¿Qué libro tiene entre manos?
Estoy releyendo Ejercicios contemplativos, de Franz Jalics y el Fushikaden, del maestro zeami, el gran teórico del teatro nô japonés, al que de cuando en cuando recurro.
¿Qué le hace abandonar la lectura de un libro?
Desinterés, banalidad, pretenciosidad.
¿Con qué personaje le gustaría tomar un té mañana?
Mijaíl Chéjov, el más grande de los actores surgidos de la enseñanza de Stanislavski. El maestro dijo que había que ir a verlo porque de ningún otro se podría ver lo que él hacía: aquella facilidad y aquella profundidad.
¿Cómo le gusta leer, cuáles son sus hábitos de lectura?
Trato de aislarme y sentarme en buena posición, procuro ser consciente de mi respiración y de volver a ella si la olvido, leer lentamente y ser también consciente de mi cuerpo.
¿Cómo se ve la vida desde los 80 años?
Con sosiego y gratitud. Disfruto de buena salud, al menos por el momento, y quizás se deba ello a los no pocos trabajos y disciplinas que fui aprendiendo y son imprescindibles para poder actuar a mis años en plenitud. Sin duda, no puedo ya dar los saltos que asombraban al espectador en El informe para una academia y El pupilo quiere ser tutor. Pero aún me muevo con total fluidez, continuidad y vigor. Ahora es fundamental, y más que nunca, la conciencia del tiempo presente, la percepción de la vida y la búsqueda paciente de saber quién se es.
¿Teme que el trauma actual altere la esencia del teatro?
Todo cambia constantemente, nos cuesta aceptar eso. Decía mi recordado Gerardo Vera que en el teatro se ha hecho ya todo, y que queda todo por hacer. Es cierto, pero a ver si aciertas.
¿Cuál es la lección más valiosa que ofrece a los españoles el Cantar de Mío Cid?
Hablamos del primer texto literario en castellano, que ha venido a ser el español. Y es grandioso. Escrito con insospechado talento de quien no sabemos siquiera su nombre. Con apenas unas pinceladas es capaz de esbozar personajes inolvidables. El héroe que retrata es hombre de inusitado respeto hacia su mujer y sus hijas, de absoluta amistad cívica hacia los que le siguen, sus vasallos, de lealtad hacia su rey pese al injusto destierro al que le ha sometido.
¿Entiende, le emociona, el arte contemporáneo?
El arte siempre me emociona, también el contemporáneo.
¿De qué artista le gustaría tener una obra en casa?
¡Habría tantos! De elegir…, Velázquez, Kandinsky…
¿Cuál es la película que ha visto más veces?
Quizás Gladiator: me hace revivir el niño que fui… Ah, pero soy forofo de Clint Eastwood.
¿Le gusta España? Denos sus razones.
En el fondo volví de Alemania porque la amo. Nuestro país y sus gentes atesoran una serie de extraordinarias virtudes y comparten no pocas deficiencias. Tengo términos de comparación pues viví en Francia, Alemania y Estados Unidos no poco tiempo e intensamente. Quien no conoce otros países no acierta a valorar justamente el propio. Como quien no conoce otras lenguas tampoco puede valorar la propia, según decía Goethe. La pandemia nos ha hecho ver que no somos los mejores ni somos los peores: tenemos mucho por hacer y mejorar. En nuestras manos está.
Denos una idea para mejorar la situación cultural.
Hay preguntas a las que es necesario contestar y que casi nadie se plantea o contesta. ¿Cómo es posible que siendo el teatro en España una de las grandes tradiciones de Europa su organización social sea tan escasa? Hay escuelas de arte dramático en cada comunidad y región que forman actores con dinero público y que los envían ¡sistemáticamente al paro! Siendo el índice de lectura español de entre los más bajos habría que preguntar a editores, escritores y libreros. Solo existe una solución: educación en igualdad para todos y personas capaces y comprometidas con los asuntos que han de administrar, organizar y mejorar.