"Estoy muy agradecida con todo lo que me ha dado el tenis. Me ha hecho cumplir todos mis sueños con creces. Ahora es el momento de que me aleje para que pueda perseguir otros sueños". Ashleigh Barty (Ipswich, Australia; 1996) cuelga la raqueta siendo la número 1 y lo hace confesando sentirse cansada. Es el mal que sufren muchas tenistas por la presión y que ha afectado también a la mejor del momento.
Barty lo deja con 25 años, con un anuncio aparentemente meditado, pero ya lo hizo antes con 18. A esa edad es cuando a muchas adolescentes le asaltan las dudas, ya con años de carrera a sus espaldas. Es el caso de la australiana, que en 2014 decidió pausar su trayectoria que inició profesionalmente en 2010 justo después de cumplir los 14 años.
Para cuando Barty alcanzó la mayoría de edad, esta sentía algo similar a lo que ahora le ocurre: estaba quemada por la presión de llegar a lo más alto y por todo el tiempo que pasaba viajando por el mundo lejos de su familia. Para reordenar su vida, buscó alicientes en otro deporte, el cricket, y se unió al Brisbane Heat, a apenas 40 kilómetros de su casa. Dos años después recuperó el gusanillo por el tenis.
Capriati, un 'juguete roto'
La primera retirada de Barty recuerda, en cierta medida, a la de Jennifer Capriati (Florida, EEUU; 1976). Las dos grandes diferencias son que la estadounidense ya sabía lo que era lamer la miel del éxito con 17 años (fue oro en Barcelona 92 con 16) y que en su parón protagonizó fuertes polémicas, siendo arrestada por robar en tiendas y posesión de marihuana.
Los 14 meses de parón de Capriati y sus escándalos fueron el gran ejemplo de como una niña prodigio del tenis puede pasar a 'juguete roto' en tiempo récord. Se responsabilizó de su temprana caída a su padre, Stefano Capriati, que la obligó a entrar en el circuito profesional con 13 años.
La antítesis a Capriati fueron las hermanas Williams. Dos de las mejores tenistas de la historia, Venus y Serena, surgieron poco después que Jennifer y hasta compartieron con ella entrenador, el jugador profesional Ric Micci. Su destino pudo haber sido el mismo que el de su compatriota, pero se encargó de que no fuera así su padre.
Richard Williams, que en 1991 decidió sacar a sus hijas de los torneos junior para protegerlas del racismo, se encargó de que Venus y Serena no entraran en el circuito profesional hasta acabar el instituto pese a su enorme talento. Aquella decisión resultó en las legendarias carreras de las hermanas. En 2021 se estrenó un biopic, King Richard, que sigue la vida de Richard y tiene a sus hijas como productoras ejecutivas del film.
Regreso y tres Grand Slam
Capriati volvió, como lo hizo Barty décadas después. Ambas acabaron ganando tres Grand Slam, aunque a la australiana le costó menos tiempo en levantar el primero tras su regreso a las pistas: en 2016 volvió y en 2019 conquistó Roland Garros. En el caso de Capriati pasaron más de seis años entre su reaparición y su conquista de su primer major, el Abierto de Australia (2001).
Barty recuperó la normalidad y aceleró en el 2021, año en el que se erigió como la mejor. Consiguió otros cuatro títulos. Pero sobre todo, Wimbledon. "Ese triunfo me cambió mucho porque para mí era un sueño ganarlo. Después de ganarlo cambió mi perspectiva".
Dejó entrever la australiana que fue a partir de salir triunfadora del All England Club cuando empezó a barruntar la idea de decir adiós. Una parte de ella había cumplido con sus expectativas. No había muchos más retos que afrontar. Si acaso, Australia. El triunfo en el Grand Slam de su país llegó en este 2022 para cerrar el círculo.
Jennifer Capriati se retiró en 2004, con 28 años, por culpa de una lesión crónica del hombro. Barty lo hace más, con 25, habiendo escapado del infierno que afectó de adolescente a la estadounidense por el éxito prematuro. A Ash le llegó más tarde, pero la presión le ha agotado por segunda vez y pone un final definitivo a su carrera. El tenis femenino pierde demasiado pronto a una de sus estrellas. Otra vez.
[Más información: Ashleigh Barty, la número uno del tenis, anuncia su retirada a los 25 años]