Martín Landaluce, otro 'fenómeno Alcaraz' de 16 años: "Tiene que decidir si ser profesional o estudiar"
EL ESPAÑOL habla con Óscar Burrieza, entrenador del tenista de 16 años que ganó el pasado US Open júnior y acaba de debutar como profesional.
8 octubre, 2022 02:15Cuando nació Martín Landaluce (Madrid, 2006), Rafa Nadal ya había ganado su primer Roland Garros e iba camino del segundo. Vino al mundo en una familia de tenis. Su padre y sus hermanos jugaban y pronto él cogió la raqueta. Todavía ve esto como un pasatiempo, pero la realidad es que con 16 años se ha ganado estar entre las mejores promesas.
Ganó en septiembre el US Open júnior, el día de antes de la gran victoria de Alcaraz en Flushing Meadows. El murciano, actual número 1 del mundo, solo es tres años mayor que él. Todavía es pronto para comparar a Carlos y Martín, pero la proyección de Landaluce permite imaginarse varios cara a cara entre ellos a no mucho tardar.
Los buenos resultados han tenido premio. El martes debutó como profesional y este fin de semana se estrena en un torneo ATP (el 250 de Gijón). Hasta ahora todo ha ido muy rápido, pero no se le exigirá nada fuera de lo normal: "Creemos mucho en el proceso, tanto a nivel físico como a nivel tenístico y mental. Respetar esos espacios sin apresurarnos", dice su entrenador Óscar Burrieza en conversación con EL ESPAÑOL.
Martín llegó a manos de Óscar hace dos años, tras el parón por el coronavirus. Burrieza -que como tenista llegó al puesto 126 de la ATP- recibió la llamada de Alejandro, padre de Landaluce, para que trabajara con su hijo en la Federación madrileña (FTM). El proyecto le gustó de inmediato.
"Mi primer objetivo era no estropearlo", bromea Óscar Burrieza. Martín ya tenía buen bagaje por sus entrenamientos en la FTM y en el Club de Tenis Chamartín junto a su padre. También practicaba con sus hermanos mayores, un chico y una chica que ahora están becados en Estados Unidos (en Georgia y Texas, respectivamente).
Es muy fácil trabajar con él, más que la media de los tenistas, y es inteligente
Óscar le define así: "Tiene muy buena base de educación, de valores. Es responsable, muy maduro para su edad, muy alegre y más extrovertido de lo que la gente se imagina. En definitiva, un chico fácil para trabajar con él -"más que la media"-, inteligente y con una buena predisposición al trabajo".
En la pista de tenis, destaca por su valentía y agresividad en el juego: "Le gusta llevar la iniciativa de los puntos". En estos dos años con Óscar, este siente que ha mejorado mucho la derecha y la forma de moverse en pista. "Y hay una mejoría física importante", apunta su entrenador. Su presencia es intimidante a pesar de la edad: está fuerte y mide 1,91 metros, aunque dicen que su crecimiento ya se ha estancado -y menos mal, pensará alguno-.
El 2022 ha sido el año de su despegue: seis títulos en el circuito sub18, campeón con la selección -capitaneada por Burrieza- de la Copa Borotra, semifinalista de Wimbledon y campeón del US Open en categoría júnior ambos torneos. Óscar no pudo acompañar a Martín en Nueva York, pero sí lo hicieron su familia y el asturiano Esteban Carril, otro entrenador que recientemente ha pasado a formar parte del equipo.
"Fue un torneo en el que Martín fue de menos a más. Empezó un poco nervioso, pero acabó sacando su mejor tenis en los últimos días. Todos hicieron un gran trabajo, aportándole esa tranquilidad en el día a día que necesita el tenista para ir compensando con los nervios que te encuentras en los partidos", dice Burrieza.
La clave es la humildad
Durante la conversación con el preparador, hay una palabra que se repite mucho: humildad. Los éxitos y esa fama relativa que han traído consigo se llevan "con la mayor naturalidad que se puede". "En su casa hacen un gran trabajo y todo el mundo tiene los pies en el suelo", cuenta a este diario.
Saben que desde ya tienen que hacer frente a comparaciones como las de Carlos Alcaraz, irreales porque Martín acaba de dar el salto a profesional y, por así decirlo, empiezan de cero. Se lo toman con tal modestia que recuerdan que el chico, más allá de ser una promesa mundial en el tenis, es un estudiante.
