Berta Cáccamo, el tiempo a favor
A punto de cumplirse dos años de la muerte de Berta Cáccamo (Vigo, 1963 - 2018), una cuidada exposición individual la trae de nuevo a Madrid con el fin de reivindicar lejos de Galicia a la que es sin duda una de las pintoras españolas más destacadas de su generación. El polvo del que surgen todas las formas Pantin, Paris, 1989-1991 es el título que Juan de Nieves, comisario de la muestra, ha dado a esta pequeña cápsula que recoge en el particular espacio de la galería Formato Cómodo catorce pequeñas pinturas sobre papel y dos telas. En la menor de ellas se puede leer el texto PANTIN 9:00 LLUVIA 01.06.90 que alude al período en el que la artista se instaló en esta comuna de París, que es el momento que se recoge en esta exposición.
El punto de partida de la investigación de Cáccamo, formada en Barcelona en la primera mitad de los 80, se inscribe en un instante en el que el arte reaccionaba contra los excesos que la pintura había protagonizado en esa década. De ahí que la suya tome en París, a donde llega con 26 años, la referencia del grupo Support Surface, quienes ya habían reivindicado en los 60 una pintura autorreferencial, sin más razón de ser que la propia pintura. Y será también en ese período, durante un viaje a Düsseldorf, cuando Cáccamo descubra la obra de Blinky Palermo, cuya influencia en ella será crucial.
Manel Clot, que acompañó de cerca la carrera de Berta en sus primeros años, señalaba en un artículo publicado en 1989 la llegada de una nueva generación más reflexiva, más preocupada por el análisis del propio trabajo que por cuestiones que iban más allá del saqueo sistemático, el bombo autobiográfico e inmediato y la fama y el dinero fácil. En ese grupo incluirá a Cáccamo y a otros pintores que obviamente no participaron de éxito comercial alguno y cuyo rastro, en su mayoría, se ha ido perdiendo a lo largo de las tres últimas décadas.
El paso silencioso de Berta Cáccamo puede verse en su máxima plenitud en esta exposición exquisita, cuyas piezas se elevan a un lugar al que no es fácil llegar
En una conversación que Berta mantuvo con Miquel Mont para el catálogo de la amplia retrospectiva que el CGAC le dedicó a ella en 2016, Mont, íntimo amigo de la artista desde los años de universidad, y una de las personas que mejor conocen su trabajo, le preguntará sobre los motivos de ser pintora. Cáccamo señaló que había sido pintora como podría haber sido escritora, y defendía que más allá de lo importante que era para ella la pintura, la entendía como un instrumento, un medio que le permitía expresarse. Aquella exposición, comisariada por David Barro bajo el título Expansión ensaio, fue la última que la artista realizó en vida. Tras sumuerte, Juan de Nieves, miembro del legado Berta Cáccamo, asumió la tarea de investigar en profundidad su obra, de cuyo esfuerzo han surgido en los dos últimos años sendas exposiciones: Enteiramente pintado: rexistros dun percorrido vital, en el Pazo Torrado (Cambados, Pontevedra) y la que ahora puede verse en Madrid.
Su reivindicación, como toda reivindicación póstuma, es siempre tardía. Sin embargo, el mimo con el que se está tratando su vuelta a escena, y la puesta en valor de su legado, hace presagiar que las palabras de Clot eran certeras. En contraposición a los síndromes que hicieron furor en la pintura delos ochenta, se miden por fin las formulaciones de esa pintora llamada Berta Cáccamo. Paso silencioso el suyo, que puede verse en su máxima plenitud en esta exposición exquisita, cuyas piezas adquieren una sutileza y un pulso desacelerado que la elevan a un lugar al que no es fácil llegar.