los cuarenta.
Porque es a principios de esta década cuando al estatura artística de Gorky comienza a ser incuestionable. La exposición se detiene en profundidad, como no podía ser de otro modo, en los años en que Gorky actúa como bisagra entre dos de los movimientos más importantes del siglo XX, el Surrealismo y el Expresionismo Abstracto. Fue Gorky el cicerone de muchos de los artistas surrealistas exiliados de Europa, de quienes aprendió muchas de sus técnicas, en especial el dibujo automático. La muestra, de hecho, ofrece un importante conjunto de maravillosos dibujos realizados en este ámbito. Y, por consiguiente, fue el punto de partida de algunos de los grandes pintores de la década de los cincuenta, en especial Jackson Pollock, cuyas pinturas a caballo entre figuración y abstracción (véase el mítico Subway) tienen muchísimo del pintor armenio.
Gorky murió en 1948 y no tuvo tiempo de ver el esplendor del Expresionismo Abstracto aunque sí de ver algunas de sus piezas germinales más importantes. Sus últimos años fueron difíciles. Se quemó su estudio, tuvo un accidente de coche que lo paralizó parcialmente durante un tiempo… Todo esto le hizo entrar en una depresión a la que no ayudó la marcha de su mujer, harta ya de tanta desgracia. Se suicidó en julio, dejando tras de sí una apasionante historia vital y artística. Es posible que ésta de Gorky no sea una exposición groundbreaking como fue la de Rothko en la Tate Modern pero es un proyecto absolutamente fundamental para entender la deriva de la pintura americana en los años centrales del siglo pasado.