La hierba de Wimbledon devuelve a Carlos Alcaraz (El Palmar, 2003) a sus tiempos de novato. De eso no hace tanto, pero es innegable el crecimiento exponencial que ha tenido el tenista murciano en el último año hasta escalar al Top 10 de la ATP. Pero el verde del All England Club es un terreno todavía por explorar para él.
El lunes arranca otra edición del decano de los torneos de tenis, Wimbledon. Será la segunda vez que lo pise Alcaraz, que ya lo hizo en 2021 jugando dos partidos. Esos dos partidos (ganó a Uchiyama y cayó ante Medvedev) son el único bagaje que tiene como profesional en encuentros oficiales sobre hierba.
Alcaraz llega al tercer Grand Slam del año con "incertidumbre", como reconocía esta semana. Por su inexperiencia en el máximo nivel de exigencia sobre hierba, pero también por los problemas que ha tenido en su codo derecho durante las últimas semanas. Acabada su preparación, llega el momento de la verdad para el séptimo mejor jugador del mundo.
Hace tiempo que se dejó de hablar de Alcaraz como una promesa del circuito y es ya una realidad, por mucho margen que tenga todavía para progresar. Su experiencia en el circuito ATP es de 87 partidos, de los que ha ganado 65 y ha perdido 22. En su palmarés brillan cinco títulos (dos Masters 1.000, dos ATP 500 y un 250).
Pero ninguno de esos triunfos ha sido en hierba, donde su trayectoria ATP se reduce a esa citada presencia en Wimbledon 2021. Su primera vez en el torneo del sur de Londres fue con victoria en su debut, ante el japonés Yasutaka Uchiyama (6-3, 6-7, 6-2, 3-6 y 6-3). En segunda ronda le tocó contra el actual nº1 del mundo, Medvedev, y perdió en tres sets (4-6, 1-6 y 2-6).
La reducida cantidad de torneos de hierba, unida a la corta carrera de Alcaraz y algunos inconvenientes -como perderse este Queen's por su lesión de codo-, hacen que Carlos tenga un recorrido tan breve en este terreno. Por otro lado, en el resto de superficies sí acumula una experiencia considerable: 44 partidos en pista dura (32 victorias y 12 derrotas) y 41 sobre arcilla (32 victorias y 9 derrotas).
Sin tiempo real para adaptarse igual de bien que a los otros dos terrenos, en Wimbledon se podrá comprobar si Carlos se desenvuelve en los mismos números o paga dicha inexperiencia. Sobre pista dura es mejor en casi todos los apartados (aces, puntos y juegos de servicio, juegos de devolución ganados...), pero las estadísticas dicen que es más efectivo consiguiendo breaks cuando juega sobre arcilla -aunque la diferencia sea pequeña-.
Alcaraz no juega un torneo oficial desde Roland Garros. En París se despidió en la ronda de cuartos de final tras un mal inicio de partido contra Alexander Zverev y una reacción insuficiente por su parte. Ese día dejó un mensaje ilusionante para la siguiente gira: "Jugué en hierba siendo un júnior y mi primera gira como profesional fue el año pasado. Es una superficie a la que me voy a adaptar bien porque me gusta jugar en ella".
Casi un mes después, Alcaraz llega a Wimbledon pasándole la presión a otros. Él no tiene la experiencia de los Djokovic o Nadal ni tampoco es un especialista como Berrettini. Lo positivo es que asegura haberse librado de sus dolores en el codo, aunque el vendaje siga ahí.
Llega habiendo jugado dos partidos de exhibición en Hurlingham ante Frances Tiafoe -derrota en dos sets- y ante Casper Ruud -mismo resultado-. El murciano programó esos dos encuentros para compensar en la medida de lo posible su ausencia en Queen's, el que era el escenario perfecto para activar los motores y adaptar su juego de cara a Wimbledon.
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Nada más acabar Roland Garros, Alcaraz tuvo varios días de reconocimientos en su tierra, Murcia. Luego de ello empezó a preparar Wimbledon en su academia, la JC Ferrero Equelite, pero se encontró con esas molestias en el codo derecho. Tras renunciar a Queen's, el poco verde que pudo pisar Carlos antes de viajar esta semana a Londres fue la hierba artificial de las instalaciones de Villena.
Ahora va camino de cumplir su primera semana en la zona de Wimbledon. Hasta allí viajó con dos personas de las que no se ha separado estos días: su entrenador, Juan Carlos Ferrero, y su fisioterapeuta, Juanjo Moreno. Día y noche juntos, ya sea entrenando o durante el tiempo libre. Y es que la vida en el SW19 es diferente a la rutina del resto de torneos. Allí no hay hoteles y sí vida en casas entre praderas y muchas fresas.
Además de esas dos exhibiciones y las sesiones físicas que ha dirigido su fisio, Alcaraz también ha entrenado en las pistas del All England Club. El martes peloteó con un veterano al que le pidió ejercitarse juntos, Stan Wawrinka, y también se le ha visto con el 'peque' Schwartzman. Sin tiempo para más pruebas, lo bueno arranca en solo un día.
El cuadro de Alcaraz
No es un cuadro fácil para Carlos Alcaraz, aunque tampoco puede decirlo Rafa Nadal, que va por el lado contrario. El lunes debutará el murciano contra el alemán Jan-Lennard Struff. Hasta cuartos de final no debería encontrarse grandes escollos -quizás a Fognini o Sinner-, pero será en la antepenúltima ronda cuando probablemente le espere el campeón de los tres últimos Wimbledon, Novak Djokovic.
A Rafa, campeón en los otros dos Grand Slam de 2022, se le presentan Berrettini, Tsitsipas y Aliassime en forma de grandes amenazas. Las potenciales semis de Carlos, en caso de superar a Nole, serían más fáciles: contra Ruud o Hurkacz. Pero poco a poco. Wimbledon, y la hierba, es un camino casi sin explorar para Alcaraz y un paso en falso puede ser catastrófico.