“Creo que la poesía no pertenece a otro mundo, sino que es la esencia, a menudo irreconocible, de este”. Con esta sencillez resume Ana Blandiana (Timisoara, 1942), su dúctil e integradora sensibilidad poética, que aúna en su dilatada obra la combativa lucha política y ética con el intimismo metafísico lírico y contemplativo. Adalid durante años de la literatura testimonio y resistencia, su poesía se convirtió durante los años de Ceaucescu en emblema de la lucha contra la censura y la represión de la dictadura rumana, que la persiguió y censuró en hasta tres ocasiones.
Al mismo tiempo, convertida en una figura internacional y en voz del destino colectivo de los rumanos, Blandiana ha cultivado en sus diecisiete poemarios —además de en ensayos y obras de ficción— una literatura onírica y visionaria que fundamenta su poética en la concepción de la existencia como misterio. En esta fecunda corriente se inscribe su nuevo libro de versos, Variaciones sobre un tema dado (Visor), un largo poema en forma de monólogo dramático escrito tras el fallecimiento de su marido, el también escritor Romulus Rusan, en el que la poeta elabora una sentida y bella elegía en la que el amor se erige en vencedor de la muerte.
Pregunta. ¿De dónde nace la inspiración para escribir un libro así? ¿Le sirvió de consuelo la poesía?
Respuesta. Siempre he pensado que entre la poesía y la oración hay afinidades, la más importante, la intensidad. Esta vez, en lugar de invocar a Dios, invocaba a quien me parecía haber perdido. Digo que me parecía, porque la sensación dominante fue la de una comunicación verdadera, la de que la persona con la que conseguía comunicarme seguía existiendo. Afirmar que este descubrimiento fue un consuelo es quedarse corto.
P. Entrelaza en estos versos amor y muerte, a la que trata con cierta esperanza. ¿Cómo la afronta? ¿La poesía hace más fácil enfrentarse a ella?
R. Al principio me sorprendió descubrir que la reacción más común de los lectores era: “¡Qué libro tan luminoso!” Pero luego me di cuenta de que era normal que así fuese. ¿Qué podía haber más luminoso que el descubrimiento de que no existen fronteras entre la vida y la muerte? Y ¿cómo podría ser de otra manera, ya que el amor es en realidad de la abolición de todas las fronteras? Al escribir estos poemas en los meses posteriores a la muerte de mi marido, descubrí que todo lo que había conocido sobre ella hasta ese momento eran prejuicios que no se cumplían. Descubrí que no estaba escribiendo sobre una separación, sino sobre la imposibilidad de la separación. El amor y la muerte no se unen, sino que el amor pulveriza los significados de la muerte como desaparición, iluminando otro camino.
"La poesía es un ideal inalcanzable. El sufrimiento y el arte del poeta consisten en vivir en el filo entre la palabra y la nada"
P. ¿Es realmente la mayor fuerza humana, nuestro mayor poder para “anular fronteras”?
R. No hace mucho, durante la pandemia, descubrí una carta de Albert Einstein a su hija, escrita en su vejez, en un tono ligeramente testamentario. En ella confesaba que se consideraba insatisfecho profesionalmente, porque no había podido conseguir lo que había soñado toda su vida: descubrir la ecuación de la única fuerza que gobierna el universo, que “mueve el sol y las estrellas”, la ecuación del amor. Me impresionó profundamente que el gran científico soñara con resolver la ecuación de la verdad de un verso.
P. Alude en un poema al verso final de la Divina comedia. Este año en que se cumplen 700 de la muerte del poeta, ¿qué opina de él y de su obra?
R. Dante resume en ese verso el funcionamiento del universo cerrando el edificio poético más complejo de todos los tiempos. No sólo es el primer genio poético de Europa, sino también el más definitorio, puesto que Europa significa la filosofía griega, el derecho romano y el amor cristiano. Me parece maravillosa la forma solemne en que Italia celebra los 700 años del culto a Dante, y me hace ilusión que, como parte de estas celebraciones, dentro de un mes, impartiré una conferencia en el Teatro Massenzio de Roma basada en un terceto del Purgatorio, el Canto de Catón: “Libertà va cercando, ch’è si cara” (“La libertad que él busca, es tan querida”).
Entre la palabra y el silencio
P. “La poesía verdaderamente grande es la que no se ha formulado aún”, afirma. ¿Cómo puede entonces crear el poeta? ¿No es cada verso una traición a lo posible?
