Ana Marzoa
"Ahora hay directores que no tienen ni idea de lo que es el teatro"
28 junio, 2012 02:00La actriz Ana Marzoa. Foto: Alberto di Lolli
Desde el 30 de junio estará en el Teatro Fernán Gómez de Madrid protagonizando Verano.
Pregunta.- ¿Esta pieza es el debut como autor del actor Jorge Roelas?
Respuesta.- Creo que ya había escrito otra pieza que también dirigió Tamzin, pero esta obra, según él mismo ha contado, está inspirada en El método Gronholm, donde coincidió con la directora, pues él era uno de los actores que la protagonizaba. No es que se inspire temáticamente en ella, sino en la esctructura. Jorge considera que aquella es una comedia maestra.
P.- ¿Qué ocurre en Verano?
R.- Es una obra que funciona como las cajas chinas. Somos tres actrices que interpretamos a una madre, que soy yo, su hija (Ruth Gabriel), y una tercera (Lidia Navarro) que aparece de visita y que es la hija de mi marido, el cual está enfermo. Él es un personaje que no aparece pero que está presente durante toda la función.
P.- ¿Una especie de Pepe el Romano?
R.- Sí, algo así. Pero la función es un juego de personajes que se engañan, que no dejan de mentir, empujados por la ambición, y que finalmente acaban cayendo en las trampas que ellos mismos han tendido.
P.- ¿Qué ocurre con las actrices con una sólida trayectoria como la suya, que no se prodigan mucho por el teatro?
R.- Ahora vivo mi profesión con muchos altibajos. Viví una época muy afortunada, pero siempre me he movido en solitario, quiero decir, que no tengo representante. Y por otro lado, son tiempos muy inseguros, hay mucha gente que incluso sin una gran experiencia hace doblaje y otros trabajos y eso hace que seamos muchísimos en esta profesión.
P.- ¿Siente que la edad es un handicap para una actriz?
R.- Esta es una sociedad que rinde culto a la juventud, hay miedo a envejecer. Pienso en actrices como Meryl Strep, capaz de hacer personajes tan dispares y, sobre todo, que no se corresponde precisamente con su edad. No se piensa que una actriz puede simular la edad que no tiene, claro, dentro de un margen. También se debe a que ahora hay directores que no tienen ni idea de lo que es el teatro.
P.- Usted ha trabajado con algunos de los mejores. Recuérdemelos.
R.- Bueno, trabajé mucho con Miguel Narros cuando dirigió el Teatro Español. Con él hice La malquerida, El castigo sin venganza... y luego con José Luis Gómez en La vida es sueño, donde fui Rosaura, un personaje precioso. Y es que aquel montaje era increíble. Recuerdo también a Antonio Larreta, un director uruguayo, autor de Volavérunt, y que me dirigió en La Dorotea. Y otro con el que trabajé mucho y que ya se ha retirado fue Ángel García Moreno.
P.- ¿Cómo encara la crisis?
R.- Yo creo que las crisis tienen algo de bueno: hacer las cosas con un espíritu más altruista, menos materialista. Creo, por ejemplo, que se ha perdido en el teatro la idea de riesgo, esa figura del empresario de antaño tampoco existe ya, y quizá ahora podamos recuperarlo.
P.- Su voz es uno de sus signos que más le identifican. Se lo habrán dicho miles de veces...
R.- Sí, a veces me siento una especie de flautista de Hamelín, porque me reconocen por la voz.