Pablo Auladell
"La ilustración para niños se ha convertido en pueril"
28 abril, 2014 02:00Pablo Auladell
Hace tiempo que los libros ilustrados dejaron de ser exclusivamente para el público infantil para ser de dominio de todos los públicos. Esta apertura permite que los adultos puedan disfrutar de clásicos de toda la vida con un punto de vista renovado. Así lo piensa Pablo Auladell (Alicante, 1972) ganador del Premio Internacional de Álbum Ilustrado Ciudad de Alicante y Premio Nacional de Cómic del Instituto de la Juventud. Tras abordar el cómic y la ilustración, para niños y para adultos, su tarea no cesa y trabaja en diversas publicaciones a la vez. Ahora, vuelve con El Santo Bebedor, un libro ilustrado de la obra de Philip Roth y ultima las páginas de El paraíso perdido.Pregunta.- Empezó haciendo cómic y compaginándolo con la ilustración. ¿Ha ganado terreno esta última?
Respuesta.- Sigo compaginando ambas pero el ritmo de publicación en el cómic es mucho más lento y la ilustración da un beneficio económico más rápido.
P.- Antes la ilustración estaba más ligada a libros e historias infantiles, pero cada vez está más en alza la ilustración para adultos. ¿Puede estar esto unido al renacimiento de la novela gráfica?
R.- Quizá esté unido a las nuevas editoriales como Nórdica, Impedimenta o Zorro Rojo que empezaron a editar, por el problema de los derechos material, libros clásicos pero no los más conocidos o los de primera línea. Para hacer estos lanzamientos pensaron en hacerlos ilustrados, para ganar lectores. Creo que el contagio viene de ahí más que del renacimiento de la novela gráfica, que también. Aunque ya se empieza a considerar en el mercado que los libros con imágenes no están restringidos exclusivamente a un lector infantil o juvenil.
P.- En este sentido, ¿qué diferencias fundamentales hay entre ambas corrientes?
R.- Hay muchas diferencias, creo que sería más fácil hablar de las similitudes de ambas. Yo trabajo los dos géneros y en los dos se trata de enfrentar el texto con imágenes. Siempre me ha interesado la literatura y el dibujo, así se puede jugar con los dos hilos de la trenza, con lo que tiene de narrativo y transmisión de ideas. Son técnicas distintas, son ámbitos muy diversos. En la novela gráfica tienes que dibujar todo y en la ilustración puedes utilizar más el subrayado de lo más importante, etc.
Imagen de La leyenda del Santo Bebedor
P.- ¿Cuál es la salud de la ilustración en España?R.- Pasa como con el cómic, este renacimiento de ambos está ocurriendo en los últimos años. Hace años sería impensable hablar de las dos corrientes a la vez a no ser que fueras un dibujante súper conocido, como Andrés Ibáñez, el de Mortadelo y Filemón, por ejemplo. Era impensable. Ahora hay atención de los medios y de las librerías pero estos renacimientos son engañosos porque no hay la industria que había en los 80. Hay editoriales independientes voluntariosas pero es engañoso porque los autores no terminan de poder dedicarse a esto con una profesionalidad o con las mismas condiciones que un dibujante de otros países como Alemania o Francia. No repercuten de la misma manera porque las tiradas son escasas, no pasan de los 2.000 o 3.000 ejemplares. La mecánica de la industria con la novela es apabullante, un libro tiene que tener una vida, un curso para que la gente lo vaya conociendo pero ahora no hay tiempo. Habré hecho 30 obras, entre novela gráfica e ilustraciones, y si vamos a Fnac probablemente encontraremos alguna obra de hace dos años.
P.- La leyenda del Santo Bebedor es de Joseph Roth. ¿Cómo enfrenta cada nuevo proyecto? Cuando tiene un encargo de ilustrar un libro que es de otra persona, ¿cómo se prepara para dibujar?
R.- Trato de hacer un envoltorio gráfico que haga ese libro único. La historia manda y es la que me da las claves de cómo tengo modificar, distorsionar y estilizar el dibujo para adecuarlo a la historia. En este caso parto de un estilo estándar, lírico-poético y aquí va sufriendo distorsiones, recorre caminos expresivos que lo acercan al ritmo y el pulso de la historia.
Imagen de La rève de Pablo
P.- ¿Cómo ha sido ilustrar el París de entreguerras?R.- Me he centrado más en el personaje. Uno busca una clave en el texto que es lo que te da la llave para hacer todas las ilustraciones. Me daba la sensación que el personaje está tan alcoholizado que queda al margen de la realidad. Le ocurren cosas pero está como un espectador de su propia vida, está la alienación de un individuo indiferente a lo que le pasa. Luego está Santa Teresita con sus pétalos de rosa y esto me sirvió para darle se toque de misterio poético a las ilustraciones.
P.- El propio Joseph Roth decía que todas las buenas ideas le venían bebiendo. Se ha convertido en todo un mito urbano. ¿Le daba vértigo enfrentarse al proyecto?
R.- Más que vértigo fue un encargo de responsabilidad. Esta editorial lo está haciendo muy bien, editan y diseñan muy bien y si tú haces bien tu trabajo ellos van a poner de su parte para que el libro sea de enjundia. Además esta historia es muy conocida y tiene el peligro de que está muy presente entre la gente, hay una película, etc. Ví los primeros cinco minutos de la película y la dejé porque no me quería contaminar. Con los clásicos hay ya un imaginario anterior y ese es el peligro.
P.- Ha ilustrado tanto historias infantiles como para adultos. ¿En qué terreno se encuentra más cómodo?
R.- En mi caso manda la historia y me guío por ella. El problema de la ilustración infantil es que últimamente con la educación de valores, en los últimos años los encargos eran muy pueriles más que infantiles. En los últimos años he hecho poco porque el mercado está saturado de libros de nietecitos, abuelos, etc.
Imagen de El paraíso perdido
P.- Ha ilustrado el libro de los unicornios, un tema fantástico. ¿Cómo surge la idea de convertir a personas en unicornios? R.- Sí, es una historia de Gustavo Martín Garzo que saldrá a finales de abril. Me dejé llevar por el texto, en la novela el unicornio se convierte en humano. Este trabajo es muy distinto porque el de Roth es una novela más corta y en la de los unicornios el texto tiene mucho más peso y mis ilustraciones tratan de hacer un vestido gráfico pero sin detenerme en retratar cosas específicas. La leyenda del Santo Bebedor de Roth es corta y se parece más a un álbum.
P.- Ahora está trabajando en El paraíso perdido. ¿Cómo está yendo? ¿Cuándo verá la luz?
R.- Estoy terminando ya pero llevo cuatro años trabajando en ella. Fue un encargo de la editorial Minos que me pidieron adaptar la novela gráfica a partir del poema de El paraíso perdido. Lo he hecho en cuatro capítulos, estoy terminando y espero que se publique antes del verano.