Novak Djokovic ha vuelto a demostrar por qué es uno de los mejores jugadores del mundo a pesar de no estar en su mejor año. El tenista serbio, ganador de 21 Grand Slam, ha alcanzado la final del Masters 1000 de Paris-Bercy y ha rozado la victoria. Sin embargo, enfrente se encontró a un espectacular Holger Rune que a sus 19 años ha demostrado al mundo que está llamado a ser una de las estrellas del futuro.
'Nole' venció por 6-3 en el primer set, pero después sucumbió tras ver como el noruego le devolvía otros 6-3 para vencerle en el tercero y definitivo por 7-5. Un resultado sorprendente para la mayoría, ya que nadie esperaba que el exnúmero uno del mundo dejara pasar esta oportunidad de aumentar su palmarés.
Sin embargo, la imagen más comentada de la semana en París no estuvo en la consecución del título logrado por el tenista de 19 años o por la derrota del serbio. De hecho, ni siquiera estuvo en la gran final. Estuvo en las semifinales. En el partido que enfrentaba al propio Djokovic contra el griego Stefanos Tsitsipas.
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El partido empezó bien para el balcánico que se apuntó la primera manga por 6-2. Después, Tsitsipas reaccionó y consiguió empatar el choque al vencer en el segundo set por 6-3. Fue en ese momento cuando llegaron los peores momentos de Djokovic, que sufrió un bajón tanto físico como anímico. Empezó a hundirse en un túnel del que no parecía capaz de salir, aunque conseguía aguantar el pulso en el marcador. Y justo en ese momento fue cuando apareció la misteriosa bebida que ya ha recibido en otra ocasiones. Una imagen que ha generado mucha polémica y que ha dado la vuelta al mundo.
Djokovic sabía que le estaban flaqueando las fuerzas y por eso hizo un gesto hacia su banquillo en uno de los fondos del pabellón parisino. Allí se encontraba su grupo de trabajo. La ATP ha suavizado la posibilidad de comunicación entre el jugador en la pista y el cuerpo técnico en la grada. Por ello, 'Nole' pudo dirigirse a ellos de una manera más abierta de lo que podría haberlo hecho en otras temporadas. No obstante, esta famosa bebida ya había aparecido en otras ocasiones.
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La acción más polémica
En cuanto en su banquillo se percataron de la petición del balcánico, Ulises Badio, su fisioterapeuta, echó mano de una mochila que tenía debajo de su asiento y empezó a preparar un compuesto especial que introdujo en un bidón. Quizás hasta ahí podría ser todo normal. Sin embargo, lo realmente llamativo es como dos miembros más del equipo de Djokovic intentan tapar la jugada en cuanto ven que alguien les está grabando.
Marco Panichi, su preparador físico y la persona que estaba sentada justo delante de Badio, fue el primero en darse cuenta de que la polémica acción estaba quedando filmada y se recolocó en el respaldo de su asiento para tapar todo lo posible al fisio. A su vez, movió a la persona que estaba sentada justo al lado de Badio para que diera se pusiera de perfil y tapara con su pecho lo que estaba echando en el famoso bidón, dando la espalda al vídeo.
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Una vez el compuesto quedó preparado, una recogepelotas se acercó hasta el fondo y Badio le dio el bidón para llevárselo inmediatamente a Djokovic que lo escondió entre sus bolsas evitando que pudiera verse. Una vez bebió, las fuerzas volvieron a hacer acto de presencia en los golpes y en los movimientos del serbio que aguantó el tirón hasta el final para llevarse el partido en el tie-break del tercero por 7-4.
Este vídeo lleva dando la vuelta al mundo las últimas horas, especialmente en redes sociales. Muchos son los usuarios que sospechan, no solo de esa sustancia, si no también de por qué el equipo de Djokovic intenta ocultarla en todo momento. Parece inevitable pensar que si no se puede ver es porque su legalidad es dudosa y que, por lo tanto, podría ser un suministro al borde del dopaje.