Para muchos grandes deportistas, el momento más difícil de sus carreras no les llega con las lesiones o con algunas derrotas. Se produce principalmente cuando afrontan su retirada de la competición y cuando tienen que dedicar su tiempo a otra cosa que no es lo que llevan haciendo casi desde que nacen. Algo así es lo que le ha pasado a Boris Becker en los últimos años.
El tenista alemán está pasando por momentos realmente críticos y es que está inmerso en una lucha contra la justicia en la que tiene todas las de perder. El exnúmero uno del mundo atraviesa importantes problemas económicos que van camino de arruinarle la vida por completo. Algo que está más cerca de lo que él mismo hubiera imaginado en sus peores pesadillas.
Boris lleva varios años peleando por no terminar entre rejas buena parte de lo que le queda de vida después de no haber sabido arreglar unos asuntos bastante importantes en cuanto a tráfico de dinero se refiere. Y ahora, ha sido señalado como culpable de cuatro delitos que están muy cerca de sentarle en una celda de la cárcel durante una larga temporada.
El exjugador se encuentra ahora mismo pendiente de que se confirme su sentencia, la cual saldrá a la luz a finales de este mes de abril. Por el momento, está en libertad bajo fianza, pero esa situación podría cambiar de manera drástica próximamente y es que el que fuera considerado como gran rey del tenis tiene las horas contadas.
La situación de Becker
Esta pesadilla comenzó para Boris Becker en el mes de junio del año 2017. Ahí se declaró oficialmente su situación de bancarrota económica. Sin embargo, una serie de movimientos realizados posteriormente generaron muchas sospechas sobre su verdadera realidad financiera. Problemas económicos tenía, pero algunos de sus movimientos denotaban que podría estar incurriendo en delitos muy graves.
Tras comenzar las investigaciones, se pudo saber que el triple ganador del torneo de Wimbledon tenía sobre su figura un total de 24 cargos por esos extraños problemas económicos. Además, afirmó haberse sentido "conmocionado" y "avergonzado" por haberse tenido que declarar en una situación límite.
Becker achacó sus deudas al costoso divorcio en el que se vio envuelto frente a su primera mujer, Barbara Becker, lo cual le situó en un momento de su vida bastante complicado. A raíz de eso, tuvo que hacer frente a una elevada manutención infantil periódica que también minó las ganancias que había conseguido durante su carrera. Y por si fuera poco, no ocultó que se había excedido frecuentemente con compromisos propios de un estilo de vida costoso.
Debido a esta situación a finales de 2017, no le quedó más remedio aparentemente que declararse en bancarrota, lo que provocó que se abriera una importante investigación para conocer realmente cuál era el estado de sus cuentas y qué movimientos había llevado a cabo en los últimos tiempos.
Cerca de la cárcel
Ahora, esa investigación ha determinado que Boris Becker es culpable de cuatro de los 24 delitos que se le imputaban. Una situación suficientemente grave como para pasar una importante temporada en la cárcel. En virtud de la Ley de Insolvencia, el jurado del Tribunal de la Corona de Southwark considera al extenista responsable de sustracción de bienes, ocultación de deudas y de dos cargos por no revelar su verdadero patrimonio.
Cierto es que con el resto de delitos ha tenido más suerte, pero estos cuatro ya suponen un problema suficiente como para dar por terminada su leyenda. El que fuera número uno del mundo y ganador de seis Grand Slam, está acusado de transferir cientos de miles de libras después de haberse declarado en bancarrota desde su cuenta comercial a otras cuentas. Entre esos destinos se encuentran los fondos de su exmujeres Barbara y Sharlely 'Lilly' Becker.
Por si fuera poco, dentro de las acusaciones que pesan sobre él también se encuentra la de no haber declarado como parte de su patrimonio una gran propiedad en su país y la del ocultamiento de un gran préstamo bancario de unos 825.000 euros, así como de las acciones que poseía en una empresa tecnológica.
La jueza Deborah Taylor será la encargada de revelar el 29 de abril cuál será la pena que finalmente le es impuesta al exjugador y que podría llegar a ser de hasta siete años de cárcel por cada uno de los cuatro delitos que ha cometido. Becker, residente en Reino Unido desde el año 2012, afirma haber cooperado con los fideicomisarios encargados de asegurar sus activos e incluso ofrecer su anillo de bodas.
De momento, dentro de los 20 cargos de los que ha sido absuelto destacan el de no haber tenido que entregar sus numerosos premios, incluidos dos trofeos de Wimbledon y una medalla de oro olímpica, la ganada en el cuadro de dobles en 1992 en Barcelona.
La situación a la que se enfrenta en estos momentos el extenista alemán es realmente grave. Tras dejar las pistas, había figurado como entrenador de algunos grandes jugadores en momentos puntuales cómo lo fue su aventura con Novak Djokovic y también formaba parte habitual del equipo de comentaristas del torneo de Wimbledon.
Sin embargo, ahora ha resucitado su peor pesadilla, ya que en 2002 ya había sido condenado a dos años de libertad condicional y a pagar medio millón de euros por evasión fiscal entre los años 1991 y 1993. En esta ocasión, el problema de Boris Becker es mucho mayor, ya que está muy cerca de quedar a la sombra durante una larga temporada.
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