La otra vida de la basura
Basurama analiza el papel de los residuos
19 junio, 2009 02:00Imagen del proyecto Obsoletos, 2009
Piense durante un momento en la revista que tiene entre las manos. Probablemente dentro de unos días, cuando haya cumplido su función, se usará para cubrir suelos fregados, o para envolver trastos viejos frágiles, y finalmente acabará en un contenedor. Si está leyendo estas palabras en una pantalla el dispositivo que está mirando le acompañará durante más tiempo, pero los dos sabemos que desde que lo sacó de la caja, comenzó a quedarse viejo. La revista y el ordenador, como absolutamente todo lo que nos rodea, están destinados a convertirse más temprano que tarde en desperdicios. Y el tiempo que habrán pasado junto a nosotros habrá sido sólo una fracción breve de su vida.Los países desarrollados se han vuelto extremadamente buenos en dos cosas: en producir desperdicios y en apartarlos de nuestra vista para convencernos de que nunca existieron. No hay consumo a gran escala sin desechos en grandes cantidades, y las imágenes de desechos son un recordatorio permanente de que nuestros hábitos tendrán que cambiar. ¿Qué podemos hacer con la basura, y qué es lo que la basura está haciendo con nosotros? Basurama, un colectivo madrileño de acción e investigación, lleva diez años explorando estas preguntas.
En sus primeros cinco años de vida, Basurama fue principalmente un festival de recogida de residuos reciclados con fines creativos, pero hoy su equipo emplea cualquier clase de formato y lenguaje que sirva para llevar a cabo distintas líneas de investigación sobre la sociedad de los residuos. La primera de ellas tiene que ver con la visualización de los procesos que generan desperdicios, como una manera de fomentar la concienciación ciudadana. Es el caso de la campaña Casi todo lo que compras lo tiras, una colaboración con el Ministerio del Medioambiente que les permitió a finales de 2008 situar este lema en soportes publicitarios de la calle, sobre fotos de montañas de residuos del artista Daniel Canogar. Su proyecto Eres lo que tiras, realizado hace dos años en el FIB de Benicassim, apelaba más directamente a la responsabilidad individual: un muro transparente va llenándose progresivamente de los residuos que generan los asistentes al festival.
En otros casos, las acciones de Basurama se convierten en una investigación antropológica sobre el papel que la basura juega en distintas culturas. Este año, su proyecto RUS (Residuos Urbanos Sólidos) les ha llevado por Latinoamérica tras los pasos de agentes como los pepenadores de Ciudad de México, recolectores de residuos que buscan entre los restos utilizando extraños vehículos autoconstruidos.
Pablo Rey, uno de los miembros del colectivo, resalta cómo los proyectos del grupo han ido incluyendo progresivamente dimensiones adicionales como el estudio de la arquitectura basura, del consumo del territorio, o de la basura digital y sus posibilidades. Algunas de sus mejores propuestas exploran cómo crear sistemas que aporten valor y generen intercambio social aprovechando las cosas que ya no queremos más. Desde el pasado verano mantienen en activo www.spermola.org, una web que pone en contacto a gente que quiere deshacerse de objetos con otros que puedan reutilizarlos.
Hay clases nuevas de basura, y ninguna es tan abundante como la tecnológica. En los países occidentales, cada ciudadano cambiará de teléfono móvil cada doce meses. En buena medida es resultado de la obsolescencia tecnológica planificada por los fabricantes que diseñan productos para que se queden viejos enseguida. Obsoletos, el proyecto más reciente de Basurama, ofrece a través de talleres, conferencias, y la web www.obsoletos.org un conjunto de estrategias y herramientas para prolongar con software libre e imaginación la vida útil de ordenadores que a pesar de estar desfasados, aún funcionan perfectamente.