Arte

Siempre quedará París

ARCO"99: todo el arte que viene

7 febrero, 1999 01:00

Francia es este año el país invitado a la decimoctava edición de ARCO. El Proyecto "Francia en ARCO" ha sido comisariado por Nicolas Bourriaud, crítico de arte, escritor y director de la revista "Documents Sur l’Art" y en él están representadas veinte salas: 12 de las más destacadas galerías francesas, junto con 8 que se enmarcan en el programa "Project Rooms", que presentará, en cada caso, la obra de un único artista. En los "Recorridos fotográficos" se podrá ver, junto a la obra de dos fotógrafos españoles la de los franceses Rebecca Bournigault y Bruno Serralongue. Una creación heterogénea, joven, multiracial, que busca su implicación con el mundo real. Y que toma cuerpo desde mediados de los noventa. Es una buena ocasión para redescubrirla. Joerg Bader, uno de los máximos especialistas en arte francés, desvela en estas páginas las señas de identidad de la plástica francesa contemporánea.

"No hay arte francés" era el título de una importante exposición en 1989 en el "Magazin" de Grenoble. Los años 70 y principios de los 80 han estado marcados por una considerable ignorancia de Francia sobre el panorama internacional del arte contemporáneo. A partir del año 82, el Estado interviene a la fuerza para crear estructuras regionales, para crear colecciones y para mostrarlas. El regreso a la pintura encontraba en Francia un equivalente en la "Figuración Libre" que se nutría principalmente de los tebeos y del kitsch (Rémy Blanchard, Jean-Charles Blais, Hervé Di Rosa, Robert Combas). Pero el acontecimiento era nacional. Tan sólo en la segunda parte del decenio los trabajos de tendencia neo-conceptual (Philipp Cazal, Philipp Thomas, IFP, Ernest T., Felice Varini, Michel Verjux) o/y como resonancia del ready-made de Duchamp (Bazile Bustamante, Marie Bourget, Bertrand Lavier, Gloria Friedmann, Ange Leicca, Présence Panchounette, Jacques Vieille, Jean-Luc Vilmouth) llama la atención no sólo de lo que pasa en París, sino también en provincias donde las familias (artísticas) del mismo parecer se agrupan. Un importante entramado de centros de arte cumple en Francia un trabajo que ha sacado de la torpeza al país, a pesar de los violentos ataques de derecha una extrema y de teóricos e historiadores de arte reaccionarios.
Los que hoy en día ganan los premios de la Bienal de Venecia son los que han sido advertidos desde la escuela por sus profesores de las cuestiones de difusión internacional de la plástica. Este ha sido el caso de Fabrice Hybert, ganador del premio del mejor Pabellón de Venecia en 1997. Entre los más brillantes de su generación podemos mencionar a Pierre Huyghes, Perrick Sorrin, Pierre Bismuth, Hughes Reip, Xavier Veilhan, quienes trabajan en gran parte con imágenes producidas por la cámara de fotos, el vídeo o el cine. Los artistas Dominique González-Foerster, Bernard Joisten, Pierre Joseph, Philippe Parreno, a quien Nicolas Bourriaud incluye en su defensa de una "estética racional", han sido todos alumnos de Vilmouth y Leicca en Grenoble. Veronique Joumard sale de la misma clase y continúa un trabajo feminista en la línea, entre otros, de Tania Mourand y Lea Lublin, igual que Natache Lesueur, Ghada Amer y Nicole Eisenmann. Las dos últimas viven hoy día en Nueva York como la americana Elaine Sturtevant, el berlinés Hochen Gerz o Thomas Hirschorn quien marca el paisaje parisiense y francés. Y Francia no sería Francia si no cito a los inclasificables como Matthieu Laurette, Olivier Blanckart o François Curley. Para ellos y para varias generaciones Raymond Hains -antiguo "nuevo realista" y solitario de 73 años- son su referencia. Los extranjeros lo tendrán que re-descubrir.

Joerg BADER