Partido para el recuerdo en la Louis Armstrong. Pablo Carreño comenzó el encuentro de cuartos de final con un tenis de muy alto nivel, pero enfrente tenía a un Khachanov que no iba a rendirse tan fácilmente. [Narración y estadísticas del Carreño-Khachanov]
El ruso se llevó una segunda manga muy igualada y entonces llegó el decisivo y extraño tercer set. Carreño fue perdiendo energía y confianza en su juego y cedió su saque hasta en tres ocasiones, en algunos momentos casi sin pelear por los puntos. No parecía una situación corriente y tras perder por un contundente 1-6 en el tercer set tuvo que llamar a los fisios y los médicos.
Comenzó titubeante el cuarto, pero después resurgió. Volvió a la agresividad del primer set y ofreció una gran variedad de golpes para forzar una quinta manga que parecía imposible minutos antes.
Pero fue demasiado, Khachanov no levantó el pie del acelerador y con una rotura clave para poner el 4-2 dejó el partido visto para sentencia y eliminó a un Carreño que murió en la orilla después de mucho nadar en la pista de Flushing Meadows.
Sin embargo queda la sensación de qué hubiera sucedido sobre la pista de Nueva York de no haber tenido esa "pájara" el tenista de Gijón. Carreño venía de completar algunos de sus mejores meses como tenista profesional, especialmente tras hacerse con su primer Masters 1.000 el pasado mes de agosto en Canadá.
Y la realidad es que hizo un gran primer set, sólido desde el saque e incisivo en el resto. El ruso no pudo seguirle el ritmo tras perder su primer servicio y fue a remolque en una primera manga en la que el gijonés dio muestra del buen tenista que es.
En el segundo Khachanov tuvo que ponerse serio tras una primera manga en la que ofreció un juego menos sólido del habitual. El ruso hizo crecer su nivel al saque y aumentó la agresividad al resto con el que consiguió un único break que fue suficiente para desequilibrar la balanza en una segunda manga casi tan igualada como la primera.
En el tercero tuvieron lugar esos problemas ya mencionados de Carreño que mezclaban la ansiedad, con los mareos y el cansancio propios de un partido tan exigente en todos los sentidos. Pero el cuarto set fue el que a muchos de los espectadores les pagó la entrada, con un Carreño que empezó moribundo y que acabó arrasando al tenista moscovita, que no alcanzaba a entender de dónde salían las fuerzas de su rival.
A las puertas de cuartos
No fue suficiente. Los cuartos de final de un Grand Slam en ocasiones exigen incluso más todavía de lo que dejó Carreño en la pista, que tras varios errores no forzados en el sexto juego del último set acabó perdiendo y tendrá que ver cómo Khachanov se enfrenta al ganador del Kyrgios-Medvedev.