Yolanda Romero
Hablamos con la conservadora de la Colección del Banco de España y miembro de ADACE en el Día Internacional de los Museos
Pregunta.- Vayamos directos a la diana. ¿Cómo es la situación actual de los museos?
Respuesta.- Estamos en una situación crítica. La crisis ha disminuido drásticamente los recursos públicos que se destinaban a los mismos y algunos, literalmente, no tienen ni para pagar el mantenimiento básico. Si te digo que hay algún museo que no tiene más de 10.000€ al año para programar o que han tenido que suspender la vigilancia o sus sistemas de climatización, tal vez te puedas hacer una idea más clara de la situación. La parte positiva es que, pese a las dificultades, los museos de arte contemporáneo en España han logrado cumplir gran parte de las expectativas depositadas en ellos. Han podido alimentar la reflexión sobre el presente, cuestionar el ordenamiento de nuestra realidad e intentar imaginar una nueva institucionalidad. Todo esto, a través de programaciones intensas, de calidad y pensando, en muchas ocasiones, en audiencias muy amplias.
P.- Y, ¿cómo se podría modernizar la gestión de los museos en momentos tan difíciles?
R.- Una asignatura pendiente sigue siendo dotarlos de autonomía jurídica y de gestión reales. Esto implica la formación de patronatos equilibrados e independientes en los que esté presente, junto a los representantes institucionales y científicos, la sociedad civil. Estas serían las herramientas que podrían ayudar a la modernización e independencia de los museos.
P.- Seguro que hay más retos. Hagamos recuento.
R.- El mayor reto para los directores de museos es conseguir mantener las funciones y objetivos de la institución con los escasos medios económicos y personales con los que cuenta. Al mismo tiempo, hay un esfuerzo por encontrar nuevas fórmulas que permitan afrontar las circunstancias, reforzando formas de trabajo basadas en la colaboración.
P.- Por obvio que parezca, ¿cuál es la mayor responsabilidad de un director de museo?
R.- La fundamental, y no podemos obviarlo, es la de conservar y trabajar a partir de la colección. A ello se añade la responsabilidad principal de llevar a cabo un programa coherente, trabajando con los diversos públicos y desarrollando una gestión clara y rigurosa, sin olvidar incentivar al equipo del museo, que es el que lo hace posible.
P.- No parece ser ese el caso del MACBA. ¿Qué opina de todo lo ocurrido?
R.- La crisis del MACBA ha puesto de manifiesto, por una parte, la fragilidad de las instituciones museísticas que están sometidas a presiones de muy diversa índole y, por otra, que necesitamos instituciones más democráticas con mayor participación en sus órganos de gobierno no solo de responsables institucionales o corporativos, sino también de la ciudadanía. Probablemente así, mejoraría su gobernanza.
P.- Hay quien dice que ha explotado la "burbuja museística", tras el boom de museos en el 2000. ¿Está de acuerdo?
R.- Si por burbuja entendemos la creación de museos motivados por intereses políticos o turísticos, más que impulsados por proyectos culturales serios, avalados por especialistas y con perspectivas de continuidad, desgraciadamente, no. Desde que la crisis estalló no han dejado de abrirse o remodelarse nuevos museos en nuestro país, quizás a menos velocidad, pero ahí están y muchos de ellos en ciudades en las que instituciones preexistentes apenas puedan mantenerse.
P.- ¿Cómo puede reinventarse el pequeño museo, el alejando de los centros neurálgicos?
R.- Creo que los museos pequeños tienen que mantener un equilibrio entre el trabajo con los públicos locales y su aspiración global. Más que las grandes instituciones, tienen que estar apoyados y en contacto permanente con su contexto más próximo para encontrar su sentido.
P.- Díganos, ¿por qué la financiación de los museos debe ser pública?
R.- Porque ofrecen un servicio público vinculado con la educación, la investigación y la preservación de la memoria y porque la cultura es un derecho universal reconocido en la Constitución española. Un museo con financiación pública podrá atender cuestiones que no necesariamente tengan un retorno económico, como ocurre con la educación o la sanidad. Lo privado por definición requiere un beneficio que probablemente un museo no pueda reportar en muchas ocasiones.
P.- El público sigue quejándose por pagar una entrada. ¿Por qué debe hacerlo?
R.- Continuando con la respuesta anterior, creo que los museos deberían ser gratuitos. El público puede estar comprometido con los museos económicamente de forma voluntaria, participando por ejemplo en las Asociaciones de Amigos de los Museos, si quiere y puede. Pero, en líneas generales y, exceptuando a las grandes instituciones museísticas, los beneficios que obtienen los museos por la venta de entrada son menores. Sin embargo, los perjuicios son muy grandes en términos de disminución de visitantes y por lo tanto de restricción del disfrute del patrimonio público.
P.- ¿Cree que el arte contemporáneo necesita mejorar su proyección social?
R.- No comparto que el arte en general tenga mala fama, aunque es cierto que es necesario seguir trabajando para mejorar el acercamiento del público a los museos. Además, estoy segura de que el esfuerzo que en este sentido se viene realizando desde hace años se verá recompensado a medio y largo plazo.
P.- ¿Estamos preparados en España para ofrecer una cultura de calidad?
R.- La cultura es de calidad o, simplemente, no es.