Australia sonríe por fin. Después de 44 años, una tenista del país ha vuelto a reinar en el Grand Slam que abre la temporada de la raqueta. Ashleigh Barty, actual número 1 del mundo, ha vencido en dos sets a la jugadora estadounidense Danielle Collins y suma así su primer Abierto de Australia. [Ashleigh Barty 2-0 Danielle Collins: Narración y estadísticas].
Después de un primer set impecable en el que demostró todo su potencial, la tenista local tuvo que sufrir de lo lindo para darle la vuelta a la segunda manga. Reacción de campeona para levantar su tercer grande y seguir ampliando su leyenda después de verse 1-5 abajo para terminar rematando su éxito en el tie-break del segundo.
Una reina del tenis mundial elegante como pocas, pero que estalló tras aguantar tanta y presión y tanta tensión. Tras sumar el último punto, el que le daba su ansiado título en su tierra, Ashleigh Barty se rompía con un grito que silenciaba la Rod Laver Arena de Melbourne Park.
El triunfo al sacrificio de una carrera cimentado en una remontada histórica para no dar más historia a la final en el segundo set. Cuatro juegos consecutivos que hudieron cualquier sensación de remontada posible para una Danielle Collins que tendrá que esperar a otra oportunidad mejor. Este título llevaba escrito el nombre de la número 1 del mundo desde hacía mucho tiempo.
La camaleónica Ashleigh Barty sacó a relucir todas las versiones de ella misma en una final espectacular. En el primer set, la todopoderosa y arrolladora jugadora que domina el ránking WTA. Con un saque que ha mejorado enormemente, sometió a Collins sin darle ninguna opción reduciendo hasta el ridículo el porcentaje de restos puestos en juego por la estadounidense. Ahí estuvo una de las claves de su victoria. Cuando peor lo pasó, ya en el segundo set, su servicio tampoco le abandonó en los momentos claves.
El público, que lógicamente iba con su jugadora, también jugó un papel fundamental. Esa hostilidad que Collins empezó usando como un impulso, terminó convirtiéndose en una losa demasiado pesada según avanzaba el partido. Y en el 2-2 del primer set, se tornó en malas noticias para ella.
Después de haberse puesto con bola de break a su favor en el juego anterior, no pudo soportar la presión y terminó cediendo su servicio. Barty consolidaba para ponerse 4-2 y encarrilar una primera manga que se apuntaría por 6-3. La corona de la reina de Australia estaba un poquito más cerca.
La resurrección de Barty
El segundo set empezó con sorpresa y es que Collins rompió el servicio de su rival a las primeras de cambio. Eran los peores momentos de Barty en el partido, completamente desdibujada. Lo que comenzó siendo un 0-2 se transformó rápidamente en un 1-5 que invitaba a pensar que la final se iría de forma irremediable al tercer set con una Danielle lanzada a dar la sorpresa.
En esos momentos bailaba sobre la pista mientras Barty veía aparecer los fantasmas del pasado. Pero tenía una oportunidad única de hacer historia y romper un vacío de 44 años sin reinas locales en Melbourne. A sus 25 años, la ganadora ya de cuatro grandes, uno en el cuadro de dobles, sacó fuerzas de flaqueza y afrontó el partido punto a punto hasta encontrarse de nuevo en la pelea.
Rompió el saque de Collins, que servía para empatar la final, y ganó el suyo propio para ponerse 3-5. Después repitió la misma función y cuando se quiso dar cuenta, el segundo set estaba empatado a 5. Collins, que era ya una sombra de lo que había sido en el inicio de la segunda manga, consiguió aguantar hasta el tie-break, pero ahí la australiana recuperó su mejor versión y terminó venciendo con claridad para sumar su primer Abierto de Melbourne y recuperar, de nuevo, su sonrisa y su posición de timidez. La número 1 del tenis mundial empieza el 2022 a lo grande.
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