Mísia
Publica hoy Para Amalia, un disco homenaje a Amalia Rodrigues, la legendaria cantante y actriz lusa.
P.- ¿Cómo nace el proyecto de este disco homenaje a Amalia Rodrigues?
R.- Desde siempre Amalia Rodrigues ha sido una gran referencia para mí. A lo largo de mi vida he tenido otras influencias, incluso de otros países, pero ella es diferente. Desde hace años tenía en mi ordenador un proyecto sobre Amalia. El año pasado se cumplían quince años de su muerte y de hecho el disco se grabó en diciembre de 2014 pero ha tardado bastante tiempo en salir. Para mí era el momento de afrontarlo, me sentía preparada. Creo que he hecho el camino inverso que la mayoría de artistas, sobre todo de la nueva generación, que empiezan cantando a Amalia e incluso vistiéndose como ella... Yo solo me he aproximado a este proyecto después de más de 20 años desarrollando mi propio camino, con mis poetas, con mis músicos... Esta distancia que he mantenido es una cuestión de respeto.
P.- ¿Qué era lo que hacía tan especial a Amalia Rodrigues?
R.- Lo tenia todo. Para empezar una voz increíble, aunque esto no es un mérito ni es lo que te da fama como podemos ver hoy en día en los concursos de la televisión con gente que canta fenomenal. Lo importante es lo que ella hizo con la voz. Era inteligente y tenía talento y de hecho agotó los adjetivos de la crítica mundial que la consideraba una de las cinco mejores voces del siglo XX. Otra de los aspectos que la hacen única es que era una persona sin cultura académica que no paró de aprender a lo largo de su vida. Aprendió a escribir versos con los grandes poetas del momento y en este disco canto muchos de sus poemas. Hizo teatro, por ejemplo La zapatera prodigiosa de Lorca, hizo cine, aprendió idiomas y fue muy contemporánea por su gran permeabilidad o porosidad con otras culturas. Cantó en español, en inglés, en francés, en napolitano... Ahora sí estamos atentos a otras culturas pero para cantantes de su época no era tan habitual. Concha Piquer o Lola Flores en España, Edith Piaf en Francia o Billie Holiday en EEUU eran muy locales. Amalia sin embargo fue, como todos los portugueses, una gran viajante de otras músicas y eso la hace muy especial. Siempre ha sido y es una musa inspiradora.
P.- ¿Por qué ha planteado el disco como un doble CD?
R.- En inicio no lo planteé así pero los discos tienen opiniones. Te lo imaginas de una manera y después terminan siendo diferentes. Tengo una gran tendencia a mezclar cosas pero este disco me reveló que todos las canciones con piano, muy profundas, graves, oscuras, de enorme peso filosófico, eran un solo cuerpo y no solo musicalmente. Hablan de la frágil relación que tenemos con la vida. Por el otro lado, la parte de las guitarras era más luminosa, más divertida y variada... En este CD hay además cuatro temas inéditos, escritos ahora e inspirados por Amalia después de su muerte, lo que me parece bonito porque es como si su biografía se continuara escribiendo. Estoy preparando los directos e incluso ahí me resulta imposible mezclar las dos facetas del disco.
P.- ¿Fue complicado elegir las canciones entre el repertorio de Amalia?
R.- Sí porque no podía coger solo las canciones que más me gustan. Tenía que respetar los universos de Amalia y esto me ha llevado incluso a cantar folklore, algo muy alejado de mi espíritu urbano y cosmopolita pero al final me ha encantado. Es un paseo por el universo y el repertorio amaliano. El centro del disco es ella, no soy yo.
P.- ¿Cómo se llevaron a buen puerto las colaboraciones con Martirio y Maria Bethânia?
R.- Con Martirio fue muy fácil. Somos amigas y admiro y sigo su carrera desde hace muchos años. Es un ejemplo de artista que, a pesar de las dificultades actuales, sigue creciendo en rigor, buen gusto... Es genuina y auténtica y no se traiciona a sí misma, algo muy complicado hoy en día. María la portuguesa forma parte del repertorio tradicional de Martirio y por eso era la persona ideal de España para participar en el disco. Todos los invitados tenían que ser de alguna manera amalianos y con Maria Bethânia pasa lo mismo.
P.- ¿Qué supone para usted aparecer únicamente acompañada por el piano?
R.- Amalia ensayaba las canciones más filosóficas o seria con Alain Oulman, su compositor habitual, al piano y después las pasaba a la guitarra y por tanto he hecho un guiño a ese método de ensayo. Yo me siento muy cómoda cantando con piano, es como todos los instrumentos juntos. Además aquí trabajo con un maestro como Fabrizio Romano, un placer para mí.
P.- ¿Tuvo la oportunidad de conocer a Amalia?
R.- Sí, sí. No la conocí profundamente, nos cruzamos pero no eramos ni íntimas ni amigas ni nada de eso, pero cuando grabé mi primer disco ella aún grababa. Pero hay ciertos aspectos que nos unen. Somos las dos únicas cantantes portuguesas fadistas que hemos hecho parte de la programación del Olimpia en París y después de que Amalia dejara de cantar yo fui la primera que volvió a salir fuera y a actuar en países como Rumania, Cracovia... Digamos que ocupe el espacio entre Amalia y la nueva generación aunque esto sea poco conocido porque antes no había internet y además no estaba de moda.
P.- ¿Cómo valora el momento que atraviesa el fado?
R.- Pienso que tiene cosas buenas y malas, como todas las modas. Ahora el fado tiene mucha visibilidad mediática y hay muchas posibilidades de grabar. Cuando grabé mi primer disco no estaba de moda y no se vendía nada por lo que era más difícil. Además ya ha perdido aquel estigma del 25 de abril. Pero también hay cosas malas: banalización, lobbys...
P.- ¿En el fado hay que seguir abriendo camino?
R.- Amalia nunca fue tradicional, era innovadora y rompió moldes hasta el final. ¿Hay que seguir abriendo caminos? El fado es un género urbano por lo que sería una novedad que se estancara. Se mueve desde sus inicios, un fado de finales del siglo XIX tiene poco que ver con uno de 1950. Ahora hay puristas y me parece bien, hay espacio para todos. Lo que se debe hacer es seguir la esencia de cada uno y cuando lo hacemos todo está justificado.