R. En mi ensayo “La poesía entre el silencio y el pecado”, me refiero a la evolución de la poesía como un ideal, concebido como una intensificación del poder de sugestión, en el que decir lo menos posible para sugerir lo más posible puede convertirse en no decir nada para sugerirlo todo. Un ideal absurdo en la medida en que implica, para su cumplimiento, la desaparición de la poesía. Y un ideal, también, que, por mucho que quiera acercarse al él, ningún poeta alcanzará nunca, porque ninguno aceptará renunciar a sus palabras. El sufrimiento y el arte del poeta consisten en vivir en el filo entre esas palabras y la nada.
P. Defiende que, en la poesía, igual que en la música, es clave el silencio, algo escaso en la actualidad. ¿Dónde radica su importancia?
R. Vivimos en un mundo en el que se habla tanto, que el propósito de la poesía se ha convertido en restaurar el silencio. El silencio como un regalo que nos hacemos para entendernos a nosotros mismos y poder entender el ruido exterior. Además, la poesía nunca estuvo hecha de palabras, sino de la serenidad entre ellas.
"La poesía puede convertirse en no decir nada para sugerirlo todo. Nunca estuvo hecha de palabras, sino de la serenidad entre ellas"
Precisamente el silencio es un tema que domina Blandiana, repetidamente censurada y acallada por el régimen de Ceaucescu desde los 17 años. “Esa fue la vez más difícil”, confiesa. “Había acabado el bachillerato, pero no me permitieron cursar estudios universitarios porque mi padre era un preso político. La prohibición duró cuatro años, y no sabía si iba a terminar alguna vez”.
Más tarde, la poeta recuerda cómo afrontaría la censura, que llegaría a tener gran eco internacional, con más facilidad. “El último año antes del 89 utilicé el silencio artificial creado a mi alrededor (el teléfono no funcionaba y me encontraba bajo vigilancia continua) para escribir. Estaba trabajando en la novela El cajón de los aplausos, en la que mi experiencia se convirtió en la materia prima, hasta el punto de que el miedo y el mal adquirieron significado”.
Blandiana junto a su marido Romulus Rusan en el pueblo transilvano de Poiana Sibiului
Otra lucha por la libertad
P. Años después sigue siendo un símbolo de resistencia y compromiso ético. ¿Contra qué deben seguir alzando la voz la poesía y la cultura?
R. El mal más agresivo y peligroso hoy en día es la cultura de la cancelación, un movimiento que pretende reescribir la historia del mundo, concebida perversamente como una cadena interminable de crímenes perpetrados por el hombre blanco. Se protesta contra Beethoven y se exige que se interpreten más compositores de color, se censura a Shakespeare, y se prohíbe una lista interminable de escritores de cualquier época. La corrección política, nacida del deseo de no ofender, se ha convertido en una grave forma de censura y represión. La cultura europea, que floreció a partir del culto a la libertad, está siendo culpabilizada y censurada; los derechos humanos, formulados por los europeos a partir de la necesidad de igualdad, están siendo sustituidos por la discriminación positiva, contraria a la objetividad, y la protección de las minorías se ha transformado en una aberrante condena de la mayoría.
"La corrección política, nacida del deseo de no ofender, se ha convertido en una grave forma de censura y represión"
P. Cuando charlamos en su visita a la Feria del Libro, decía que sin dictadura hubiese sido más libre, pero a la vez más inconsciente del valor de la libertad. ¿Cree que hoy en día esta palabra es quizá la que más sufre de tergiversación?
R. En la conferencia sobre la libertad basada en Dante, descubrí lo importante y poderosa que era la noción de libertad en la mentalidad de la gente que estaba privada de ella, y el desprecio y la poca consideración en que se la tiene en el mundo libre de hoy. Es evidente que la intensidad de la noción de libertad está disminuyendo, del mismo modo que, en una sociedad cada vez más encorsetada en reglas de equidad preestablecidas, la libertad misma se deteriora día a día. El hecho de que se nos conceda la libertad de elegir nuestro sexo no puede compensar el que otras personas determinen por nosotros lo que está bien o mal en lo que pensemos y digamos.
>>Paradójicamente, frente a esta tendencia, los que vivimos en las antiguas dictaduras comunistas, estamos más protegidos por nuestra propia experiencia dolorosa, cuyos rasgos descubrimos ahora reinventados en un “mundo libre”, que entonces nos estaba vedado. Precisamente porque entonces resistimos a través de la cultura, una de las formas más eficaces de lucha contra la dictadura, ahora no podemos dejarnos manipular por esta absurda cultura de la cancelación.
Una oportunidad perdida
P. Lleva años dedicada a recuperar la memoria de las víctimas del comunismo a través del Memorial Sighet. ¿No es doloroso remover tantas tragedias ocultas?
