Ernest Urtasun (Barcelona, 1982) ha sido elegido por Pedro Sánchez como nuevo ministro de Cultura, en sustitución de Miquel Iceta. El nuevo titular de la cartera (de la que se ha desgajado Deportes, que pasa al Ministerio de Educación) es economista y diplomático, así como eurodiputado de Catalunya en Comú y portavoz de Sumar. Aunque ha desempeñado cargos de responsabilidad como diplomático, presenta sin embargo poca experiencia en la gestión cultural.
Urtasun hereda de su antecesor numerosas tareas pendientes para mejorar la situación del sector cultural. Entre ellas destacan la culminación del Estatuto del Artista, la tramitación de la nueva Ley del Cine, la reforma del INAEM e intentar una vez más la aprobación de una Ley de Mecenazgo.
Estatuto del Artista
El Estatuto del Artista, un conjunto de medidas dispersas en la normativa laboral, tributaria y de Seguridad Social que tiene por objeto dignificar la situación profesional de creadores, artistas y otros trabajadores de la cultura, dio pasos relevantes en la pasada legislatura tras desesperantes retrasos. Iceta lo convirtió en su mayor prioridad en cuanto asumió la cartera ministerial y en julio de 2021 puso en marcha la comisión interministerial para desarrollar las medidas contempladas en su hoja de ruta, que fue aprobada por el Pleno del Congreso de los Diputados en septiembre de 2018, es decir, hace más de cinco años.
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Entre las medidas ya aprobadas más importantes, figuran la compatibilidad del cobro de la pensión de jubilación con la percepción de ingresos por continuar desarrollando actividad artística, algo por lo que anteriormente los creadores eran perseguidos y multados por Hacienda. También se aprobó la primera prestación especial por desempleo para los trabajadores de la cultura por cuenta ajena, teniendo en cuenta la intermitencia laboral que lo caracteriza. Sin embargo, aún quedan muchas medidas por aprobar.
La actividad escénica es intrínsecamente intermitente por lo que los modelos de contratación laboral vigente no se adaptan bien a esta coyuntura. Es necesario diseñar fórmulas ad hoc para esta especificidad en aras de combatir la precariedad e inseguridad reinante. Conviene acuñar cuanto antes un contrato laboral artístico. Es un problema que se extiende al ámbito fiscal, donde muchos actores del gremio tienen serias dificultades para cumplimentar el pago de tributos con los modelos estándar actuales.
Desde el adelanto electoral del 23-J, el ministro Miquel Iceta ejerció su cargo en funciones, por lo que en los últimos cuatro meses quedó en suspenso la redacción y aprobación de muchas medidas aún pendientes del Estatuto del Artista. Una de las más importantes es la creación de una prestación por cese de actividad (el paro de los autónomos) específica para el sector cultural que tenga en cuenta la intermitencia laboral típica de este tipo de profesionales, así como cuestiones fiscales como, por ejemplo, delimitar qué gastos serían deducibles para ellos.
El Gobierno ya aprobó hace unos meses una prestación por desempleo especial para los trabajadores culturales por cuenta ajena, pero entre los artistas, creadores culturales y otras profesiones relacionadas con el sector abundan los autónomos, por lo que se trata de una de las medidas más esperadas. El sector también espera una bajada de la cuota que pagan estos a la seguridad social, así como ampliar el umbral máximo de ingresos para poder acogerse a esa reducción. Como afirmaba hace unos meses en El Cultural el abogado y gestor cultural Alberto González Pulido, representante de la Unión de Artistas Contemporáneos de España en la comisión del Estatuto del Artista, "los autónomos son la grandísima mayoría del sector cultural. No podemos saber cuántos son porque no están dados de alta, ya que no pueden hacer frente al pago de la cuota mensual de autónomos".
Ley de Mecenazgo y buenas prácticas en museos
La Ley de Mecenazgo es otra de las grandes tareas pendientes que el sector lleva reclamando años. La medida en origen quería copiar el modelo francés, con desgravaciones del 60 % para las personas jurídicas y de hasta el 70 % para las personas físicas, pero Cultura nunca ha logrado la aprobación de Hacienda y ningún ministro, ni del PP ni del PSOE, ha conseguido avances, a pesar de ser una de las principales demandas del sector.
