Arte

George Brecht, el arte como juego

Eventos

20 julio, 2006 02:00

Lucky Strike, 1962

Comisaria: Julia Robinson. MACBA. Plaza dels Àngels, 1. Barcelona. Hasta el 12 de octubre

Coproducida por el MACBA y el Ludwig Museum de Colonia, esta retrospectiva de George Brecht (Nueva York, 1926) está en la línea de reivindicación de las figuras menos conocidas de la tradición conceptual, por las que el MACBA tiene una particular devoción. Paralelamente a las imágenes más tópicas del pop art, del minimal, existe otro caudal creativo, no exento de interés, que, como en el caso de Brecht, parece como eclipsado por las tendencias dominantes.

El contexto en el que se inicia la trayectoria de Brecht, a finales de los años cincuenta, es el mismo que el de Allan Kaprow, que pasa por ser uno de los pioneros del happening. Se trata de una posición crítica contra el sistema del mercado, opuesto a la idea del objeto artístico, y que busca ampliar la noción de arte, de implicarse y entenderlo como una experiencia vital, de rechazar la autoría… Posteriormente, en una línea de continuidad, Brecht colaboraría con Robert Watts, Robert Filliou, Fluxus… El espíritu del Mayo del 68 sobrevuela estas generaciones de artistas.

Se han señalado los referentes que iluminan la investigación de Brecht: John Cage, Marcel Duchamp y la idea del azar propia del dadaísmo y el surrealismo que el artista investigó y estudió con rigor. El mismo Brecht fue discípulo de Cage que, como es sabido, experimentó con el uso del sonido -o música- aleatorio, una versión sonora del ready made duchampiano.

Sin embargo, hay que destacar que, a partir de estos contextos y de estos referentes, George Brecht articuló una síntesis fecunda. él trabaja e indaga los límites de la noción de arte y en este espacio liminar, acabó por incorporar y explorar una nueva dimensión, el juego. El concepto de juego no agota el significado de su obra, por otra parte muy rica en matices, pero es sin duda uno de los aspectos más significativos. El imaginario de Brecht, sus maletas y cajas, su sentido del humor, remiten a un sofisticado universo lúdico y acaso infantil.

La obra entendida como desarrollo en el tiempo, como una pieza musical, como medio de interacción entre artista y público, como objeto cotidiano intervenido y resultado en parte del azar, constituyen la base sobre la que se fundamenta el trabajo de Brecht. Una de las piezas más significativas de la exposición es Play Incident (1960) que, descrita de modo esquemático, consiste en una especie de armario que contiene distintos objetos dispuestos a modo de assemblage en la parte inferior. En el extremo superior hay unos orificios por los que el espectador puede introducir unas pelotas de ping-pong que, al chocar aleatoriamente contra clavos, emiten sonidos. Esto es, Brecht propone que el público participe, que toque, que use, que experimente, que altere la obra, que vaya más allá de una actitud pasiva de contemplación.

La exposición del MACBA, sin embargo, expone los Eventos en peanas y vitrinas, como objetos intocables, es decir, como piezas de arte tradicionales dispuestas para ser contempladas. Puede que, de alguna manera, esta presentación signifique traicionarlos, pero personalmente me interesa esta percepción. Estos objetos, como animales disecados o figuras de cera, son profundamente melancólicos. Puro fetichismo, pura nostalgia, son una metáfora del fin de una utopía: la noción del arte como juego que, desde Schiller a ciertas propuestas de los sesenta, pasando por las vanguardias, queda como uno de los deseos incumplidos, una de las reivindicaciones más liberadoras del arte contemporáneo.