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Óscar cuenta que Martín, incluso en los torneos, siempre saca unas horas al día para dedicarse a los estudios -que lleva de forma telemática-. Está en 1º de Bachillerato y, como cualquier otro chaval, en dos años le tocará elegir su futuro: "Todavía tiene que decidir si se quiere dedicar al 100% al tenis como profesional o si va a estudiar una carrera a Estados Unidos", recuerda su entrenador.
No deja de tener 16 años, pero todo aquel que se cruza con él sabe que tiene madera de tenista de alcance mundial. Por eso se ha puesto tanto esfuerzo en rodearle de un buen equipo. Además de Óscar y Esteban, con Martín trabajan un preparador físico (Javier Bustos), un fisioterapeuta (Sergio García) y una psicóloga (Elena Sosa). La estructura y la importancia que se da a cada miembro de ella recuerdan, inevitablemente, a Alcaraz y su entorno.
Aprendiendo de los mejores
Entre Martín y Carlos ya se ha creado un vínculo. Ambos comparten agente, Albert Molina (representante en España de IMG) y, como consecuencia, han enlazado varias prácticas juntos. La primera vez fue en el Mutua Madrid Open, pero luego han ido encadenando más sesiones en torneos en los que han coincidido. Más recientemente, entrenaron juntos en Villena, en la JC Ferrero Equelite, donde se celebró el Challenger de Alicante.
Landaluce, además, ha entrenado dos veces con Nadal. Tiene una beca en su academia (Rafa Nadal Academy) de Manacor que permite al madrileño pasar allí una serie de semanas al año. Durante la próxima pretemporada volverá y espera volver a practicar con Rafa y otros talentos como Casper Ruud. Para Martín es un lujo poder aprender cara a cara de los actuales número 1 y número 2 del mundo.
Con la sensación de haber asistido a un cara a cara que vamos a ver muchas veces en la élite.
— Germán Abril (@gerebit0) September 29, 2022
Alcaraz 🏻Landaluce
El futuro del tenis nacional está aquí. pic.twitter.com/382ibawuPt
Nadal y Alcaraz son de los mejores espejos que puede tener un tenista; Landaluce tiene a ambos en España. "Martín se lo toma muy motivado [la oportunidad de entrenar con ellos]", dice Óscar. "Es una esponja. Los tenistas aprenden muchísimo fijándose en los mejores, tanto a nivel técnico o táctico como a nivel de lenguaje corporal, de todo. Hay cosas que intenta copiar de ellos y eso no tiene precio, hay que aprovecharlo", añade.
Landaluce se 'empapa' de ellos. "Carlos [Alcaraz] le ve como un colega pequeño y le hace ilusión darle consejos a Martín en cosas que surgen", cuenta un Burrieza que sigue siempre de cerca estas sesiones y tiene buena sintonía con Juan Carlos Ferrero -preparador de Alcaraz. "Igual que Nadal, que cuando entrenaron en hierba le dio buenos consejos que le ayudaron durante la gira en esta superficie", resalta.
El camino como profesional
El debut de Martín Landaluce como profesional, en Villena, acabó en derrota. Nada fuera de lo esperado. Tampoco se le pone un objetivo dentro del ranking para 2023. "Es una etapa totalmente nueva y lo importante es que se adapte a la velocidad de juego del tenis profesional", explica su entrenador.
Burrieza da algunas de las claves de lo que viene por delante para Landaluce: "Ahora ya va a empezar a jugar todo profesional. Primero va a ser una pretemporada larga para poner su cuerpo lo mejor preparado posible para competir cada semana con hombres".
"Y después será encontrar un equilibrio entre jugar Futures y cualquier oportunidad que aparezca de jugar Challenger o ATP la aprovecharemos para aprender", sigue. Es un periodo de aprendizaje para él y, al menos, no se le exigirán resultados hasta llegados al segundo semestre del año que viene.
También es turno para disfrutar, de lo conseguido hasta ahora y lo que ha surgido como recompensa. En un año ha saltado del número 440 el ranking mundial júnior al 3. Óscar confiesa que entonces era difícil creer que doce meses más tarde estarían jugando un Challenger y un ATP 250. Y Martín lo afronta con ganas: "Le gustan los retos", dice su entrenador. El tenis español tiene un nuevo fenómeno en ciernes.