Plácido Domingo: "Nunca me he considerado barítono"
Plácido Domingo. Foto: Vicent Bosch
Plácido Domingo es el único tenor que ha superado el umbral de los 130 roles. Ostenta también la ovación más larga de la historia -80 minutos y 101 telones en Viena- y tiene 101 óperas grabadas. A sus 72 años se ha propuesto cerrar el círculo de su propia biografía (debutó como barítono) y seguir ensanchando su tesitura con roles más dramáticos. Tras el éxito de su Simon Boccanegra, su Oreste, su Athanaël y su Francesco Foscari, el jueves comparecerá en el Met de Nueva York para foguearse como Giorgio Germont de La traviata de un Verdi de bicentenario.
Pregunta.- Tiene gracia que su debut oficial como tenor se lo deba precisamente a La traviata. ¿Un guiño del destino?
Respuesta.- Quiero pensar que sí. Ha sido interpretando a Adolfo que me he enamorado de Giorgio. Sobre todo escuchando su dueto con Violetta, que es uno de los más bellos y largos de todo el repertorio. ¡Nada menos que 25 minutos! Además, en Nueva York saldaremos una cuenta pendiente con la historia, pues tradicionalmente no se cantaban las cabalettas. No hay archivo de estas partes.
P.- Continuará con Nabucco en el Covent Garden y con Giovanna D'Arco en el Festival de Salzburgo. ¿Le está mutando la voz?
R.- También quiero incorporar la parte de Trovatore y otros roles verdianos. Sin prisa, pero sin pausa. Cada día me siento más cómodo en esta tesitura, pero nunca me he considerado barítono. Ni creo que lo haga nunca. Mi voz no es oscura por naturaleza, pero soy capaz de colorear. Como hice en su momento con Otello.
P.- ¿Ha pensado alguna vez en la retirada?
R.- He pensado en ello, por supuesto, pero no como una posibilidad inminente. No de momento. No mientras el público siga acudiendo a los teatros. Seguiré cantando lo que mi cuerpo me permita. Ni un minuto más, pero tampoco uno menos. Seré el primero en darme cuenta de que ha llegado el momento de decir adiós. Vengo de cantar Simon Boccanegra en Viena y, expuesto al calor de los aplausos, me he sentido como su tuviera 30 y no 72 años.
P.- ¿Regentará el Teatro Real, como apuntan algunos rumores?
R.- No es algo que esté en mi agenda, aunque reconozco que me lo pregunta mucha gente. Es curioso, porque no me lo han llegado a ofrecer oficialmente y no creo que lo aceptara en estos momentos. Tengo una temporada propia de ópera en Los Ángeles y muchas responsabilidades como cantante, y también como director. Si aceptara un despacho en Madrid tendría que dejar todo lo demás. Porque a mi gente y a mi ciudad querría dedicarle todas mis fuerzas. Sería el mejor de todos los Plácidos.
P.- Siempre ha mantenido buenos relaciones con el Vaticano. ¿Qué espera del Cónclave que arranca el martes?
R.- No ha sido fácil para Benedicto XVI tomar el testigo de Juan Pablo II, que fue un verdadero revolucionario, un Papa como no lo ha habido en toda la Historia. En ese sentido, creo que Ratzinger ha sido un Papa puente, pasajero. Sospecho que no se ha ido por propia voluntad. Quizá quisiera hablar, contar cosas. Del Cónclave sólo espero que el cambio sea un cambio de verdad.