Anabel Alonso
"En los clásicos ya está todo. Reímos y lloramos por las mismas cosas"
5 febrero, 2015 01:00Anabel Alonso. Foto: Patxi Corral
La actriz interpreta a una meretriz en la obra de Terencio El eunuco que se representa en el Teatro La Latina
Pregunta.- En Mérida tuvo muy buena acogida. ¿Qué expectativas hay para Madrid?
Respuesta.- Llevamos dos semanas y el arranque ha sido estupendo. El público se lo pasa bien y este es el objetivo. Es un fiestón y un homenaje al amor, no en todas sus vertientes porque no las pillamos todas pero en muchas. El amor entre hermanos, entre madre e hijo, el amor interesado, el desinteresado, el correspondido, el no correspondido, entre personas del mismo sexo, etc. Son cosas que, de una manera u otra, llegan y creo que el ritmo con el que se ha montado es trepidante.
P.- La pieza habla de sentimientos universales, no importa que el autor, Terencio, muriera hace más de 2200 años.
R.- Es lo que pasa con los clásicos, tanto en las comedias como en las tragedias, aunque más en las tragedias. Los grandes mitos como Edipo, Electra, los celos, los odios... los clásicos ya lo contaron todo y a partir de ahí se han revisitado. En la comedia en una menor medida porque son unos juguetes más pegados a la actualidad y no tenían esa vocación de trascender. Tocan los temas que más cerca tenían, en este caso, la naturaleza humana. Por ello no caduca y pasen los años que pasen seguimos riendo y llorando por las mismas cosas.
P.- Hay nueve historias entrelazadas entre sí, en clave de humor. Una especie de vodevil para entretener a la gente, para que se ría. La comedia se vuelve importante hoy en día...
R.- Se juntan dos factores. Por un lado la gente tiene muchas ganas de comedia, de humor, de divertirse y olvidarse de la cosa gris y pesada que hay en la vida diaria para salir con un chute de energía, vitalidad y humor. Pero por eso mismo, y sobre todo, las grandes producciones privadas como es esta te das cuenta de que es lo que más funciona y tienes menos posibilidades de darte un batacazo.
P.- Se trata de una adaptación muy pop de este clásico.
R.- Es una comedia con música, no una comedia musical. No tenemos ambición de hacer un musical, sino una función en la que cantamos unos temitas [ríe]. Esta versión tan ecléctica también lo es en cuanto a la música porque hay un tango que canto yo, una salsa, una balada... hay distintos tipos. Siguiendo el canon de la obra, también con el vestuario, las coreografías y la escenografía, que es muy abstracta con un cubo que vamos manipulando, abriendo y cerrando.
P.- ¿Cómo ha sido la labor musical y de canto?
R.- Uy. La música es maravillosa. En el caso de María, Jordi y Antonio cantan muy bien y tienen una capacidad vocal envidiable y creo que se ha adaptado al material. El tango, aunque fundamentalmente canto, lo hago más interpretado porque me da pie a ello. Ha sido una visión muy acertada.
P.- En el caso de Thais, la meretriz, ha empezado a ver cómo pasan los años y se debate entre lo que quiere y lo que le interesa. El eterno debate entre corazón y razón, ¿no?
R.- Sí, totalmente. Entre corazón y razón y entre el interés o contigo pan y cebolla. Esta mujer empieza con un monólogo maravilloso donde dice que acaba de cumplir los 50 años, ha sido una mujer que ha vivido de su cuerpo más allá del talento y el ingenio, y ve que el tiempo está dejando su huella y que las cosas no están siempre en su sitio, que se van descolgando. Es una mujer acostumbrada a tomar decisiones por ella misma, eligiendo a sus clientes; guapos y ricos pero ahora tiene que bajar el listón. Entonces llegan Fanfa y Fedrias, y con ambos hace un amante de los de antes; uno le da todos los caprichos y el otro es bueno. No quiere prescindir ni de uno ni de otro porque entre ambos hacen el amante perfecto. Ahora se ve en la situación de tener que complacer a unos y a otros. Ella sabe a quién quiere y al final triunfa el amor y no se va con el bolso vacío.
P.- ¿Una lección, tal vez, de que la belleza es efímera?
R.- Un poco, sí. Hay que arriesgarse, probar, atreverse y no cortarte. La vida mancha y hay que mancharse, no hay que quedarse en un sitio. Sobre todo cuando hablamos de amor; atrévete, sal a buscarlo, equivócate, sufre, llora, ríe, lo que sea. Pero también en la vida en general, se puede aplicar a todas las facetas de la vida. Atrévete. Las experiencias y momentos vividos son importantes. Siempre he dicho que prefiero arrepentirme de las cosas que he hecho que de las que no he hecho, porque te crea frustración y lo idealizas.
P.- Se le da bien hacer reír a la gente, la hemos visto en El club de la comedia, en Siete Vidas, etc. Pero ahora también tiene un papel dramático en Amar es para siempre. ¿En qué terreno se desenvuelve mejor?
R.- El 95% de mi carrera ha sido comedia, tanto en teatro, como en la tele y en el cine. La comedia en todas sus facetas. Ahora estoy haciendo un personaje más dramático y también lo estoy disfrutando mucho. La comedia es lo que más manejo pero tengo que reconocer que el drama también me gusta mucho. Para toda actriz, poder compaginar y poder pasar de un género y registro a otro es lo máximo. Tocas otras teclas, otra manera de hacer, amplías la paleta de colores. Nunca me ha importado mucho que me encasillen, porque la comedia es un género que tiene muchos estilos, nunca he sentido que me repetía porque intentas darle un toque distinto, pero cuanto más amplíes tu registro mejor. Con este personaje estoy disfrutando mucho, es como cuando vas al gimnasio y te duelen músculos que no sabías ni que existían.
P.- El elenco de la obra es de un alto nivel a escala nacional, con presencia en series y películas. ¿Cómo ha sido el trabajo diario con todos ellos?
R.- Ha sido maravilloso. Había trabajado con Pepón Nieto y conocía al resto. Ha sido meternos en un saco y la orquesta ha tocado bien afinada porque al fin y al cabo todos somos del mismo estilo y disfrutamos tanto dentro del escenario como fuera. Hemos estado de gira y en los viajes es cuando más te conoces y hemos disfrutado mucho. En el escenario no me puedo imaginar a ningún otro actor haciendo ni de Fedrias, ni de Cilindro, ni de Pánfila. Cada uno está clavado en su personaje.