R. El mayor logro del comunismo fue la creación del hombre sin memoria, el hombre con el cerebro lavado que ya no podía recordar lo que era. Así pues, la reconstitución de la memoria colectiva era y es la necesidad más acuciante de la sociedad democrática actual, encallada en los escombros del pasado. Descubrirlo y entenderlo es necesario para comprender sus residuos en el presente. Por ello, descubrir la verdad, por dramática que sea, es un proceso estimulante y alentador.
"El mayor logro del comunismo fue la creación del hombre sin memoria. Descubrir la verdad, por dramática que sea, es un proceso alentador"
Gran amante de la cultura hispana, que, afirma, “llena estantes enteros de bibliotecas y librerías en Rumanía —desde los grandes clásicos del Siglo de Oro hasta los representantes de la Generación del 27 del siglo XX y, por supuesto, los grandes novelistas hispanoamericanos—”, Blandiana, amiga de poetas como Antonio Colinas, José María Álvarez, Natalia Carbajosa o Piedad Bonnett, llega a nuestro país el próximo viernes 2 de julio para ser investida doctora honoris causa por la Universidad de Salamanca. “Me siento como si hubiera recibido un título de nobleza. Este reconocimiento supone la inmensa alegría y honor de ver mi nombre inscrito en una de las universidades más antiguas y célebres de Europa, a la que me unen no sólo mis traductores y exégetas, antiguos alumnos, sino también la infinita admiración que desde mi adolescencia siento por Miguel de Unamuno”.
P. Hace un año comentó que estaba rematando la segunda parte de sus memorias, Falso tratado de manipulación. ¿Ha podido terminar durante la pandemia? ¿Cómo ha vivido esta crisis mundial?
R. Sí, estos meses concluí este libro que llevaba escribiendo varios años, que se llama Soro lume (Mi hermana, el mundo) y acaba con un capítulo sobre la pandemia llamado “El Apocalipsis de Segunda Mano”. No es un libro sobre mí, sino sobre el mundo en el que he vivido, sobre Occidente y los países del Este, sobre el antes y el después de 1989, sobre el comunismo y el capitalismo, sobre la definición y la degradación de la libertad. En el último capítulo, la pandemia es vista en sus múltiples aspectos globales como un examen al que hemos sido sometidos y que hemos suspendido. Fue, y quizás siga siendo, un sufrimiento del que podríamos haber salido siendo mejores. Pero no ha sido así.
Entre el cuerpo y el espíritu,
Entre el sentido y la palabra que lo esconde,
Existe una gran confusión,
Como si se tratara de un único milagro
Inseparable,
Cuando el milagro es la separación misma,
El momento en que la carne de la palabra se desprende
De los huesos blancos y secos
Del sentido,
Y descubrimos
Que el alma nos ha unido siempre
Más que la sangre.
...
Me pregunto qué me gustaría decirte
Si volvieras
Y he llegado a la conclusión
De que no te enseñaría palabras
Sino imágenes.
Quisiera que vieses cómo
En mi ventana
Las coronas de los árboles se recortan
En el cielo antes de oscurecer;
O aquella mata con flores de un rojo intenso
Entre espinos,
Cerca de la que sonríes en una foto;
O el paisaje de prados segados
Y altos almiares
Que veíamos desde el tren
Cuando volvimos de Sighet...
Mensajes que no se pueden formular,
Misivas secretas de lo inefable,
Pruebas de la verdad suprema,
Según la cual
A los amados les basta con la mirada.
...
Así como los pensamientos no escritos
Solo dejan una huella ambigua
En el recuerdo
Igual que el rastro de unos pasos
En la arena que los acoge,
Nuestro paso por las letras
Solo se graba
En la sustancia
De aquellos que pronto habrán sido.
¡Qué frágil posteridad!
Me imagino a veces
Como las páginas de los manuscritos,
Al igual que las hojas,
Se pudren y aprovechan
En forma de abono.
...
No estoy segura de que escuches
El crujir de las hojas como un susurro en el pensamiento,
A no ser que emane de la tierra
Siguiendo las huellas de los pasos húmedos
No estoy segura de que aún te importen
Las aves, las ramas, las mariposas
Y tampoco que entiendas el eterno
Regreso del mar.
Tal vez allí te obliguen a soltar
Las riendas de luz que nos atan
Para que yo no te sujete como un arnés
En nuestro amor esclavo.
Tal vez allí el amor no sea
La fuerza que mueve las estrellas y los astros
Sino solo una estatua de sal entre mortales
Mirando hacia atrás...
...
Todas las preguntas
Las he formulado demasiado tarde,
Cuando aquellos
A quienes iban dirigidas
Ya no podían contestar.
Ya no sé por qué las aplacé,
O simplemente las preguntas
Solo nacen
Cuando ya no existe quien las conteste.
Traducción de Viorica Patea y Natalia Carbajosa