El sector del arte, además, reclama un compromiso en firme con el Documento de Buenas Prácticas para que los nombramientos de los directores de centros de arte y museos no sean designaciones a dedo y garantice que los elegidos sean profesionales con un currículo probado y un proyecto para el centro que pase el filtro de un jurado. Todo para alejarnos de amiguismos y nombramientos políticos como el que acaba de ocurrir en el CAAC de Sevilla.
También es necesaria una mayor coordinación con el ministerio de Exteriores para posicionar a los artistas españoles fuera de nuestro país.
Ley del Cine
Entre las prioridades del Ministerio de Cultura en la pasada legislatura en materia legislativa, además del Estatuto del Artista, destacan la nueva Ley General Audiovisual, que fue aprobada, y la nueva Ley del Cine, que no corrió la misma suerte. Después de muchas negociaciones entre el sector cinematográfico y el ministerio, el proyecto de Ley del Cine y la Cultura Audiovisual fue aprobado por el Consejo de Ministros en diciembre de 2022, pero su tramitación quedó congelada por el adelanto electoral del 23-J. Entonces fuentes del ministerio se comprometieron a que seguiría siendo una de las propiedades de la siguiente legislatura.
La nueva ley sustituirá a la vigente, de 2007, actualizando así la normativa que rige un sector que ha dado un vuelco en la última década tras la irrupción de las plataformas de streaming y la globalización del mercado audiovisual. Además, el nuevo texto legal reserva el 35% de la dotación de ayudas a la producción al cine hecho por mujeres y establece una mayor protección para las producciones independientes, con el objetivo de acabar con el descontento de una parte del sector, que se manifestó contra la Ley General Audiovisual al considerar que la definición que en ella se hace de productores independientes les colocaba en una situación de desventaja.
Artes escénicas
En el sector de las artes escénicas es un viejo anhelo la reforma del —para muchos— “esclerótico INAEM”. Una de las quejas más habituales es la falta de reflejos de una institución excesivamente burocratizada para acompasarse a la dinámica trepidante que requiere la organización de conciertos o la producción de espectáculos de danza, teatro, circo… Es un morlaco difícil de torear, que comprende desde la fiscalización de los gastos (un control necesario pero que provoca muchos retrasos), pagos de emolumentos (también ha habido denuncias de retrasos), la situación laboral de los técnicos contratados bajo su esfera… Algunas voces también reclaman mayor descentralización de la entidad, a fin de que su producción no se quede circunscrita a Madrid (ahí estaría incluido el espinoso asunto de las giras, tan complicadas para unidades como el Centro Dramático Nacional).
En la música se necesita una potenciación de la recuperación del rico patrimonio histórico que atesoramos, así como el reconocimiento y protección de los profesionales encargados de investigarlo, preservarlo y difundirlo. Resulta crucial asimismo que la música clásica, tan castigada por la pandemia, goce de una mayor presencia en los planes lectivos, aunque en realidad esto es un objetivo que el nuevo ministro debería extender a todos los campos de las artes.
De hecho, en La Penúltima, el cuestionario semanal de la edición impresa de El Cultural que se realiza a creadores de todas las disciplinas, ante la pregunta de qué haría para mejorar la situación cultural, una de las peticiones más habituales suele ser la mejora de la educación: una mayor coordinación con los responsables de educación para que las artes se impartan en los distintos niveles educativos. No en vano, la semilla de la cultura es la educación.
Libros y sector editorial
Cubrir la vacante en la dirección de la Biblioteca Nacional de España es una de las prioridades que deberá asumir el nuevo ministro de Cultura. Ana Santos, directora de la institución durante más de una década, anunció el pasado 3 de mayo su intención de jubilarse.
En relación con las otras grandes instituciones relacionadas con la lengua española, las reclamaciones habituales pasan por aumentar la dotación y la colaboración con la Real Academia Española, especialmente en sus iniciativas relacionadas con el uso del español en los ámbitos de la ciencia y la tecnología, como el proyecto Lengua Española e Inteligencia Artificial (LEIA), e inyectar nuevos fondos y más brío al Instituto Cervantes y controlar el sistema de designación de los titulares de los distintos centros, para que deje de estar bajo sospecha de amiguismo y clientelismo.
El sector del libro también suele pedir un aumento de la inversión en las bibliotecas públicas dependientes del Estado y una mayor protección para las librerías independientes, fomentando, por ejemplo, con atractivos descuentos, que vendan la mayor parte de los libros de texto.