Cuando a Manuel Mujica Láinez (1910-1984) se le preguntaba que por qué no escribía unas memorias -pues tuvo una vida tan rica de andanza- siempre respondía "Manucho" (como le llamábamos los amigos y los no tanto): "Porque mis memorias son mis libros. Todo está en mis libros, por ejemplo en Bomarzo". Esa fue su principal novela histórica -aunque utiliza el género con mucha libertad- y es evidente que él anda camuflado es esas bellísimas páginas. El duque Pier Francesco Orsini es quien nos cuenta su vida, tan estética y paganamente renacentista. Como es giboso, hace construir el manierista Parque de los monstruos que está en Bomarzo, cerca de Viterbo...
Manucho estuvo allá en 1958, y de esa visita surgió la novela que tanto recrea el esplendor del Renacimiento como las torturas e inquitudes de un alma. Bomarzo se publicó en 1962 y fue uno de los libros que mayor éxito le reportaron a su autor, además de traducciones y otros reconocimientos internacionales. Un año después también salió Rayuela de Cortázar (novelas muy distintas) y ambas recibieron un notorio premio en EEUU. Cortázar le escribió a Mujica Láinez -ambas son libros grandes- proponiéndole con humor editarlas juntas, con el nombre (a elegir) de Boyuela o Ramarzo. A Manucho le encantaba contar la anécdota. El músico argentino Alberto Ginastera, hizo primero una cantata y luego una ópera con Bomarzo. La ópera se estrenó en Washington en 1967, porque el gobierno de Onganía la prohibió en Buenos Aires. Manucho comentaba con su fina sorna: Como el libro está editado en Argentina, no puede haber duda de que lo inmoral es la música... En Buenos Aires se estrenó (en el Colón) en 1972. Pero la novela, exquisita y refinada, nunca ha dejado de editarse. Una joya con su puntito de decadencia.
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